Por qué estoy agradecida con los manifestantes anti-Israel y los antisemitas

Queridos manifestantes anti-Israel y antisemitas, muchísimas gracias.

Su retórica antisemita me ha enseñado cuatro lecciones poderosas:

1. Como judíos, somos diferentes. Ninguna cantidad de asimilación puede borrar eso.

A lo largo de los años, una parte de mi identidad judía se ha visto comprometida. He buscado en el mundo no judío respuestas a preguntas importantes tales como "quién soy" y "cómo vivir". En las últimas semanas, me han recordado que yo no pertenezco realmente. Ya no puedo depender del mundo no judío para obtener esas respuestas. Me veo obligado a recurrir a mis raíces judías en busca de respuestas.

Gracias a las "llamadas de atención" que me recuerdan que soy judía, estoy empezando a hacer preguntas reales. ¿Qué significa realmente ser judío? ¿Cuáles son las pasiones y placeres de un judío? ¿Cuál es el papel de la conexión y el amor en el judaísmo?

Irónicamente, estoy agradecida con aquellos que odian a los judíos, porque sin saberlo ellos me ayudaron a iniciar mi viaje hacia mis raíces, hacia un mundo judío rico y significativo.

2. Sí, soy parte del pueblo elegido.

La noción de "pueblo elegido" siempre evocaba vergüenza en mí, en torno al privilegio y el elitismo. Me distancié de ello. Luego comenzó la guerra y el mundo occidental, en particular los voceros anti-Israel, se obsesionaron con la moralidad de Israel en la batalla. Están juzgando a Israel con un estándar muchísimo más alto que cualquier otro país. Es por eso que no puedo dejar de maravillarme ante un mundo que literalmente reafirma la narrativa judía de ser "el pueblo elegido" (efectivamente, tenemos otro estandar moral). Si ellos pueden decirlo sin vergüenza, entonces yo puedo internalizarlo con orgullo.

Sí, los judíos somos un pueblo con valores y estándares más elevados. Somos personas sensibles, amables y compasivas. Cada vez que lo olvidamos, el mundo, especialmente los voceros anti-Israel, nos recuerdan quiénes somos realmente.

3. La importancia de la unidad judía.

Antes de la guerra, había mucha desunión y fricción en el pueblo judío. El 7 de octubre cambió todo eso. Israel está más unido que nunca. Judíos de todo el mundo se están uniendo. El aumento del antisemitismo creó el espacio para la mayor manifestación pro-Israel jamás vista. Cuando experimentas el odio, te acercas al amor. La cantidad de amabilidad desbordante practicada por los judíos en las últimas semanas ha sido asombrosa. Así que gracias a todos los antisemitas, ustedes ayudaron a que el pueblo judío se uniera, y ahora yo siento orgullo y conexión con mi nueva familia judía extendida.

4. Solo podemos confiar en Dios.

Pensé que podía confiar en el mundo occidental para estar a salvo. Confié en la academia que predicaba el humanitarismo y los derechos civiles. Confié en una cultura que protestaba por la igualdad y la tolerancia. Confié en políticos que prometían "nunca más". Confié en los medios de comunicación que profesaban la diversidad y la aceptación. Y la sensación de necesitar la protección de Dios se fue desvaneciendo lentamente. Estamos bien. Ellos nos respaldan.

Y luego dejaron de respaldarnos. El antisemitismo se infiltró en todos los grupos en los que confiaba. Me di cuenta de que solo puedo confiar en Dios. Solo Él nos mantiene a salvo y protegidos. He rezado y he realizado buenas acciones para concretar y fortalecer mi fe. Mi confianza en Dios se ha vuelto más fuerte y profunda gracias al aumento del antisemitismo.

Así que a todos ustedes antisemitas, tengo mucho por lo que estar agradecida. Gracias a ustedes, he crecido mucho en las últimas semanas. Estoy empezando a sentirme cómoda con mi identidad judía, aclarando lo que significa ser judío, descubriendo personas judías increíbles y fortaleciendo mi relación con Dios. Las últimas semanas de odio y fanatismo también han estado llenas de amor y luz. Han desencadenado una revolución interior en mí. Y por eso estoy muy agradecida.