La paradoja de Stockdale

30/08/2023

3 min de lectura

Sobrevivir lo que la vida nos presenta requiere mantener la esperanza y el optimismo, junto con el realismo y el pragmatismo.

En 1965, el avión del vicealmirante James Stockdale fue derribado sobre Vietnam del norte y lo tomaron como prisionero de guerra. Cinco años después de que Stockdale fuera capturado, su hijo adolescente, Jim, buscó consejo con un terapeuta. Parecía casi imposible que su padre regresara a casa, así que le dijeron: “Lo mejor es que consideres a tu padre muerto y desaparecido”.

Jim Collins cuenta la historia en su libro “Good to Great” ("De bueno a grandioso"), en donde acuñó el fenómeno de “la paradoja de Stockdale”. Torturado más de veinte veces durante los ocho años que estuvo prisionero desde 1965 a 1973, Stockdale pasó la guerra sin ningún derecho de prisionero, ninguna fecha de liberación y sin tener certeza si sobreviviría para volver a ver a su familia.

En un momento, se golpeó a sí mismo con un banquillo y se cortó con una navaja de afeitar, desfigurándose a propósito para que no pudieran filmarlo en un video como un ejemplo de un “prisionero bien tratado”. A través de sus cartas, compartió con su esposa información secreta de inteligencia, sabiendo que si lo descubrían eso significaría más tortura y, quizás, la muerte.

¿Cómo lidió con todo esto mientras estaba prisionero y no sabía cuál sería el final de su historia?

“Nunca perdí la fe en el final de la historia”; respondió [Stockdale] cuando se lo pregunté. “Nunca dudé no sólo que iba a salir de allí, sino que también prevalecería y convertiría esa experiencia en el momento decisivo de mi vida, algo a lo que en retrospectiva no estaría dispuesto a ceder”.

"Finalmente le pregunté. '¿Quién no logró salir?' 'Ah, eso es fácil. Los optimistas'. '¿Los optimistas? No entiendo', le dije completamente confundido, dado lo que él había dicho antes.

“Los optimistas. Los que decían: 'Vamos a ser liberados antes de Navidad'. Llegaba la Navidad, pasaba la Navidad… Entonces decían: 'Vamos a ser liberados antes de la Pascua'. Llegaba y pasaba la Pascua. Entonces era el día de acción de gracias y luego nuevamente la Navidad. Ellos murieron con el corazón roto. Esta es una lección muy importante. Nunca debes confundir la fe de que finalmente vencerás —la que nunca puedes darte el lujo de perder— con la disciplina para enfrentar los hechos más brutales de tu realidad actual, cualquiera que esta sea”.

Esta es la Paradoja de Stockdale: sobrevivir lo que la vida nos depara requiere mantener, a pesar de que parezca contradictorio, por un lado la esperanza y el optimismo, y por otro lado ser realista y pragmático.

En la Torá, Miriam, la hermana de Moshé, representa la Paradoja de Stockdale a la perfección.

Cuando éramos esclavos en Egipto, ella confrontó a su padre, Amram, uno de los grandes líderes de la generación, quien se había separado de su esposa Yojeved, rindiéndose de forma fatalista. Cuando Amram escuchó el decreto del Faraón de matar a todos los bebés varones judíos, perdió la esperanza en el futuro y sintió que era injusto traer otro niño a un mundo cruel y duro. Otros siguieron su ejemplo.

Miriam protestó y le dijo que su decreto era aún más severo que el del Faraón, quien sólo había decretado contra los varones. Amram aceptó su argumento y volvió a casarse con Yojeved, quien concibió y dio a luz a Moshé. Una vez más, todos los demás siguieron su ejemplo. Cuando nació Moshé, la casa se llenó de luz y promesa. Amram alabó a Miriam y le dijo que su profecía se había cumplido.

El pueblo judío ha vivido la Paradoja de Stockdale durante la mayor parte de su historia.

Pero tres meses después tuvieron que poner al bebé en una canasta en el Nilo, para que no fuera asesinado. Amram reprendió a Miriam y le dijo: “¡Mira lo que hiciste! ¿Por qué nos alentaste a tener otro hijo, sólo para tener que abandonarlo con ninguna esperanza de que sobreviva?”.

Con sus sueños aparentemente destruidos, Miriam podría haber perdido la esperanza. En la orilla del Nilo, ella se quedó observando a la distancia, con gran fe y esperanza, para ver qué ocurriría con su hermano. Miriam se aferró tenazmente a su fe, esperando con paciencia un hilo de esperanza. Y actuó, interviniendo y permitiéndole a Moshé ser criado por su madre, Yojeved, después de que lo encontrara la hija del Faraón.

Algunas personas están demasiado apegadas al realismo y caen presa del error de Amram de rendirse ante los desafíos y al sentimiento de que no hay un significado ni un plan mayor. Otros practican demasiado el optimismo pasivo, creyendo que todo estará bien mientras ignoran las realidades del momento.

Somos descendientes de Miriam, quien se aferró firmemente a su fe, a pesar del escenario desolador que tenía ante sus ojos y actuó con responsabilidad cuando fue necesario.

Los judíos han vivido la Paradoja de Stockdale durante la mayor parte de su historia, esperando ansiosamente la llegada del Mashíaj, mientras enfrentan la dura realidad, sin abandonar la esperanza y creyendo en lo que debe ocurrir.

Y finalmente todo estará bien. Porque si no está bien, eso significa que todavía no es el fin.

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