Crecimiento personal
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El fracaso es un paso hacia el éxito.
Hay muchas áreas de la vida en las que no tenemos demasiado clara nuestra postura. ¿Mi jefe piensa que hago un buen trabajo? ¿La relación con la persona que salgo marcha bien? ¿Voy camino a cumplir mis verdaderos sueños y aspiraciones?
A veces las respuestas son difíciles de determinar Pero el deporte nos da la rara oportunidad de tener total claridad respecto al éxito o al fracaso. Un equipo gana o pierde. Logro mi meta de vencer a mi oponente o fracaso.
Si bien esta puede ser una de las razones por las cuales los deportes son tan gratificantes, también puede ser simplista. ¿Acaso ganar un partido es el único barómetro del éxito? Esta fue la gran pregunta que se debatió la semana pasada en la NBA.
¿Acaso ganar un partido es el único barómetro del éxito?
Despues de una agotadora temporada de 82 partidos, el equipo con mejor récord en la Conferencia Este de la NBA era los Milwaukee Bucks, liderados por la super estrella y dos veces "jugador más valioso", Giannis Antetokounmpo. Debido a su récord, estaba programado que Milwaukee jugara en la primera ronda de los playoffs contra el equipo que ocupaba el octavo lugar, Miami Heat. Los Bucks eran los grandes favoritos. De hecho, quien ocupaba el octavo puesto sólo había vencido al número uno cuatro veces en la historia de la NBA, la última vez que ocurrió fue en el 2011.
De forma sorprendente, los Heat vencieron a los Bucks en la primera ronda. Las esperanzas y los sueños de los Bucks se desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos. No habría marcha triunfal, no campeonato, ningún éxito.
Y gran parte de la culpa se encuentra sobre los hombros de Antetokounmpo. Él es el líder del equipo. En el último partido de la serie, el partido más importante de la temporada, falló 13 tiros libres. Algo sin precedentes.
Después del partido, un periodista le preguntó a Antetokounmpo si la temporada fue un fracaso. Llegar al primer lugar después de 82 partidos, tener sobre tu espalda todos los sueños y las esperanzas de la ciudad de Milwaukee y perder de forma tan desastrosa en la primera ronda de los playoffs. ¿Eso fue un fracaso? Parece bastante obvio.
Pero la respuesta de Antetokounmpo fue sorprendente.
"Eric, el año pasado me formulaste la misma pregunta", le respondió. "Muy bien, ¿tú obtienes un ascenso cada año en tu trabajo? ¿Verdad que no? Entonces, cada año que trabajas es un fracaso… ¿sí o no? Cada año que trabajas, trabajas en pos de algo. Hacia una meta, ¿verdad? Lograr un ascenso, ser capaz de mantener a tu familia, poder proveerles una casa, o cuidar de tus padres. Tú trabajas por una meta. Y eso no es un fracaso. Son pasos hacia el éxito".
La respuesta de Antetokounmpo está repleta de sabiduría judía.
Cuando Moshé se presentó ante el Faraón y le exigió que dejara salir al pueblo judío de Egipto, las cosas no comenzaron muy bien. En vez de impresionarse con los milagros que hacían Moshé y su hermano Aharón, el Faraón no sólo no dejó salir al pueblo judío sino que impuso condiciones más difíciles para los esclavos judíos. Cuando Moshé y Aharón salieron del palacio del Faraón, los judíos les gritaron: "Que Dios los mire y los juzgue, pues han provocado que incluso nuestro olor sea desagradable a los ojos del Faraón y a los ojos de sus siervos".
¿Por qué Dios le ordenó a Moshé ir ante el Faraón para que todo se pusiera aún peor?
Quizás esta es exactamente la lección que Dios quería que internalizaran Moshé y todas las futuras generaciones. No todo funciona exactamente de la forma que tú lo deseas… incluso cuando estás seguro de hacer lo correcto. La pregunta es: ¿qué vas a hacer ahora? ¿Desalentarte? ¿Rendirte? ¿Inventar excusas? O tendrás la fortaleza de decir: "Muy bien, las cosas no salieron como lo planeé, pero puedo controlar mis próximos pasos. Me voy a mantener positivo y enfocado en mi meta".
El resultado de nuestros actos casi siempre está fuera de nuestro control. Pero podemos controlar nuestra preparación y nuestro esfuerzo. En abril del 2020, mi hijo Iehudá hizo su bar mitzvá. Él se preparó durante meses. Había aprendido a cantar su porción de la Torá, lo cual era especialmente difícil porque su bar mitzvá cayó en una semana en la que se leía una doble porción. Él preparó un discurso para dar como sermón en nuestra sinagoga. Estaba emocionado de celebrar este logro con sus amigos y parientes, con sus dos hermanos mayores que ya lo habían hecho antes que él.
El resultado de nuestros actos casi siempre está fuera de nuestro control. Pero podemos controlar nuestra preparación y nuestro esfuerzo.
Entonces llegó el Covid. Todo se cerró. No había sinagoga, ni lectura de la Torá. No discurso ni celebración. ¿Fue un fracaso? ¡Por supuesto que no! Él había dedicado todo su esfuerzo a los preparativos. Había logrado su meta, simplemente no pudo controlar el resultado.
Si honestamente podemos mirarnos al espejo y decir que hicimos nuestro mejor esfuerzo, eso es lo que define el éxito, no el resultado.
Muchos comentaristas y expertos en deportes condenaron los comentarios de Antetokounmpo. ¿Acaso no entiende que el objetivo del deporte es ganar? ¿Por qué trata de evitar asumir la responsabilidad? ¿Qué pasa con todos los fanáticos que se decepcionaron?
El mensaje de Antetokounmpo fue que la mejor manera de asumir la responsabilidad es mantener la esperanza y la fe. Al ser capaces de alimentarnos con nuestras decepciones para seguir adelante y no permitir que nos impidan lograr nuestras metas, estamos en el camino hacia el éxito.
Quizás la vida no deba ser blanca o negra. Tal vez vivir en un camino de constante esfuerzo, lucha, determinación y sueños, necesariamente lleve a sufrir desilusiones. Pero eso no implica que sea un fracaso. Simplemente es, como dijo Antetokounmpo: "un paso hacia el éxito".
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