16 principios judíos para guiar tu vida

05/03/2024

4 min de lectura

Porque todos necesitamos pautas que nos dirijan.

1. La pregunta más importante es: ¿Para qué vivo?

Rav Nóaj Weinberg zt''l decía: "Probablemente sabes que no vives para comer, pero… ¿Sabes para qué vives?".

2. Nunca descuides la sabiduría del corazón (Pirkei Avot, 6:6)

Los Sabios nos dicen que hay 48 formas de maximizar nuestro potencial. Una de ellas es siempre esforzarnos por entender nuestro corazón. Los sentimientos contienen información con profundo significado personal. Si hay algo que te molesta sobre la persona con quien sales en citas, no te cases con esa persona hasta entender qué significa ese sentimiento. Para tomar consistentemente buenas decisiones, debemos escuchar y entender el significado de nuestros sentimientos.

3. Está bien ser imperfecto. Nunca debes odiarte por ser imperfecto. 

El personaje bíblico Caín (Genesis 4:3-10) cometió un gran error cuando no llevó lo mejor de su cosecha como ofrenda a Dios. Cuando Dios rechazó su ofrenda, Caín cometió un error todavía más grande: se deprimió y se ahogó en autocompasión. Cuando nos odiamos, caemos en la depresión y la depresión lleva a darse por vencido, lo cual es una forma de muerte en vida.

4. Siempre se requiere esfuerzo, pero sin la presión. 

En el Salmo 100, el Rey David dice: “Sirve a Dios con alegría”. Es difícil sentir alegría cuando te presionas. Recuerdo que mi padre me decía que si un tornillo no gira, no debes forzarlo. Para lograr un trabajo excelente en cada área de la vida hace falta esfuerzo, pero reduce la presión y hazlo con alegría. Esto es especialmente cierto cuando se trata de autosuperación.

5. Ser adulto implica asumir completa responsabilidad por cada decisión.

Los niños tienden a buscar excusas o alguien a quien culpar, como hizo Caín cuando intentó quitarse la culpa y dijo: “¿Acaso yo soy el guardián de mi hermano?” (Génesis 4:8). Los adultos deben asumir completa responsabilidad por sus acciones.

6. El punto central en la vida es prosperar, no sobrevivir.

“Pongo ante ti la vida y la muerte… y escogerás la vida” (Deuteronomio 30:19).

Cuando prosperamos nos sentimos vivos. Cuando simplemente sobrevivimos, nos sentimos muertos. Prosperar es crecer y ser creativo. Sobrevivir es una postura egocéntrica y de supervivencia.

7. La calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestro pensamiento. 

Los espías que Moshé envió a explorar la tierra de Israel antes de entrar, se encontraron con algunos cananeos. Ellos creyeron que eran demasiado débiles e incapaces de vencerlos, como dice la Torá: “Y nosotros éramos como saltamontes a sus ojos” (Números 13:33). En esencia, una persona es aquello en lo que piensa durante todo el día. Presta atención a lo que te dices a ti mismo. ¿Es pura negatividad y vergüenza o positividad y reafirmación? Igual de importante es la calidad de nuestras creencias básicas, que forman los patrones mentales que dan forman a cómo nos vemos a nosotros y al mundo.

8. Nuestros puntos fuertes revelan nuestro propósito.

En la clásica obra filosófica judía "Jovot Halevavot" (volumen 1, paginas 393-395), el autor dice que para tener éxito económico, la persona debe escoger una profesión que sea adecuada a su creatividad y a sus fortalezas naturales. Cada uno tiene dones y talentos únicos. Identificar tus fortalezas es una clave para conocer tu propósito y tu misión en este mundo. Sé sincero contigo mismo. Tratar de ser alguien diferente sólo te dará frustración y fracaso.

9. Escuchar fortalece y construye.

Uno de los 48 caminos para la sabiduría es “compartir el dolor de otros”. Algo útil que podemos hacer para ayudar a llevar la carga de otra persona es respetar y escuchar completamente su dolor y sus sentimientos. Cuando una persona siente que alguien lo ve y lo escucha, su alma se llena de esperanza, coraje y fuerza.

10. Cuídate de la presión social. 

Abraham fue criado en una cultura idólatra a la cual finalmente rechazó. Las voces de la sociedad son altas y fuertes. Se requiere grandeza de alma para escuchar la voz propia y no inclinarse ante aquellos que quieren que nos desviemos de nuestro camino y vayamos por el de ellos. Cuando lo hacemos, nos perdemos, nos confundimos y perdemos nuestra individualidad.

11. No tenemos derecho a nada.

Cada día, somos colmados con incontables regalos de Dios. Mi café, mis lentes, mi teléfono, mis pulmones… todo lo recibo cada día gratis. Cometemos un error al pensar que tenemos derecho a estos regalos y más. El universo no nos debe nada. Cuando comprendemos esto, podemos cambiar de sentir que nos lo merecemos a sentir gratitud. Sólo entonces entramos en la luz de la verdadera felicidad.

12. El dolor es necesario, el sufrimiento es opcional.

Otro de los 48 caminos a la sabiduría es aceptar el dolor de vivir en vez de tratar de evitar el dolor. Si tenemos la esperanza de llegar a experimentar la vida en todo su esplendor, debemos aprender a tolerar el dolor y la frustración. Sin dolor no hay ganancia. Cuando enfrentamos un desafío, crecemos. Cuando nos escapamos de y buscamos la comodidad, nos estancamos. En realidad, evitar el dolor de la vida es lo que trae sufrimiento. El sufrimiento es el precio que pagamos para evitar el necesario dolor de vivir. El Dr. Carl Jung dijo: “La neurosis siempre es un substituto del sufrimiento legítimo”.

13. Hilel dijo: Si no estoy para mí, ¿quién lo estará? Si sólo estoy para mí, ¿Qué soy? (Pirkei Avot, 1:14).

Tengo la responsabilidad de cuidarme a mí mismo, aunque es tentador caer en la auto-negligencia y la codependencia. Por otro lado, una vida dedicada a la superación personal puede llevar a una vida egocéntrica. Hilel nos dice también debemos dedicar nuestra vida a dar y servir a otros.

14. “Nada se interpone en el camino de la voluntad” (Zohar, 2:162). 

Con una gran determinación, nada puede detenernos. Nuestro problema es que estamos llenos de excusas y racionalizaciones que debilitan nuestra determinación.

15. Nuestro mayor dolor en la vida es donde se encuentra nuestra mayor oportunidad de crecimiento. 

El sufrimiento de la esclavitud de Egipto fue el comienzo de ascenso del pueblo judío a grandeza espiritual. Una vez me sentí atrapado en un trabajo que me estaba matando y me llevó a una depresión clínica. Cuando dejé de sufrir y comencé a intentar entender por qué tenía tanto dolor, descubrí algo sobre mi que me abrió nuevos mundos de posibilidades creativas, lo que transformó mi vida. El obstáculo es el camino.

16. Celebra la alegría de la existencia.

“Dios vio la luz que Él había creado y era buena”. Todo lo que Dios creó fue proclamado bueno. La vida es buena. Es una experiencia increíble ser un ser consciente y sensible que toma decisiones y hace tantas cosas, sin importar las circunstancias en las que te encuentres. Esta es la alegría de la existencia. Es delicioso. Nunca dejes de celebrar estar vivo.

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