Transformar los desafíos externos en desafíos internos

13/06/2023

2 min de lectura

Nuestros únicos desafíos reales son los desafíos internos.

Mi padre una vez le preguntó a mi abuelo: "¿Cuál es el mayor desafío que enfrenta el pueblo judío hoy en día?".

Mi abuelo le respondió: "La dificultad para levantarse en la mañana".

¿Qué podía hacer yo con esa respuesta?

Después de pensarlo mucho, entendí algo muy profundo en las palabras de mi abuelo que me cambió la vida por completo

Nuestros únicos desafíos reales son los desafíos internos.

Cuando pensamos sobre nuestros "grandes desafíos", "adversarios" o "enemigos", a menudo nos enfocamos en cosas externas: nuestro jefe, una circunstancia difícil, nuestros competidores…

La verdad es que esos no son nuestros verdaderos adversarios.

Hace algunos años, experimenté cierta competencia. Una persona querida y talentosa entró en mi grupo de amigos. No voy a mentir, me sentí amenazado. Estaba acostumbrado a tener cierto estatus dentro de mi grupo, y esta persona amenazaba toda la dinámica. Mi primera reacción fue ver a esa persona como el enemigo (mi competencia), alguien a quien yo tenía que vencer. Él era mi mayor desafío…

Entonces comprendí que simplemente tenía celos. Él era una persona agradable. ¿Qué problema había en que fuera popular y talentoso? ¡Él no era mi desafío, sino mis celos! De no ser por mis propios sentimientos de envidia, ¡él me hubiera parecido maravilloso!

Comprendí que cada desafío externo debe ser redefinido como un desafío interno.

Las circunstancias que llevan a nuestra ansiedad, estrés, envidia, sufrimiento, dolor, etc., no son el problema real. El problema son los sentimientos mismos.

Digamos por ejemplo que tienes una relación con alguien que tiene una mente muy cerrada y eso te carcome. Puedes ver a esa persona como el problema y buscar la forma de alejarla de tu vida, o puedes aprender a aceptar a todos, incluso a aquellos que tienen una mente muy cerrada. Tienes que redefinir el problema: No es él, ¡soy yo! (Por supuesto que esto no elimina la responsabilidad de la otra persona de corregir sus errores, ni es motivo para tolerar ninguna clase de abuso).

Las implicaciones de ver todos nuestros desafíos como internos son dobles:

  1. Dado que está dentro de nuestro libre albedrío superar el desafío interno, ¡tienes la fuerza para hacerlo!
  2. No eres una víctima; eres responsable. Si bien podemos no tener el poder suficiente para luchar contra nuestras circunstancias externas, nunca podemos ser víctimas indefensas de nosotros mismos.

A menudo las personas dicen que "son lo que son". Víctimas del mundo que las rodea. Si piensas así, la única manera de sobrevivir es que el mundo elimine todos los desafíos externos en tu camino, porque eres incapaz de cambiarlos. Esto lleva a una generación de personas indefensas y defectuosas. En cambio, debemos ver el mundo externo como un escenario para enfrentar nuestros propios desafíos y cambios internos.

Hey, la vida no se vuelve más fácil, pero tú te vuelves más fuerte...

Tú eres el peor enemigo de ti mismo. Nuestras luchas principales son internas, no externas. La batalla por crecer comienza en el instante en que nos despertamos cada mañana y luchamos para salir de la cama. Gana esa lucha y deja que tu alma le muestre a tu cuerpo quién manda realmente.

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