Por accidente, un pintor tiró nuestras mezuzot a la basura

07/05/2023

3 min de lectura

Cuando pintaban nuestra casa, uno de los empleados de la compañía por error tiró un par de mezuzot a la basura.

Nuestro pintor, David Milke, pintó las casas de muchos judíos y sabe que no tiene que sacar las mezuzot de los marcos de las puertas. Él entiende que esos pergaminos sagrados deben ser tratados con el máximo respeto.

Pero cuando pintaban nuestra casa, uno de los empleados de David por error tiró un par de mezuzot a la basura. Sin saberlo, al final del día David tomó la bolsa negra de basura (con las mezuzot adentro) y la desechó en un contenedor de basura comercial cerca de donde él vive.

Más tarde ese mismo día, me di cuenta de que algunos marcos no tenían su mezuzá. Mi corazón se sobresaltó. De inmediato llamé a David y le pregunté si tenía idea dónde estaban las mezuzot. Me pidió disculpas y me dijo que las mezuzot debían haber estado en la bolsa de basura que él había tirado. Fue un accidente, pero me sentí terrible sabiendo que mis mezuzot estaban en la basura. Quizás yo debería haber sido más cuidadoso. Quizás debería haber supervisado más de cerca a los pintores mientras pintaban mi casa.

Era una sensación molesta e incómoda saber que yo estaba sentado en una casa cálida y limpia mientras que mis preciadas mezuzot estaban en un basurero frío, oscuro y desagradable.

Pero ya era muy tarde, no tenía idea dónde estaba ubicado el basurero y David no contestaba su teléfono. No sólo eso, David también me había dicho que dado que era un contenedor de basura comercial, era ilegal ir a revisarlo y buscar cosas en él.

Esa noche me fui a dormir sintiéndome frustrado y desesperanzado.

A la mañana siguiente, a las 7 am, recibí una llamada de David. Entusiasmado y con la voz plena de emoción me dijo: “¡Las tengo! ¡Tengo las mezuzot!”.

Mi corazón volvió a sobresaltarse, pero esta vez de alegría. No podía creerlo. David me explicó que entendió que esos pergaminos debían ser muy especiales y santos para mí. Así que se levantó a las 3 de la madrugada, llevó su escalera al contenedor y estuvo buscando a oscuras hasta que encontró la bolsa negra que él había tirado el día anterior. Al vaciar la bolsa de basura, encontró las mezuzot.

Yo estaba deslumbrado por el inquebrantable compromiso y la disposición de David de arriesgar su trabajo (entrando ilegalmente en un contenedor de basura comercial), e ir más allá de lo necesario para salvar esas sagradas mezuzot que ni siquiera son parte de su religión.

Él podría haber dado cientos de excusas para no recuperar los pergaminos perdidos, pero en cambio se levantó en medio de la noche fría, tomó un riesgo enorme y se ensució buscando entre la basura… todo para hacer lo correcto, un acto altruista que nunca será olvidado.

Constantemente nos encontramos ante pequeñas decisiones morales. ¿Debo ayudar a esa anciana con sus compras o mejor hacer como que no la vi? ¿Debo gritarle a mi hijo o mejor respirar profundo y darle el amor y la atención que necesita? ¿Debo tomarme la molestia de vestirme elegante para ir al bar mitzvá de mi vecino o sencillamente no ir y quedarme cómodo en mi casa?

Cada decisión que tomamos es otra oportunidad de crecimiento como seres humanos que nos ayuda a desarrollar nuestro carácter. Todas esas decisiones se van sumando y definen la clase de persona que seremos.

Por lo general, hacer lo correcto es la opción más difícil. Estoy seguro de que David no tenía ganas de levantarse en medio de la noche para ir a buscar las mezuzot en la basura. Pero lo hizo.

En mi opinión, eso lo convierte en un héroe.

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