Vivir en Israel y las dificultades de hacer aliá

05/06/2023

3 min de lectura

Hace poco llegamos a vivir a Israel, cumpliendo un sueño de toda la vida. Pero desde que llegamos, muchas cosas no salieron bien: el conteiner no llegó, nuestro departamento era un desastre, mis opciones laborales son limitadas, y mucho más. Tengo la esperanza de haber pasado ya las peores dificultades, pero hay algo que me molesta a un nivel más primordial. Muchas personas cuentan sus propias historias de todo lo que marchó mal cuando eligieron vivir en Israel. (Por lo general se ríen de eso en retrospectiva, pero cada uno tuvo que sufrirlo primero). ¿Acaso Dios no quiere que retornemos? ¿Por qué parece que Él a propósito hace que las cosas sean más difíciles cuando sólo tratamos de cumplir con Su voluntad?

El Rabino de Aish responde:

Antes que nada, lamento todas las dificultades que tuvieron que soportar. Pienso que todos los que tenemos el mérito de vivir aquí sabemos exactamente de lo que hablas y tenemos nuestra propia serie de experiencias para compartir. Creo que nada de esto se debe a que Dios trate de detenernos e impedir que cumplamos con esta mitzvá tan especial. Más bien, esta es Su forma de darnos la "bienvenida" a la Tierra Santa. Déjame explicarlo.

Un amigo compartió conmigo algo que escuchó sobre este tema de uno de sus maestros. El Talmud dice que Dios dio tres regalos especiales al pueblo judío, y todos ellos se adquieren sólo a través de sufrimiento. Ellos son: la Torá, la Tierra de Israel y el Mundo Venidero (Brajot 5a). ¿Por qué es necesario sufrir para recibir estos regalos?

Respecto a dos de ellos la respuesta es evidente. Para tener el mérito de recibir la Torá, es necesario esforzarse y dedicar largas y arduas horas a su estudio. No hay atajos para llegar a ser un erudito de la Torá. Quien desea llegar a serlo debe estar dispuesto a ceder horas de sueño, evitar diversiones, minimizar sus placeres y esforzarse constante e incansablemente para llegar a su objetivo.

También es claro por qué es necesario el sufrimiento para adquirir el Mundo Venidero. La porción de cada persona en el Mundo Venidero depende del esfuerzo que pone en ser una buena persona durante toda su vida. Sólo quien ha superado desafíos, resistido la tentación y se dedicó a vivir una vida con propósito tendrá el mérito de tener una porción maravillosa en el Mundo Venidero. (Además, a veces Dios aflige a los justos con sufrimiento durante sus vidas para ayudarlos a expiar por sus pecados en este mundo y de esta manera incrementar su recompensa en el Mundo Venidero). Aunque Dios nos juzga con misericordia, la recompensa eterna sólo se logra con mucho trabajo. También aquí no hay atajos.

Pero… ¿qué ocurre con la Tierra de Israel? ¿Por qué tenemos que sufrir antes de recibirla? Porque vivir en Israel es una vida en un plano completamente diferente. Vivimos directamente debajo de las alas de Dios y bajo Su auspicio. Por así decirlo, ya no estamos por nuestra cuenta. Cada aspecto de nuestras vidas es íntima y cuidadosamente dirigido por Dios, de la forma en que Él sabe que es mejor para nosotros. Dios controla nuestras vidas, no nosotros. (Obvio que esto también es cierto en cierto grado en cualquier lado que la persona viva, pero es mucho más intenso en Israel).

Para prepararnos para una cercanía tan intima, Dios primero nos hace pasar cierto entrenamiento. Para aprender que Dios es el que controla nuestro destino, Él tiene que mostrarnos de forma abierta que nuestras vidas no están bajo nuestro control. Toda clase de cosas salen mal, y no de acuerdo con nuestros cuidadosos planes de aliá. Dios altera todos nuestros planes. Nos hace sentir indefensos e incompetentes. No podemos hacer nada bien. Pensamos que teníamos pensado cada detalle de nuestra aliá y que nuestra vida futura en Israel estaba meticulosamente programada. Y de todo eso, nada resulta.

Pero ese era precisamente el plan de nuestra aliá. El plan de Dios.

Dios tenía que mostrarnos que no controlamos nuestro destino. Vivimos bajo Su control y su dirección. Él nos guiará por el camino correcto, el camino que tenga mayor beneficio espiritual para nosotros. Aunque como siempre debemos tratar de hacer lo mejor posible y planear responsablemente cualquier cosa que hagamos en al vida, tenemos que aprender esta lección crucial para ser aceptados en la Tierra de Israel. En verdad, Dios es Quien dirige nuestras vidas. Aquí no existe vivir de forma independiente, no podemos hacer las cosas a nuestra manera, dejando a Dios fuera del cuadro. Por eso Dios nos hace sentir indefensos apenas llegamos, se ríe de todos nuestros elaborados planes, de lo cómoda que pensamos que iba a ser nuestra aliá. Y entonces nos deja entrar.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.