Alexei Navalny: ¿Cuál era la fuente de su coraje?

19/02/2024

3 min de lectura

Después de sobrevivir a un intento de asesinato, el disidente retornó a Rusia donde sabía que sería arrestado y posiblemente asesinado. ¿Por qué lo hizo?

El asesinato de Alexei Navalny, el disidente ruso que valientemente se opuso al presidente Putin, no fue una sorpresa. Putin ya había tratado de asesinarlo con el agente nervioso novichok en el año 2020. Lo que fue sorprendente fue que apenas los médicos alemanes de un hospital de Berlín lograran salvarle la vida, Navalny subiera a un avión y regresara a Rusia. Él sabía que viajaba directamente a la boca del lobo, el represivo gobierno de Putin, cuya corrupción él había expuesto y a la que se había opuesto a viva voz. Efectivamente, apenas Navalny aterrizó en Moscú fue arrestado por cargos inventados y enviado a prisión. El equipo de Navalny cree que fue asesinado siguiendo órdenes de Putin.

¿Qué le dio el coraje de seguir luchando por la verdad en vez de tratar de salvar su propia vida?

Alexei Navalny creía en Dios, en el libre albedrío, en la importancia de la familia y en el amor. Él creía que las personas en última instancia deben rendir cuentas por sus acciones, y que el alma sigue viviendo después de la muerte. "Yo no creo en la muerte", escribió desde su prisión ártica en respuesta a un cuestionario de 13 preguntas que le envió Boris Akunin, el famoso escritor ruso en el exilio.

En su declaración final durante su juicio en el 2021, Navalny dijo que antes él era un "ateo militante", pero que se había convertido en un creyente, y ahora basaba sus actos en las "instrucciones" de la Biblia.

"Ahora soy un creyente", proclamó, "y eso me ayuda mucho en mis actividades, porque todo se vuelve mucho más sencillo… En mi vida hay menos dilemas, porque hay un libro en el cual, por lo general, está escrito más o menos claro que acción dar ante cada situación. Obviamente no siempre es fácil seguir a este libro, pero en verdad lo estoy intentando".

Y continuó diciendo: "Por lo tanto, aunque por cierto no disfruto el lugar en el que estoy, no me arrepiento de haber regresado ni de lo que estoy haciendo. Está bien, porque hice lo correcto. Por el contrario, siento verdadera satisfacción. Porque en un momento difícil hice lo que se debía de acuerdo con las instrucciones, y no traicioné el mandamiento".

Navalny sacrificó conscientemente su vida para luchar contra el mal. Él escribió: "Todo lo que hace falta para que el mal triunfe es que las personas buenas no actúen… La hipocresía de la neutralidad, el "apoliticismo" y la recusación, ocultando la pereza, la cobardía y la mezquindad, es la razón principal por la cual un grupo de villanos bien organizados han gobernado sobre más de millones de personas a lo largo de la historia humana". Él declaró que el mayor beneficio que la humanidad puede traer al mundo es "participar en la batalla del bien vs lo neutral".

Un Dios, dos mundos

La declaración de Navalny, "Yo no creo en la muerte", da cuenta de su coraje al seguir hablando —de hecho, gritando— la verdad sobre el poder. La creencia en un alma inmortal que sigue viva cuando el cuerpo muere confiere una sensación de invencibilidad ante las amenazas asesinas.

La declaración de Navalny nos recuerda una historia donde otro héroe espiritual enfrentó las intimidaciones de las autoridades rusas un siglo atrás. Rav Iosef Itzjak Schneersohn, el sexto Rebe de Jabad Lubavitch, fue arrestado por el gobierno comunista por difundir las prácticas religiosas judías. Cuando se negó a informar sobre cualquiera de sus asistentes, su interrogador lo apuntó con un arma a la cabeza y lo amenazó: "¡Este pequeño juguete hizo que muchos hombres cambiaran de idea!".

Sin inmutarse, el Rebe le respondió: "Ese pequeño juguete sólo puede asustar a los hombres que creen en muchos dioses y en un solo mundo. Pero yo creo en un único Dios y dos mundos, así que no me asusta su pequeño juguete".

Alexei Navalny creía en un Dios y en dos mundos. En el cuestionario de 13 preguntas que respondió desde su prisión en el Ártico, él escribió: "Creo que no estamos solos en este universo. Creo que nuestras acciones serán evaluadas". Ahora que él está en el otro mundo, donde son evaluados sus actos heroicos y su entrega desinteresada, sólo podemos decir: "¡Bravo! Que tu ejemplo nos inspire a vivir sin miedo en defensa de la verdad".

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