Siguiendo las huellas del Éxodo en Egipto

08/04/2023

4 min de lectura

Al guiar tours en la tierra de los faraones, logré un aprecio inesperado por los egipcios modernos y antiguos.

Puedes llamarlo "el Éxodo invertido".

Cada vez son más los grupos de turistas israelíes que viajan a El Cairo, Luxor y Aswan para visitar los sitios de Egipto, y hace poco guié allí al primer tour bíblico kasher. Estar expuesto a Egipto, antiguo y moderno, es una experiencia alucinante.

Te impresionas desde el momento en que llegas a la autopista, al salir del aeropuerto internacional de El Cairo. Ante ti hay dos grandes carteles. A la derecha, "Ciudad Nasser", llamada así en honor al dictador que quiso destruir a Israel en 1956 y 1967; y a la izquierda, "Ciudad 6 de octubre", erigida en conmemoración del ataque sorpresa contra Israel en Iom Kipur de 1973.

Recuerdo claramente ser un niño, sentado al lado de mi padre en la sinagoga en la mañana de Iom Kipur, cuando el rabino se puso de pie y anunció: "Israel fue atacado; no sabemos dónde y no sabemos por quién".

Pero en un abrir y cerrar de ojos, esto es lo que veo ahora: un judío con una kipá trota por Luxor y Asuán y es recibido con aplausos y vítores por los habitantes locales que lo saludan: "¡Saba al-khair!". 35 judíos cmainan por el shuk (mercado) densamente poblado del centro de El Cairo un viernes a la mañana, mientras los vendedores ambulantes se acercan a venderles sus productos gritando: "¡Shalom ubrajá!". Judíos formando un minián para la plegaria vespertina en el vestíbulo del Hilton Ramsés en El Cairo, mientras el personal de la cocina del hotel verifica cada uno de sus movimientos con nuestro supervisor de kashrut, ansioso por respetar las leyes de los judíos, paralelas a las leyes dietéticas musulmanas de halal.

En Egipto, por primera vez en mi vida, camino por una ciudad donde la gran mayoría de las personas son como yo: practican devotamente su religión. Hay algo liberador en no sobresalir en un medio secular liberal.

Aquí lees en los jeroglíficos nombres como Miriam y Pinjás, y pasas tu mano sobre ladrillos de arcilla y paja que datan del tiempo d ela esclavitud en Egipto.

Visitar los sitios del antiguo Egipto realmente es como seguir las huellas del Éxodo. Aquí lees en los jeroglíficos nombres como Miriam y Pinjás (¿Pinjás era un nombre egipcio? ¿Quién sabe?), y pasas tu mano sobre ladrillos de arcilla y paja que datan del tiempo de la esclavitud en Egipto.

Algunos de los descubrimientos son verdaderamente reveladores. En la mesa del Séder, recordamos cómo Dios liberó a Israel de Egipto con "mano fuerte y brazo extendido". La mayoría de las personas se sorprenderán al saber que esta frase bíblica en realidad tiene origen egipcio: las inscripciones egipcias describen rutinariamente al faraón como "la mano poderosa" y a sus actos como los del "brazo extendido".

Cuando la Torá describe a Dios con los mismos términos usados por los egipcios para exaltar a sus faraones, vemos en acción la dinámica de la apropiación cultural. Durante gran parte de su historia, el antiguo Israel estuvo bajo la sombra de Egipto. Para los pueblos débiles y oprimidos, una forma de resistencia cultural y espiritual era apropiarse de los símbolos del opresor y utilizarlos para fines ideológicos diferentes.

O considera esto: cuando escribes una frase en jeroglíficos, hay una regla especial: si la sentencia contiene el nombre de un dios, ese nombre del dios debe ser la primera palabra de la frase, sin importar lo que eso provoque a la sintaxis del resto de la frase. Piensa en un versículo como el de Éxodo 3:11: "Y Moshé le dijo a Dios: '¿quién soy yo para ir ante el faraón?'". En jeroglífico, esto se hubiera escrito de esta forma: "Dios Moshé dijo a quién soy yo para ir ante el faraón?". Esto lleva a que leer los jeroglíficos sea increíblemente difícil, pero como un hombre de fe, entiendo la idea: pon primero a Dios y trabaja alrededor de Él.

Emocionado, uno de los participantes me mostró que encontramos el mismo fenómeno en la ley judía. La Torá dice que el Gran Sacerdote debe llevar una diadema en la que están inscriptas las palabras "Sagrado para Dios" (Kodesh laHashem). Pero de acuerdo con el Talmud (Shabat 63b), esto debe escribirse en dos líneas: en la línea superior, sólo el Tetragrámaton, y en la línea inferior "sagrado para". Entonces entendí algo: al compartir la mentalidad de "Dios primero", tengo algo significativo compartido con esos egipcios idólatras de la antigüedad que esclavizaron a los judíos, algo que no tengo en común con muchas de las personas que hoy en día considero buenos amigos.

Nada de esto ocurriría ahora sin los Acuerdos de Abraham, cuyo impacto arrastró a Egipto como parte del eje sunita moderado y su acercamiento al estado judío. La línea aérea Egyptair, que durante años se negó a viajar a Tel Aviv, ahora tiene un servicio diario. Sin duda, esto no es por amor a Sion, sino por amor a mamón. Los egipcios quieren que los empresarios israelitas viajen a África a través de El Cairo. Quieren que los judíos visiten Egipto, porque eso ayuda a su economía. Pero hace no mucho tiempo, esos intereses no lograban superar la animosidad ni la ideología radical.

Esas oportunidades nos desafían a mirarlos desde una nueva perspectiva, tal como ellos nos ven a nosotros. Entonces, es un momento de bendición y un primer paso. Siguiendo la cadencia de la Hagadá, podemos decir: Este año es diferente a todos los otros años. E incluso si ahora podemos visitar Egipto en paz, aunque los egipcios todavía no canten el Hatikva, daieinu.


FOTO: La plegaria de Minjá en la Esfinge, (Cortesía de Sador Joffe)

Este artículo apareció originalmente en el Times of Israel.

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