¿En dónde está Yoni?

17/06/2022

3 min de lectura

En Israel, todos son parte de la familia.

Hace algunos años fui a visitar a mi familia en Jerusalem y visité Har Hertzl, el principal cementerio militar de Israel, para honrar a las familias que sacrificaron tanto para proteger a Israel y a sus habitantes.

Yonatán Netanyahu, el hermano de Bibi, fue uno de los soldados que realmente me inspiró. Él dio su vida para rescatar a 100 judíos que habían sido tomados como rehenes por un grupo de terroristas en Entebbe, Uganda. Esto ocurrió el 4 de julio de 1976. En ese momento yo era un niño pequeño y estaba en un campamento de verano. Cuando anunciaron el rescate, bailamos y celebramos. No entendí la gravedad de lo que acababa de pasar, pero posteriormente leí mucho sobre Entebbe y me fascinó la devoción de Yonatán a su pueblo, lo que lo llevó a pagar el precio más caro.

De hecho, Har Hertzl está lleno de personas que pagaron el precio más caro. Había estudiado tanto sobre Yonatán que sentí que debía visitar su tumba y decir algunos rezos allí.

Esa mañana lloviznaba y no había otros visitantes. Comencé a caminar buscando la tumba de Yoni, sin tener idea a dónde ir. Había dos empleados barriendo y limpiando. Uno estaba dos filas más arriba que yo y el otro trabajaba en mi nivel. Me acerqué al que estaba más cerca y le dije en hebreo: “Disculpe. Estoy buscando la tumba de Yonatán Netanyahu. ¿Sabe dónde está?”

Él miró a su compañero que trabajaba más arriba y gritó:

—¡Dani!

—¿Qué?

—¿Eifo Yoni - ¿Dónde está Yoni?

Yo pensé: ¿Cómo puede saber Dani a cuál Yoni estoy buscando?

Sin embargo, Dani señaló hacia adelante y me dijo: “Sigue derecho hasta el final del camino, sube los escalones, dobla a la derecha y ahí encontrarás a Yoni”.

Todá! - ¡Gracias!”, le dije y seguí sus instrucciones. En un par de minutos había encontrado la tumba.

Mientras rezaba en la tumba de Yoni no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido. Esa frase “¿Eifo Yoni? - ¿En dónde está Yoni?” probablemente se escucha en Israel cientos de veces cada día, refiriéndose a un amigo o a un pariente vivo. Allí, en Har Hertzl, la situación era muy diferente. Pero nadie hubiera podido saberlo por la forma en que esos hombres se refirieron a Yoni con tanto amor como si fuera un amigo cercano, vivo. Incluso en su muerte, Yoni era parte de sus vidas.

Cuando le conté esta historia a mi hermano Avi, que vive en Jerusalem, él me contó la siguiente historia.

Avi estaba paseando por el norte, en la Galilea, y pasó cerca de la ciudad de Jatzor. Vio un cartel que indicaba el lugar de la tumba de Joni Hameagel, el gran sabio del Talmud famoso por su devoción y cercanía a Dios. El Talmud (Taanit 23) cuenta que hubo una terrible sequía en Israel y la gente estaba desesperada. Dios parecía estar ignorando sus rezos. Joni dibujó un círculo en el suelo, se paró en el medio y le dijo a Dios: “¡No voy a salir de esta circulo hasta que Tú hagas llover!”

Comenzó a lloviznar. Joni dijo: “¡No esta clase de lluvia!”.

Comenzó a llover muy fuerte y a inundar la tierra. Joni dijo “¡Tampoco esta! ¡Necesitamos lluvia que nutra los cultivos!”.

Comenzó a llover de la forma óptima para los cultivos. Los sabios pensaron que Joni se había pasado de la raya en la forma que desafió a Dios, pero sentían que no había nada que pudieran hacer: Joni estaba tan cerca de Dios que podía permitirse esa imprudencia.

Mi hermano Avi entró a rezar a la tumba de Joni Hameagel. Había mucho silencio, hasta que entró un hombre israelí, apestando a loción, con lentes de sol sobre la cabeza. También él tomó un libro de plegarias y comenzó a rezar, pero entonces sonó su teléfono y él respondió. Aparentemente estaba a punto de cerrar un negocio y comenzó a dar órdenes. “Sí, sí, ¡diles que mandaremos los dos paquetes hoy más tarde!”.

Avi comenzó a sentirse molesto. Él quería terminar sus rezos y la conversación de ese hombre era bastante indiscreta. Aparentemente, el hombre notó esto, porque dijo: "Mira, no puedo hablar ahora. Estoy con Joni”.

Avi se sorprendió de que esa persona se refiriera al gran sabio talmúdico como si fuera un amigo personal. “Estoy con Joni”.

Yoni y Joni tienen más en común que sus nombres que riman. Ellos riman en la profundidad de su compromiso hacia sus hermanos judíos y la tierra de Israel. Ambos fueron héroes que salvaron a su pueblo, uno de una masacre, el otro de la muerte por la sequía y la hambruna.

Y cuando haces eso, los judíos te reconocen como parte de la familia.

Para siempre.

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Betty Mizrahi
Betty Mizrahi
30 días hace

Excelente y emotivos todas las historias ❤️🇮🇱

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