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Pésaj recuerda el momento en el cual la nación judía dio todo lo que tenía y se la jugó al 100%.
El psicólogo Peter Gollwitzer utiliza la metáfora "cruzar el Rubicón" para explicar la diferencia entre estar completamente comprometido con un objetivo versus seguir sopesando sus pros y sus contras. El Rubicón es el río que cruzó Julio César oponiéndose a las órdenes directas del Senado romano, que le había ordenado no hacerlo. Cuando Julio César cruzó el río, fue un acto de traición. No había forma de volver hacia atrás. Cuando estaba a un lado del río, todavía tenía opciones. Ahora que había cruzado el río, estaba 100% comprometido. En otras palabras, Julio César se la jugó al 100%.
Después de cruzar nuestro Rubicón metafórico, nuestra mentalidad cambia. Una mentalidad orientada al "por qué" ("¿Por qué hago esto? ¿Es factible? ¿Esto es lo que quiero?"), es reemplazada por una mentalidad de "cómo" ("¿Cómo logro mi objetivo? ¿Qué estrategias puedo utilizar? ¿Cómo afronto este contratiempo?"). No sorprende que las investigaciones demuestren que las personas con esta última mentalidad sean más efectivas en el logro de sus objetivos. La razón es simple: cuando tienes una mentalidad orientada al "cómo", planificas específicamente el "qué", el "dónde" y el "cuándo" de las acciones necesarias para lograr tu objetivo, en vez de concentrarte en distracciones (como miedos, inseguridades, indecisión, dudas) que generan más problemas y te impiden avanzar.
La psicóloga Angela Duckworth relaciona la metáfora de "cruzar el Rubicón" con el concepto de grit, término en inglés que significa el poder de la pasión y la perseverancia para lograr objetivos significativos y a largo plazo. Las personas con grit no se dan por vencidas, sino que continuamente siguen trabajando para obtener aquello a lo que aspiran, incluso cuando enfrentan graves desilusiones. Su ambición define su sentido de significado y propósito en este mundo. El fracaso se convierte en una oportunidad de aprendizaje y crecimiento, sin importar cuán doloroso sea.
Las personas con grit se ganan nuestro respeto no sólo por sus talentos y habilidades sino también porque su camino estuvo repleto de desafíos. El atractivo de los "obsequios" y los "golpes de suerte" es fugaz. Lo que valoramos son los logros obtenidos con esfuerzo: alcanzar los objetivos a pesar de los numerosos errores y obstáculos que encontramos en el camino. Nuestros mayores logros son aquellos por los que luchamos y nos esforzamos. A través de nuestro esfuerzo tenemos el mérito de lograr aquello que debe ser nuestro. Sólo entonces nuestros logros se vuelven verdaderamente nuestros.
El pueblo judío emuló esto al cruzar el Mar Rojo.
El vengativo ejército egipcio avanzaba, y el pueblo judío se encontraba indeciso al borde del mar. Najshón ben Aminadav, el príncipe de la tribu de Iehudá, saltó al mar, y avanzó hasta que el agua llegó a su boca y su nariz y casi se ahoga. Siguiendo la orden de Dios, Moshé levantó su bastón y las aguas se partieron. El pueblo judío entró al mar y se salvó del ejército egipcio. Después de este milagro, el pueblo judío llegó a un elevado nivel de fe y confianza en Dios que continúa sosteniéndonos incluso en los momentos más difíciles.
¿Cómo cruzamos nuestro mar metafórico para llegar a un lugar donde estamos completamente comprometidos para esforzarnos por cumplir nuestros sueños?
Si bien el pueblo judío experimentó muchos contratiempos a lo largo del camino (el Becerro de Oro, los 12 espías, la rebelión de Kóraj, por nombrar algunos), finalmente llegó a la Tierra Prometida (¡después de más de 40 años!). Cruzar el Mar Rojo fue el punto de inflexión crucial de esta travesía trascendental. Este fue el momento decisivo en el cual el pueblo judío se comprometió con su misión. Costara lo que costara, ya no había vuelta atrás. Ahora podían pasar de la esclavitud a la libertad, aceptar la Torá y convertirse en una nación.
Como judíos modernos, podemos identificarnos con las dificultades de nuestros ancestros. A menudo nos encontramos en un lugar de indecisión, considerando todas las opciones disponibles (¡hay tantas!). ¿Cómo cruzamos nuestro propio mar metafórico para llegar a un lugar donde estamos completamente comprometidos para esforzarnos por cumplir nuestros sueños? La investigación psicológica ofrece algunos consejos:
¿Cómo podemos cambiar nuestra mentalidad del "por qué" al "cómo"? Aquí hay algunas sugerencias basadas en la evidencia:
El judaísmo nos enseña que cada persona tiene una misión única y singular. La investigación psicológica enfatiza que tener un sentido de propósito y esforzarse por lograr metas significativas es importante para la salud mental y el bienestar general de la persona. Pésaj nos ofrece una oportunidad de tener pasión y perseverancia para lograr nuestros sueños y desarrollar al máximo nuestro potencial. Cruzar nuestro Mar Rojo metafórico puede ser el primer paso de este camino.
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