La técnica más poderosa para educar a tus hijos

31/10/2023

2 min de lectura

Vaierá (Génesis 18-22 )

(Lot) dijo: "Ahora, señores míos, desvíense por favor hacia la casa de su siervo. Pernocten y laven sus pies, y madrugarán y proseguirán su camino… Él les hizo un banquete y horneó matzot, y comieron". (19:2-3)

Se han escrito muchos libros respecto a cómo ser buenos padres. Existe un acuerdo universal respecto a que lo que más influye sobre los niños es el comportamiento de sus padres. Todas las otras técnicas que los padres puedan emplear no llegan a ser tan efectivas como su ejemplo personal. El comportamiento de los padres queda profundamente grabado en sus hijos.

La Torá nos enseña esto con el personaje de Lot. Lot era un sinvergüenza que rechazó a Abraham diciendo: "No quiero ni a Abraham ni a su Dios" (Rashi, Génesis 13:11). Lot eligió vivir en la corrupta ciudad de Sodoma, teniendo plena consciencia de su decadencia (Ibid. 13:13). Él se casó con una mujer de Sodoma que se convirtió en una estatua de sal como castigo porque cuando Lot le pidió que diera sal a sus invitados, ella dijo: "¿Estás tratando de traernos la malvada cualidad de la hospitalidad?" (Midrash). De acuerdo con el Midrash, en Sodoma, dar alimento y refugio a los viajeros era castigado con la muerte.

Sin embargo, este sinvergüenza depravado, Lot, arriesgó su vida para recibir huéspedes. De hecho, provocó que toda la población se levantara en su contra. Él se puso en un peligro todavía mayor cuando los desafió y trató de proteger a sus invitados. Esto parece incongruente con su carácter degenerado.

Rav Meir Rubman (Zijrón Meir) dice que el hecho de haberse visto expuesto a su tío Abraham durante su juventud y haber sido testigo de la abrumadora dedicación que Abraham tenía a hajnasat orjim, recibir huéspedes, dejó una impresión indeleble en Lot. Existen todas las razones para creer que Lot se había asimilado a su ambiente y, de hecho, sólo se salvó de la destrucción de Sodoma por ser el sobrino de Abraham (Rashi, Génesis 19:17). A pesar de su depravación, Lot no pudo extirpar esta cualidad en particular, al punto de llegar a arriesgar su vida para proteger a sus invitados.

Este es un ejemplo convincente de la fuerza de la educación temprana. Es habitual que los niños que fueron víctimas de abuso paterno juren que nunca serán duros con sus propios hijos. Sin embargo, a menudo repiten ese mismo abuso que tanto desprecian. Esto parece desafiar la lógica. Pero la huella temprana de un comportamiento puede superar la lógica. Hay sólo un método efectivo para enseñarles a los niños el comportamiento correcto, y este es que los padres mismos lo pongan en práctica.

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