Ser padres
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Cómo enseñarles a los niños a ser positivos.
Enseñarles a nuestros hijos a tener una actitud positiva es uno de los mejores regalos que podemos darles. No podemos asegurar a dónde los llevará la vida, pero podemos darles las herramientas que necesitan para enfrentar cualquier cosa que la vida les ponga por delante.
Irónicamente, para enseñarles a los niños a ser positivos, tienes que permitirles tener todas sus emociones.
Cuando intentamos suprimir los sentimientos de nuestros hijos, esto puede exacerbar una situación ya tensa. Es muy frustrante que cuando te sientes triste alguien te diga por qué no deberías sentirte así o incluso que te haga bromas para sacarte el mal humor.
Los niños estarán tristes, enojados y frustrados. Todo esto es parte de la vida. Permitirles sentir sus sentimientos es el primer paso para ayudarlos a superarlos.
Los niños necesitan practicar cómo salir de un mal estado de ánimo. La vida está llena de altibajos, a veces ni siquiera te lo puedes explicar a ti mismo. Pero permitirte sentir todos los estados de ánimos te ayudará a manejarlos mejor.
No es útil decirte a ti mismo: “¿Qué me pasa? ¿Por qué estoy de tan mal estado anímico?”. Es mejor ser amable contigo mismo y decir, “Hoy simplemente me siento un poco mal. Es mejor tomarlo con calma. Muy pronto saldré de este bajón…”
Lo mismo ocurre con los niños. Podemos ayudarles a validar sus sentimientos y sólo entonces alentarlos a buscar lo bueno.
Dar lugar a todos los sentimientos puede motivar a tu hijo a buscar lo bueno de la situación.
“Es triste cuando perdemos un juguete. Después de llorar un poco y sacar nuestros sentimientos tristes, encontraremos algo que nos ayude a sentirnos mejor”.
“Es difícil cuando un amigo no puede venir a jugar… está bien estar triste. Cuando termines, intentemos buscar algo para hacer y que nos levante el ánimo”.
“¡Uy! ¡Estás realmente frustrado! No queda más cereal. Pensemos en otra opción de desayuno”.
Si tus hijos están constantemente de mal humor, o a menudo frustrados, enséñales formas de mantener su equilibro. Esto debe hacerse cuando tanto tú como tu hijo están calmados.
“Cuando estamos tristes hay varias cosas que podemos hacer:
También puedes probar las diferentes opciones con tu hijo. Pregúntales que piensan que funcionará mejor para ellos cuando estén de mal humor.
Tu forma de hablar afecta tu actitud. Esto también se aplica al habla interna, la forma en que piensas sobre tu vida cotidiana. Ten cuidado de lo que dices, incluso a ti mismos.
Por ejemplo:
¡Mis hijos me están volviendo loca! / Mis hijos son animados y energéticos.
¡No puedo manejar esto! / Falta poco para la hora de dormir –. Yo puedo hacerlo.
¡Estoy agotada! / Necesito un descanso.
Las afirmaciones son frases o declaraciones que nos repetimos y que pueden cambiar tu forma de pensar y ayudarte a desarrollar nuevas vías neurales positivas.
Algunos ejemplos para los padres son:
Puede parecer tonto, ¡pero funciona! Hablarte a ti mismo de forma positiva y confiada te entrena para sentirte más positivo y confiado.
Otra forma de mejorar nuestro uso del lenguaje es evitar usar las palabras "basta" o "no" cuando les hablamos a nuestros hijos:
En vez de “¡Deja de hacerme tantas preguntas!”, di: "Tengo que pensar en todas las respuestas para estas preguntas. Podría demorarme un poco".
En vez de “¡No me agarres la mano!”, di: "Me gusta cuando me tomas la mano suave, así…"
Sé un ejemplo de una actitud feliz. La vida nos puede tomar por sorpresa, pero tú tienes la elección de cómo lidiar con eso. Como dijo Abraham Lincoln: “La mayoría de las personas son tan felices como deciden serlo”.
De acuerdo con el pensamiento judío, la felicidad es un imperativo moral. El estado de ánimo es contagioso. Cuando estás triste y negativo, arrastras a otros hacia abajo, causando que estén infelices. Al estar feliz alientas, levantas e inspiras a quienes te rodean. Esto obviamente impacta directamente a tu familia.
La felicidad y la positividad se puede enseñar explícitamente. Ya sea en la cena a la hora de dormir, pregúntales a tus hijos:
Refuerza la buena conducta de tus hijos. Lo que mencionas, refuerzas.
Puedes decir:
“Estabas realmente enojada con Sara. Entonces recordaste que ella te dio su golosina y eso te calmó”.
“Te estabas enojando mucho por no recibir tu helado favorito. Entonces dijiste: ‘Está bien, ¿puedes comprar mi sabor favorito la próxima vez?’”
Dales una oportunidad a estos consejos y observa como con el tiempo tus palabras y acciones cultivan una actitud positiva en tus hijos.
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