Los judíos y la energía atómica

08/02/2024

5 min de lectura

La poco conocida historia del impacto judío sobre la energía nuclear.

La cantidad de judíos involucrados en la división del átomo en el siglo XX es realmente asombrosa. Para bien o para mal, la fisión nuclear, que dio a luz a la energía nuclear y a la bomba atómica, ha sido uno de los mayores descubrimientos científicos de todos los tiempos, abriendo el camino a un inmenso poder de energía y destrucción.

El término "fisión nuclear" fue acuñado en Alemania en 1939 por una física llamada Lise Meitner. Pero por ser tanto mujer como judía, se le negó el crédito por su investigación y se le reconoció sólo a su compañero, el investigador alemán Otto Hahn, quien luego recibió el premio Nobel por su trabajo. Meitner huyó a Suecia para escapar de la persecución nazi y continuó sus investigaciones en Estocolmo.

Robert Oppenheimer

En la primera mitad del siglo XX, Alemania era el líder mundial en ciencia e innovación, y cuando los nazis subieron al poder en 1933, dirigieron gran parte de ese conocimiento alemán a la tecnología de misiles militares y armas de destrucción masiva. Precisamente el miedo a que Alemania fuera el primer país en obtener un arma nuclear, fue lo que llevó al físico húngaro judío, Leo Szilard, a convencer al gran Albert Einstein, que era un pacifista, a escribir juntos una carta al presidente Roosevelt urgiéndole a comenzar un programa de investigación nuclear en los Estados Unidos para llegar a fabricar la bomba atómica antes que los alemanes. Los dos físicos eran refugiados de la persecución nazi que vivían en los Estados Unidos. Esa carta tuvo un papel clave para convencer a Roosevelt para crear el "Proyecto Manhattan", el programa norteamericano para construir una bomba atómica.(1)

Leo Szilard

La cantidad de judíos involucrados en el proyecto era asombroso: la vasta mayoría de los científicos eran judíos. Prácticamente todos ellos eran refugiados alemanes, húngaros o austríacos. La lista incluía a J. Robert Oppenheimer, director del proyecto y apodado "el padre de la bomba atómica"; Edward Teller, Leo Szilard, Otto Frisch, Niels Bohr, Felix Bloch, Hans Bethe, John von Neuman, Rudolf Peierls, Franz Eugene Simon, Hans Halban, Joseph Rotblatt, Stanislav Ulam, Richard Feynman y Eugene Wigner. Uno de los pocos no judíos destacados que estuvo involucrado en el proyecto, Enrico Fermi, partió de Italia para salvar a su esposa judía de la persecución fascista.

Sin ninguna duda, si los nazis hubieran sido más tolerantes con los judíos, Alemania habría llegado primero a tener la bomba atómica.

Jaim Weizmann, quien fue un destacado químico y luego primer presidente de Israel, escribió:

"Muy pocas personas… tienen alguna noción del rol que tuvieron los judíos en la ciencia moderna, y particularmente su sorprendente lugar en el desarrollo de la física nuclear… Oí que Einstein consideraba que eran el noventa por ciento… Constantemente me sorprende la total desproporción de la contribución judía".(2)

Estos científicos comprendieron las profundas implicaciones de crear semejante arma de destrucción masiva. Cuando Oppenheimer fue testigo de la primera prueba de detonación de una bomba atómica el 16 de julio de 1945, citó el Bhagavad-Gita hindú: "Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos". Sin embargo, nunca expresó ningún arrepentimiento respecto al Proyecto Manhattan. Oppenheimer, como muchos otros en la comunidad científica y militar, reconocía la urgencia de llegar a la bomba antes que los enemigos de Norteamérica y comprendía que la guerra se extendería mucho más y habría más víctimas norteamericanas si el ejército de los Estados Unidos se veía obligado a conquistar Japón con fuerzas convencionales por tierra.

En su discurso de despedida a la Asociación de científicos de Los Álamos en noviembre de 1945, Oppenheimer resumió la necesidad de que los Estados Unidos crearan la bomba atómica:

"…en todo el mundo, las personas estarán particularmente maduras y abiertas a enfrentar este problema debido a la inmediatez de los males de la guerra, debido al grito universal de que no podemos volver a pasar por esto, ni siquiera por una guerra sin bombas atómicas. Finalmente hubo, y yo creo que con razón, la sensación de que probablemente no había otro lugar en el mundo en el que el desarrollo de armas atómicas tendría una mejor oportunidad de conducir a una solución razonable, y menor posibilidad de llevar al desastre, que dentro d ellos Estados Unidos".

La relación del pueblo judío con la bomba no terminó con el proyecto Manhattan:

  • David Lilienthal fue nombrado el primer director de la Comisión de energía atómica de los Estados Unidos en 1946
  • Edward Teller y Stanislav Ulam crearon la bomba de hidrógeno en 1952
  • El almirante Hyman Rickover fue el arquitecto de la flota submarina nuclear Polaris en 1954

El impacto innovativo y transformador del pueblo judío es desproporcionado a su pequeño tamaño. Siendo sólo el 2% de la población mundial, los judíos han ganado el 22% de los premios Nobel desde 1901.(3) El historiador británico Paul Johnson, escribió:

Porque el impacto judío en la humanidad ha sido versátil. En la antigüedad fueron los grandes innovadores en religión y moral. En la Edad Media y a comienzos de la Europa medieval, todavía eran un pueblo avanzado que transmitía escasos conocimientos y tecnología… Al salir de los guetos, una vez más transformaron el pensamiento humano, esta vez en la esfera secular. Gran parte de las bases mentales del mundo moderno también son fabricación judía.(4)

Los judíos no tienen un monopolio sobre la innovación y no todas las "contribuciones" judías han sido positivas, pero parece que parte del "ADN espiritual" colectivo del pueblo judío es desafiar las normas aceptadas, pensar de forma creativa, crear e innovar. El "Proyecto Manhattan" es otro ejemplo de un grupo de judíos, con poca o nula educación judía, que personificaron el valor primordial de "deberán innovar".

Los científicos del proyecto Manhattan

Quizás Rav Jonathan Sacks lo sintetizó de la mejor manera al decir: "Ser judío, ser un hijo de Abraham, es tener el coraje de ser diferente, de desafiar a los ídolos de la época, sin importar cuáles sean los ídolos ni cuál sea la época".(5)


Notas:

(1) En 1954, un año antes de morir, Einstein le dijo a su viejo amigo, Linus Pauling: "Cometí un gran error en mi vida, cuando firmé la carta para el presidente Roosevelt recomendando que se hicieran bombas atómicas; pero había un justificativo: el peligro de que las hicieran los alemanes". Clark, Ronald W. 1971. Einstein: The Life and Times, Nueva York, Avon Books

(2) Tablet Magazine, 9 de noviembre, 2022. Imagining a Jewish Atom Bomb, Or Rabinowitz & Yehonaton Abramson

(3) https://www.jinfo.org/Nobel_Prizes.html

(4) Paul Johnson, A History of the Jews

(5) Covenant and Conversation-The Heroism of Ordinary Life, 5768

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