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Nueve citas sabias y concisas atribuidas al gran rabino.
Rav Menajem Mendel Morgensztern de Kotzk, conocido como el Rebe de Kotzk, dejó un tesoro espiritual para el pueblo judío. Fue conocido como un gran erudito, un campeón de la verdad directa, un pionero que creó dinastías jasídicas y forjó caminos únicos en el servicio a Dios.
Con una profunda percepción de la mente humana, el Rebe de Kotzk reconoció la importancia del ego y enfatizó la necesidad de quebrarlo. Él exigía un riguroso análisis personal y el continuo crecimiento individual. El Rebe menospreciaba el servicio a Dios que contenía algún indicio de egoísmo.
Reb Leible Eger, un erudito por propio derecho, se convirtió en un seguidor de Kotzk. Después de su primera visita al Rebe, él describió su experiencia de aprendizaje: “Aprendí tres cosas: que un hombre es un hombre y un ángel es un ángel; que un hombre puede elevarse más alto que un ángel; y que Dios creó Bereshit, el comienzo. A partir de allí, el hombre debe crear su mundo”.
No sabemos mucho sobre el Rebe de Kotzk porque él mostró poco de sí mismo. Los últimos 20 años de su vida los pasó en aislamiento. Lo que escribió durante su vida lo quemó antes de morir. Pero sus citas concisas, que abren una ventana hacia su mente aguda, son perlas de sabiduría que se convirtieron en parte de su valioso legado.
En honor al iortzait del Rebe de Kotzk (falleció en el mes de Shvat de 1859), aquí hay algunas perlas de su sabiduría:
La identidad se construye desde el interior. Si todos nos definimos sólo en comparación a los demás, entonces no puede existir una verdadera identidad personal.
Nuestra relación con Dios es recíproca. Él desea la relación, anhela que nos acerquemos a Él. El grado en que nosotros Lo traemos a nuestra vida determina la calidad de nuestra relación.
Hay un momento y un lugar para los pensamientos y las declaraciones. Debemos tener la humildad de reconocer que algunos ni siquiera tienen cabida.
Aunque algunos creen que la santidad sólo se adquiere al reflexionar sobre lo místico, que la perfección sólo se alcanza invirtiendo mucho trabajo para mejorar el carácter. Una reflexión personal honesta brinda más crecimiento espiritual que la especulación idealista.
Sólo las buenas intenciones son apenas un medio hacia un fin. La acción es el resultado deseado de la intención. El cambio real requiere hacer, no pensamientos ilusorios.
Cuando un corazón se presenta ante Dios reconociendo sus debilidades, es reparado.
La verdad es un requisito previo para la paz. Nada permanente puede derivar de la falsedad.
Incluso las búsquedas espirituales pueden verse manchadas por el ego.
La muerte no es el final de nuestro camino sino el siguiente paso.
El Rebe de Kotzk continúa inspirando al pueblo judío con su singular perspectiva espiritual. Que su recuerdo sea para bendición.
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