Identificando tu misión en la vida

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Este Rosh HaShaná, electrifica tu vida con propósito.

Después de seis meses de trabajar en la compañía, es tiempo de ser evaluado. Entras a la sala de juntas, donde los gerentes de personal – vestidos en trajes de diseñador – están sentados detrás de un escritorio de caoba. El que está a la izquierda le da un vistazo a tu ficha personal, te mira acusadoramente y dice: "Veo aquí que no te presentaste a trabajar a las 9 a.m. ni siquiera una vez en todo este período".

La mujer en el medio menea la cabeza y dice: "Esta es una de las compañías más grandes del mundo. En lugar de reportarte al trabajo con traje y corbata, lo haces utilizando jeans".

El hombre a la derecha, con la mirada fija en los papeles que sostiene con sus manos, dice sobriamente: "Nuestras cámaras de vigilancia muestran que pasas menos del 10% de tus horas de trabajo frente a tu escritorio. El resto del tiempo estás dando vueltas por el edificio".

El primer evaluador dispara la pregunta: "¿Tienes algo que decir en tu defensa?".

"Sí", dices con confianza. "¡Fui contratado como cuidador nocturno!".

Rosh HaShaná es un tiempo de evaluación. Pero para poder evaluar correctamente tu desempeño, tienes que conocer la descripción de tu trabajo. El judaísmo afirma que toda alma viene a este mundo con un objetivo único y positivo.

Nunca nadie ha venido ni vendrá al mundo con exactamente la misma misión que la tuya.

De acuerdo al gran cabalista del siglo XVI, el Arizal, nunca nadie ha venido ni vendrá al mundo con exactamente la misma misión que la tuya. La luz que estás destinado a entregar en el mundo es solamente tuya, tan individual como tu huella digital, tan personal como tu voz.

Tu misión puede ser interpersonal, como aconsejar a parejas con problemas, o académica, como investigar la antigua cultura china, o quizás puede ser una expresión de tu talento, como pintar paisajes o tocar el violín. Puede ser concreta, como establecer un hogar para pacientes de Alzheimer, o abstracta, como manifestar en el mundo el atributo Divino de la verdad o la paciencia. Puede ser a gran escala, como inaugurar el sistema de reciclaje de tu ciudad, o en una escala pequeña, como cuidar con alegría a tu hijo con discapacidad. Puede que tengas dos, o como máximo tres misiones diferentes, las cuales podrían ser consecutivas (después de terminar una comienzas con la otra) o simultaneas. Pero, aunque haya 500 consejeros de parejas en tu ciudad, tu particular enfoque y forma de ayudar a la gente son únicos. Ninguno de nosotros puede ser reemplazado, nunca.

Identificando Tu Misión

Imagina que eres un agente secreto enviado a Irán. Has tenido años de entrenamiento, tienes dos contactos vitales en Teherán y estás equipado con artefactos de espionaje de última tecnología. Sólo te falta una cosa: No tienes idea cuál es tu misión.

Muchos de nosotros vamos por la vida de esta manera, meramente siguiendo la rutina establecida por la sociedad: vamos a la universidad, encontramos un trabajo, nos casamos, tenemos una familia; pero no tenemos una idea clara de la misión única que se nos dio. Somos tironeados en muchas direcciones distintas, nos sentimos comprometidos con lo que hacemos y culpables por lo que no. Identificar nuestra misión es, de acuerdo al rabino Aryeh Nivin, el primer paso para tener una vida vibrante y alegre. "Cuando te encuentras con el propósito de tu vida", explica, "sientes excitación".

El gerente general no le va a entregar un presupuesto de un millón de dólares a un empleado que no tiene una propuesta cuidadosamente preparada.

Conocer tu misión personal es una preparación esencial para Rosh HaShaná. En Rosh HaShaná Dios nos asigna vida, salud, sustento y todo lo demás. ¿Cuál es tu plan? ¿Cómo propones utilizar la vida que Dios te da? El gerente general no le va a entregar un presupuesto de un millón de dólares a un empleado que no tiene una propuesta cuidadosamente preparada.

Estamos acostumbrados a rezar por vida, salud y sustento como fines en sí mismos. Sin embargo, para las cuentas Divinas, la vida, la salud y el sustento son simplemente las herramientas – los artefactos de alta tecnología – que te permitirán lograr tu misión.

El rabino Nivin ofrece dos métodos para descubrir tu misión:

  1. Pregúntate a ti mismo (y escribe): ¿Cuáles fueron los cinco o diez momentos más placenteros de tu vida?

  1. Pregúntate a ti mismo: Si heredara mil millones de dólares y tuviera seis horas al día de tiempo libre, ¿qué haría con ese tiempo y dinero?

Cuando respondas la primera pregunta, elimina los momentos universalmente trascendentes, como atestiguar la belleza de la naturaleza o escuchar música. Tu misión puede, por supuesto, tener que ver con la naturaleza o la música, pero en un nivel mucho más individual que el disfrute que toda la gente tiene cuando ve una maravilla natural. A pesar de que tu misión pueda requerir trabajo duro o mucho sacrificio, cuando estás ocupado con la misión de tu vida, la experiencia, como lo expresa el rabino Nivin, "se siente tan bien que lo podría hacer todo el día".

Cuando yo hice mi primer ejercicio, estas fueron las respuestas que obtuve:

  1. Cuando alguien en mi audiencia de Johannesburgo se acercó después de que hablé y le dijo a mi hijo: "Las palabras de tu madre cambiaron mi vida".

  1. Cuando alguien me dice: "Tu libro me cambió la vida".

  1. Cuando leo los comentarios a mis artículos de AishLatino.com y veo: "Esto es exactamente lo que necesitaba leer hoy". Cuando veo que la forma de pensar o actuar de los lectores se ve impactada por lo que escribo.

  1. Cuando alguien que está de paso por Israel (a menudo camino a la India) viene a hablarme sobre judaísmo, y dos, cinco o diez años después me entero que se quedaron en Jerusalem, comenzaron a estudiar Torá y observan las mitzvot.

  1. Cuando mis hijos mencionan que hablaron con Dios sobre algo que les molestaba y me doy cuenta de que su relación con Dios es fuerte.

El tema común que emergió para mí fue que mi misión es: "Inspirar a la gente, por medio del habla o de la escritura, para que avancen en su desarrollo espiritual/personal y en su relación con Dios". Eso es lo que me excita y energiza. Es por eso que, para el asombro de mis amigas, cuando estoy de gira dando conferencias puedo hablar en cinco ciudades diferentes en cinco días, levantándome al amanecer para tomar un vuelo temprano, dando un taller de tres horas dos veces al día y, a los 63 años, nunca sentirme cansada. Conocer mi misión es como instalar una reserva de baterías en mi vida.

Bárbara Silverstein es una esposa, madre y enfermera en un hospicio. Hace poco, cuando ella estaba hablando conmigo sobre su "misión en la vida", se encogió de hombros. A pesar de que su vida personal y profesional está plagada de dificultades, ella lucha con dedicación e integridad. Le pregunté qué haría si tuviera muchísimo dinero y seis horas libres al día. Bárbara pensó por unos minutos y contestó con pasión: "Establecería un centro de judaísmo para los ancianos. En mi trabajo con los enfermos terminales siempre me encuentro con hombres o mujeres que están a punto de perder a su cónyuge y me dicen: ‘No sé lo que haré con el funeral. No tengo un rabino’. Ellos anhelan una conexión espiritual con sus raíces judías, pero no tienen idea cómo lograrla". Cuanto más hablaba Bárbara conmigo, más ferviente se ponía.

"Entonces esa es tu misión", le dije, "establecer un centro de judaísmo para los ancianos. Es una idea realmente pionera, nadie lo ha hecho antes".

"¿Estás bromeando?", replicó ella. "Entre mi familia y mi trabajo no tengo tiempo para nada más."

Recordando un consejo del rabino Nivin, le sugerí: "Tómate media hora dos veces por semana, siéntate con papel y lápiz, y comienza a anotar ideas. Escribe lo que se te venga a la mente, cuáles serían los primeros pasos y cómo te gustaría que fuera al final. Y pídele a Dios que te ayude a hacerlo realidad; Él puede darte lo que sea que considere que debes tener. Y luego, fíjate si aparece la oportunidad para dar el paso siguiente".

Dos semanas después Bárbara me telefoneó rebosando de excitación: "Esto realmente hizo que mi imaginación tome vuelo", dijo. "Todo lo que he aprendido hasta ahora en mi vida me está sirviendo para este plan. No sé si alguna vez llegará a algo, pero tan sólo pensar en eso es como una carga eléctrica en mi día. Mi marido y mis hijos me preguntan por qué estoy sonriendo tanto".

El Creador te ha creado con un grupo único de aptitudes, talentos e intereses perfectamente apropiados para eso que debes lograr. Al seguir tus inclinaciones y capacidades puede que ya hayas encontrado tu misión. A veces tu misión te llega sin que hagas nada, como con el nacimiento de un niño con necesidades especiales. La “Asociación Nacional de Tay-Sachs”, por ejemplo, fue fundada por los padres de un niño que sufría de la enfermedad de Tay-Sachs; el desmoralizante desafío se transformó en la misión de sus vidas.

Si aún no tienes claro cuál es tu misión, tómate media hora al día entre ahora y Rosh HaShaná para reflexionar sobre "¿qué quiero hacer con mi vida?". Quizás trabajas tiempo completo desarrollando programas de computación para Microsoft, pero siempre has tenido ganas de escribir un libro sobre adicción a Internet. Quizás tu placer más grande es atender tu granja en tu casa de los suburbios, pero siempre has soñado con vivir en un asentamiento agrícola en Israel. Estas voces internas pueden ser susurros de Dios, un mensaje secreto desde el Cuartel General informándote tu misión verdadera.

Culpa, Respeto, Validación

La claridad sobre tu misión disipa la culpa por todos los proyectos valiosos en los que NO estás involucrado. Una vez que te das cuenta que estás en este mundo para desarrollar una nueva técnica que ayudará a niños autistas, ya no te sientes culpable porque no estás siendo voluntario en el comedor público local ni marchando en la ONU para protestar por la discriminación anti-israelí.

Una vez que identifiqué mi misión, deje de sentirme culpable porque en realidad no me gusta cocinar para miles de invitados en Shabat. También entendí por qué amo escribir para AishLatino.com y sus lectores ascendentes en espiritualidad.

El concepto de que cada persona tiene una misión individual en la vida es clave para respetar a otra gente. De no ser así, podrías pensar que lo que es importante para ti debería ser importante también para los demás. ¿Eres un activista ambiental? Podrías culpar a tu hermana por abstraerse del medioambiente sin apreciar que su misión es luchar contra la negación del Holocausto. ¿Perteneces a un grupo que alimenta a los desamparados? Puedes encontrar censurable que aquel otro grupo aparentemente no preste atención a los desamparados y pase todo su día haciendo activismo pro-Israel en las universidades. Poder decir: "Esta es mi misión y esa es la de ellos" es la puerta a la tolerancia y el respeto verdaderos.

Cuando suene el shofar, estate preparado para declarar: "Esta es mi misión, y estoy trabajando en ella".

Conocer tu misión individual valida tu vida y te libera del pernicioso hábito de compararte con los demás. La huella en el mundo que dejó Jonas Salk (creador de la vacuna contra la polio) puede parecer un cráter mientras el cuidado de tu hermano incapacitado puede parecer una marca insignificante, pero desde una perspectiva espiritual, la luz que estás irradiando en el mundo es única y es exactamente la luz que viniste a irradiar.

Un punto más: Cumplir con tu misión en el mundo no te exenta de tus obligaciones globales como sustentar a tu familia o criar a tus hijos. Comenzar un centro de judaísmo para los ancianos puede tener que esperar hasta que tus hijos hayan crecido. Escribir ese libro sobre la adicción a Internet puede tener que ser hecho en las pocas horas libres que tu trabajo full-time te deja. No te preocupes. El mismo Dios que te asignó tu misión se asegurará de que tengas todo lo que necesitas –incluyendo tiempo ahora o después – para cumplirla.

Entonces, cuando suene el shofar este Rosh HaShaná y te pongas de pie para tu evaluación anual, estate preparado para declarar: "Esta es mi misión, y estoy trabajando en ella".

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