¿Qué va a pasar justo antes de que llegue el Mesías?

12/02/2024

9 min de lectura

El avance tecnológico, el deterioro moral y el regreso de los judíos a Israel como precursores del Mesías.

Una de las bases del judaísmo es creer en la llegada del Mesías —o Mashíaj en hebreo—, y la subsecuente redención de Israel.

Dios sólo traerá la redención en Su momento. Si todo Israel retorna a Dios, el Mashíaj llegará y la redención final tendrá lugar de inmediato. De lo contrario, la redención no ocurrirá hasta el momento final decretado por Dios. Este es el significado del versículo: “Yo, Dios, me apresuraré en su debido momento” (Isaías 60:22). Es decir: si Israel lo merece, Dios apresurará la redención; de lo contrario, la redención tendrá lugar, pero sólo en su debido momento.

Asimismo, en la Biblia encontramos dos conceptos contradictorios respecto a la llegada de la Era Mesiánica. Hay muchos versículos que indican que la Era Mesiánica será anunciada con milagros, por ejemplo: “Vi en las visiones nocturnas, que venía con las nubes del cielo uno como un hijo de hombre… Y se le dio… un dominio eterno que no fenecerá, y su reino no será jamás destruido” (Daniel 7:13-14).

Por otro lado, numerosos versículos indican que el Mashíaj vendrá de una forma más ordinaria, por ejemplo: “He aquí que tu rey viene a ti… es humilde y monta en un asno” (Zejariá 9:9). También aquí vemos que hay dos formas básicas en las que puede comenzar la Era Mesiánica. Si Israel lo merece, será acompañado de milagros celestiales. Si no, la Era Mesiánica llegará a través de un desarrollo aparentemente natural de eventos históricos. En cualquier caso, Dios Mismo guiará las fuerzas de la historia para que eventualmente tenga lugar la Era Mesiánica.

La redención no tendrá lugar de una vez, sino gradualmente, de forma natural.

Muchos de nuestros Sabios sostienen que habrá muy poca diferencia entre el mundo que conocemos y el comienzo de la Era Mesiánica, excepto con respecto a la subyugación de Israel a otros gobiernos. Similarmente, aprendemos que la redención no tendrá lugar de una vez, de golpe, sino gradualmente, de forma natural.

Sin embargo, el Mashíaj puede llegar en cualquier momento, sin ninguna advertencia. La razón de esto es que muchas de las tradiciones respecto a los eventos que precederán a la Era Mesiánica dependen de factores que sólo Dios conoce. No todas son condiciones necesarias para la redención. Por esta razón no se debe tratar de calcular la fecha en la que llegará el Mashíaj. Nuestros Sabios enseñaron: “Que se pierda el alma de aquel que calcula el final”.

El avance tecnológico

Muchas tradiciones predicen que en la Era Mesiánica habrá un desarrollo extremo de la tecnología. Todas las enfermedades serán eliminadas, como predijo el profeta: “Entonces los ojos de los ciegos se abrirán y los oídos de los sordos se destaparán. El cojo saltará como un gamo y la lengua del tonto cantará” (Isaías 35:5-6).

Para que el hombre pueda dedicarse por completo a alcanzar la perfección espiritual, muchas formas de labores se volverán obsoletas. Se predicen varios milagros, tal como que las uvas serán tan grandes como huevos de gallina y los granos de trigo tan grandes como un puño. Todo esto puede ser posible con una tecnología no muy alejada de la que tenemos hoy en día. De hecho, cuando Rabí Gamliel habló sobre la predicción de estos milagros, afirmó que ellos no involucrarían ningún cambio en las leyes naturales, sino que son alusiones a un gran avance tecnológico. En consecuencia será necesario tan poco esfuerzo para procesar los productos agrícolas que nos parecerá que la ropa y las hogazas de pan crecen en los árboles. Similarmente, al aprender los secretos de todos los procesos vitales, será posible lograr que los árboles den frutos continuamente.

Cuando pensamos en los milagros de la Era Mesiánica como algo tecnológico más que manifiesto, entonces no es difícil entender las tradiciones que predicen para la Era Mesiánica cosas tales como vuelos espaciales y colonización interestelar, incluso de acuerdo con quienes creen que no será una época de milagros manifiestos.

Todo esto podrían ser meras conjeturas e incluso una interpretación forzada si no fuera por el hecho de que la revolución tecnológica actual también fue predicha con una fecha aproximada respecto a su inicio. Hace unos 2.000 años, el Zóhar predijo: “En el año seiscientos del sexto milenio se abrirán las puertas de la sabiduría en lo alto y los manantiales inferiores de sabiduría. Esto preparará al mundo para entrar al séptimo milenio, tal como una persona se prepara el viernes antes de la puesta de sol para Shabat. Lo mismo ocurre aquí. Y la nemotécnica para esto es (Génesis 7:11): ‘En el año seiscientos… se partieron todas las fuentes del gran abismo'”.

El Zóhar predice con una precisión casi asombrosa el comienzo de la revolución tecnológica.

Aquí encontramos una predicción clara respecto a que en el año hebreo 5600 (1840 EC) se abrirán los manantiales inferiores de sabiduría y habrá una repentina expansión de la sabiduría secular. Aunque el año 1849 no produjo ningún avance científico importante, la fecha corresponde con una precisión casi asombrosa al comienzo de la actual revolución científica.

La tradición incluso puede haber anticipado el tremendo poder destructivo de la tecnología moderna. Por eso nos advierte que la Era Mesiánica comenzará en una generación que tiene el poder de destruirse a sí misma.

Los rápidos cambios, tanto a nivel tecnológico como sociológico, provocarán una gran agitación social. Los cambios cataclísmicos provocarán un sufrimiento considerable, lo que suele denominarse Jevlei Mashíaj, o 'los dolores de parto del Mashíaj'. Si el Mashíaj llega con milagros, esto puede llegar a evitarse, pero los grandes cambios relativos a su llegada en una forma natural pueden llevar a que esos dolores de parto sean inevitables.

Conmociones en el mundo judío

Hay una tradición que asegura que en las generaciones precedentes a la llegada del Mashíaj el pueblo judío comenzará a despreciar los valores de su religión. Será un período de cambios tan acelerados que los padres y los hijos literalmente vivirán en dos mundos diferentes, en consecuencia las tradiciones transmitidas de padre a hijo se encontrarán entre las principales víctimas. Nuestros Sabios enseñan que ni los padres ni los ancianos serán respetados, los ancianos tendrán que buscar favores de los jóvenes, y los enemigos estarán dentro de la casa. Se incrementará la insolencia, la gente ya no tendrá respeto y nadie corregirá a otros. Los estudios religiosos serán despreciados y utilizados por los no creyentes para reforzar sus propios argumentos; el gobierno se volverá impío, las academias serán lugares de inmoralidad y los piadosos serán denigrados.

El judaísmo sufrirá mucho debido a todos estos trastornos. Hay una tradición que asegura que el pueblo judío se dividirá en diversos grupos, cada uno proclamará tener la verdad y será casi imposible discernir al verdadero judaísmo del falso. Este es el significado de la profecía: “Faltará la verdad” (Isaías 59:15).

También se predijo una gran ola de ateísmo en el mundo. Como resultado, muchos abandonarán completamente al judaísmo. Así es como interpretan los Sabios la profecía: “Muchos se purificarán… y se refinarán. Peor el malvado procederá con maldad y ningún malvado comprenderá. Sólo los sabios comprenderán” (Daniel 12:10). Es decir, sólo los sabios comprenderán que esta es una prueba del cielo y que deben mantenerse firmes en su fe.

Los judíos retornarán a sus verdaderos valores judíos después de haberse alejado.

Por supuesto, habrá algunos judíos que se mantendrán leales a sus tradiciones y otros retornarán a los verdaderos valores del judaísmo después de haberse alejado. Ellos entenderán que son testigos de la agonía de un viejo orden degenerado y no se sentirán atraídos hacia él. Pero sufrirán todavía más por eso, y serán llamados tontos por no ajustarse a los caminos degradados del período pre-mesiánico. Este es el significado de la profecía: “El que se aparte del mal se convertirá en presa” (Isaías 59:15).

También hay una tradición respecto a que antes de la llegada del Mashíaj habrá una explosión demográfica.

Otra tradición afirma que si Israel no se arrepiente, Dios pondrá un rey como Hamán que deseará aniquilar a todo el pueblo judío. Esta puede ser la razón de la carrera casi incomprensible de Hitler.

El retorno a Israel

Una de las tradiciones más importantes respecto a la Era Mesiánica se refiere al retorno de la diáspora y el reasentamiento en la Tierra de Israel. Hay numerosas tradiciones que afirman que el pueblo judío comenzará a retornar a la Tierra de Israel como un preludio al Mashíaj. El regreso comenzará con una medida de independencia política y, de acuerdo con algunas opiniones, con el permiso de otras naciones.

Por ser el punto más sagrado de la Tierra de Israel, Jerusalem es la ciudad más importante que debe ser reconstruida. Una tradición asegura que el retorno del exilio y la reconstrucción de Jerusalem ocurrirán juntas como dos de los preludios más importantes para la llegada del Mashíaj. De acuerdo con esta tradición, primero retornará a la Tierra Santa un pequeño porcentaje de los exiliados, y luego Jerusalem pasará a estar bajo el control judío y a ser reconstruida. Sólo entonces la mayoría de los judíos del mundo retornarán a su patria. Como está escrito: “Dios edifica a Jerusalem; Él reunirá a los dispersos de Israel” (Salmos 147:2).

Otra tradición sostiene que en ese momento la Tierra de Israel podrá cultivarse luego de un largo período de desolación. Esto se basa en la profecía: “Oh montañas de Israel, deja que broten tus ramas y da fruto a Mi pueblo Israel, porque están por venir” (Ezequiel 36:8).

Hay otra razón importante por la cual el regreso del exilio debe preceder a la llegada del Mashíaj. Una de nuestras tradiciones respecto al advenimiento de la Era Mesiánica es que marcará el retorno de la profecía al pueblo judío. Asimismo, de acuerdo con las palabras finales pronunciadas por un profeta, Eliahu retornará como un profeta y anunciará la llegada del Mashíaj, como está escrito: “He aquí que les mandaré a Eliá [Eliahu] antes de que venga aquél gran y terrible día de Dios” (Malaji 3:23). Esto es necesario porque el Mashíaj será un rey, y un rey sólo puede ser ungido por un profeta. Además, el Mashíaj mismo será un profeta, el mayor de todos los profetas, sólo inferior a Moshé.

Por lo tanto, la restauración de la profecía es muy importante para el desarrollo de la trama mesiánica. Sin embargo, esto requiere ciertas condiciones. En primer lugar, la profecía por lo general sólo puede tener lugar en la Tierra de Israel y no en cualquier otra tierra. Pero la Tierra de Israel no es propicia para la profecía en todo momento. Antes de que pueda haber profecía en la Tierra de Israel, deben habitar allí la mayoría de los judíos del mundo. Por lo tanto, a menos que asumamos que esta regla se quebrará, antes de que comience la Era Mesiánica tiene que vivir en la Tierra de Israel más de la mitad del pueblo judío.

El Templo y las tribus

Uno de los eventos más importantes de la Era Mesiánica será la reconstrucción del Templo Sagrado (Beit HaMikdash). De hecho, de acuerdo con Maimónides, el mismo acto de construir el Templo es lo que establecerá la identidad del Mashíaj sin ninguna sombra de duda. Sin embargo, hay muchas cosas relativas al Templo que sólo pueden ser corroboradas proféticamente, como por ejemplo la ubicación exacta del Altar. Cuando Ezra reconstruyó el Templo después del exilio de Babilonia, el lugar del Altar tuvo que ser revelado proféticamente, y aparentemente lo mismo será cierto cuando el Templo sea reconstruido en la Era Mesiánica.

Con respecto a la conquista de la Tierra de Israel, la Torá declara: “Vaciarán la tierra y se asentarán en ella” (Números 33:53). Muchas autoridades sostienen que este mandamiento sigue teniendo relevancia hoy en día.

Hay una tradición que afirma que la Tierra de Israel sólo se recuperará con grandes sufrimientos. Esto ya lo hemos cumplido para obtener la parte de la Tierra que poseemos en la actualidad.

Aunque en Israel se obtuvo cierta medida de independencia política, el retorno completo de los exiliados sólo lo logrará el Mashíaj. Respecto a esto, el profeta predijo: “En ese día, Dios pondrá Su mano nuevamente por segunda vez, para recobrar los restos de Su pueblo… Él pondrá una bandera para las naciones, convocará a los dispersos de Israel y reunirá a los esparcidos de Iehudá desde los cuatro rincones de la tierra” (Isaías 11:11-12).

Gog y Magog

Hay una tradición respecto a que habrá grandes sufrimientos antes de la llegada del Mashíaj. Dijeron: “Un tercio de los problemas del mundo tendrán lugar en la generación previa al Mashíaj”.

Hay profecías respecto a que habrá alrededor de Jerusalem una “Guerra de Gog y Magog”. De acuerdo con esta tradición, cuando las naciones escuchen sobre el gran éxito del pueblo judío reconstruyendo su tierra, se reunirán para luchar contra ellos cerca de Jerusalem dirigidos por Gog, el rey de Magog. La batalla simbolizará la guerra final entre el bien y el mal. En Jerusalem finalmente todo el mal será vencido.

Linaje

El Mashíaj del que estamos hablando será un descendiente directo del Rey David, de la tribu de Iehudá. Por eso se lo conoce como Mashíaj ben David, o Mashíaj el hijo de David. Hay también una tradición respecto a que habrá otro Mashíaj, de la tribu de Efraim, el hijo de Iosef, que precederá al Mashíaj ben David. Él es conocido como Mashíaj ben Iosef o Mashíaj ben Efraim.

Hay una tradición que sostiene que los enemigos de Israel sólo sucumbirán a un descendiente de Iosef. Por lo tanto, el Mashíaj ben Iosef será quien lleve a Israel a la victoria en la guerra de Gog y Magog. Este es el significado del versículo: “La casa de Iaakov será un fuego, y la casa de Iosef una llama, y la casa de Esav hojarasca. Serán encendidos y los consumirán. Y no quedará nadie de la casa de Esav, porque Dios así lo ha dicho” (Ovadiá 1:18).

El profeta Eliahu anunciará la llegada del Mashíaj.

Respecto a la relación entre los dos Mashíaj (el Mashíaj ben Iosef y el Mashíaj ben David), el profeta declaró: “La envidia de Efraim se apartará y los adversarios de Iehudá serán cortados. Efraim no envidiará a Iehudá y Iehudá no molestará a Efraim” (Isaías 11:13). Esto significa que cada Mashíaj llevará a cabo su tarea sin envidia. Asimismo está escrito: “Y tú, hijo de hombre, toma una vara y escribe sobre ella: ‘Para Iehudá y para los hijos de Israel, sus compañeros’. Luego toma otra vara y escribe sobre ella: ‘Para Iosef, el báculo de Efraim y de toda la casa de Israel, sus compañeros’. Júntalas una con otra como una sola vara, para que se unan en tu mano” (Ezequiel 37:16-17). De acuerdo con una antigua tradición, el primer Mashíaj luchará y morirá en la guerra de Gog y Magog. Todo Israel guardará duelo por él, como está escrito: “Y me mirarán a Mí, a Quien traspasaron, y gemirán como quien gime por la muerte de su primogénito” (Zejariá 12:10).

Antes de que aparezca el Mashíaj final, se levantará un profeta que anunciará su llegada y llevará al pueblo judío de regreso a Dios. Este profeta es conocido como el profeta Eliahu. Está escrito: “He aquí que les mandaré a Eliá [Eliahu] el profeta antes de que venga aquel día grande y terrible de Dios” (Malaji 3:23). Su tarea principal será traer paz al mundo al guiar a todos de regreso a Dios. La profecía concluye diciendo: “Y hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a sus padres, para que Yo [Dios] no venga a herir el mundo con mayor destrucción” (Malaj 3:24).

Hay una tradición respecto a que Eliahu se revelará un poco después de la guerra de Gog y Magog, inmediatamente antes de que aparezca el Mashíaj ben David.

Algunos sostienen que Eliahu es un cohen, que servirá como el Gran Sacerdote en el Tercer Templo en los días del Mashíaj.


Extracto de “The Handbvook of Jewish Thought” (Volumen 2, Maznaim Publishing). Publicado con permiso.

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