4 ideas importantes que aprendí sobre el matrimonio

19/12/2023

5 min de lectura

Pequeñas acciones, muchas veces al día, hacen la diferencia.

1. Agradece a tu pareja

Una de las mejores formas de fomentar el amor es valorar y respetar a tu pareja, y una forma práctica de hacerlo es expresando consistentemente apreciación sincera y especifica. No existe demasiada gratitud.

Una forma fácil de implementar esto es decir gracias muchas veces al día.

Durante años yo di por sentado a mi esposo. No es que no le agradecía, pero no apreciaba completamente todas las pequeñas cosas que él hacía. Mientras más historias escucho sobre las parejas de otras personas y los desafíos que otras mujeres tienen con sus parejas, más me doy cuenta de que las pequeñas cosas en la vida son realmente grandes cosas.

Cada mañana, mi esposo se levanta y se va a trabajar. Él se hace cargo de las cuentas. Él saca la basura. Él pone la alarma de la casa cada noche. Yo no le estaba agradeciendo por las cosas que yo esperaba que él hiciera.

Ahora, le agradezco por algo especifico, la mayor cantidad de veces posibles en el día. No digo solamente, “Mi amor eres lo máximo. ¡Te quiero!”, pienso en una acción especifica que él hizo y le agradezco por eso.

Dos cosas pasaron. Mi esposo se sintió respetado y apreciado. Y yo empecé a quererlo incluso más de lo que ya lo quería.

Tan pronto como puse en práctica esta forma de gratitud activa, noté un cambio dramático. Dos cosas pasaron. Mi esposo se sintió respetado y apreciado. Y yo comencé a quererlo incluso más de lo que ya lo quería.

Todos queremos sentirnos apreciados. Encontrar formas creativas de compartir nuestra apreciación fortalece mucho a la pareja, y el cielo es el límite. Dejar notas en su escritorio, tarjetas bajo la almohada o escribir mensajes en espejos, son unos cuantos ejemplos simples pero considerados.

Mi esposo siempre dice, “no necesito el agradecimiento”. Bueno, ¿adivina qué? Yo lo necesito. Yo necesito reconocer todo lo que mi esposo hace. Yo necesito desarrollar mi amor por él. Yo necesito apreciar y comprender todo lo que él hace por nuestro matrimonio y nuestra familia.

2. Están en el mismo equipo

Toma tiempo hasta que una pareja realmente siente que están en el mismo equipo y presentan un frente unificado. Inicialmente, podemos sentir una lealtad hacia nuestros padres o familia por sobre nuestra pareja.

Yo comparto el siguiente consejo con las novias. “En cierto punto durante tu matrimonio alguien en tu familia te va a decepcionar. Podrías empezar a darte cuenta de que tus padres ‘perfectos’ en realidad tienen muchos defectos. Un hermano podría faltarle el respeto a tu pareja o una amiga podría traicionarte gravemente. En ese momento, mirarás a tu esposo y verás que solamente están tú y él. Lo único que realmente tienen es el uno al otro.

Una vez que se den cuenta de que son un equipo, podrán resistir cualquier desafío juntos.

Cuando yo era niña, a mi abuela le encantaba enseñar este proverbio francés:

“Si quieres tener un matrimonio feliz, tienes que esconderte”.

Yo no tenía idea de que estaba hablando. Ahora entiendo que ella estaba hablando de crear un lazo exclusivo con tu pareja que tiene prioridad por sobre todo lo demás.

Bajo el toldo nupcial, damos vueltas alrededor de nuestro esposo siete veces como símbolo de la creación de un hogar. Al mismo tiempo, los siete círculos crean un límite para el mundo exterior.

En hebreo la palabra “bidud” significa separación de otro, pero “badad” (las mismas letras) significa cercanía. Cuando creas un vínculo exclusivo con tu pareja, juntos crean una cercanía irrompible.

Cuando alguien se acerca a mí con sus frustraciones en relación a los suegros, la primera pregunta que hago es, “¿Qué piensa tu esposo?” inevitablemente ellos no están de acuerdo con respecto al problema. Una vez que presentan un frente unificado, pueden resistir la mayoría de los desafíos. Finalmente, lo que más importa no es lo que los suegros (o cualquiera) digan o hagan, es cómo reacciona la pareja. Si se mantienen juntos y se apoyan el uno al otro pueden resistir cualquier cosa. Si no, incluso el insulto más pequeño puede convertirse en una guerra enorme.

3. Cede el control

Cuando mi esposo y yo recién nos casamos, yo rápidamente me di cuenta de que tenemos estilos diferentes de conducir (eufemismo). Él paraba demasiado cerca del auto de adelante y yo me agarraba a los lados de mi asiento y respiraba profundo.

“¿Qué pasa?” preguntaba él a la defensiva.

Yo me arreglaba para decir, “No es nada… todo está bien”, mientras le agradecía en silencio a Dios que seguía viva. Yo había decidido que él no sabía conducir de forma segura. El hecho de que él navegaba las desafiantes calles impecablemente, no significaba nada para mí en ese momento. Yo sentía que mi trabajo era “ayudarlo” y así es como comenzaron mis instrucciones de copiloto, lo cual solamente llevó a más frustración y a que él sintiera que lo estoy criticando y que no lo respeto.

Desde entonces he desarrollado un método nuevo. Porque mi esposo realmente es un conductor seguro, yo cierro la boca y lo dejo conducir de la forma que mejor sabe. Ha habido ocasiones en las que él está conduciendo con confianza hacia el otro lado de donde tenemos que ir e incluso entonces yo no digo una palabra. Solamente sonrío (no la sonrisa engreída de yo sé mejor que tú, sino una sonrisa genuina). En vez de intentar controlarlo, cosa que igual no funciona, disfruto la cercanía y la conversación agradable con él mientras estoy en el auto.

El control y la intimidad viven en lados polares opuestos del espectro. Mientras más control/”ayuda” ejercemos, menos intimidad vivimos. Cuando entregamos el control, disfrutamos de los gloriosos beneficios de la intimidad.

4. Dale prioridad a tu pareja

Uno de los mayores errores que cometí al principio de mi vida de casada fue priorizar las necesidades de los niños por sobre las de mi esposo.

Ni siquiera me daba cuenta de que estaba dándole prioridad a todo lo demás en mi día antes que a mi esposo. El trabajo estaba agendado, el tiempo para escribir era agendado, incluso caminatas con amigas estaban agendadas. Pero tiempo con mi esposo no estaba agendado. La vida se hizo tan agitada que para el momento en que llegaba la noche, ya no me quedaba energía.

No peleamos por eso. él nunca me dijo que estaba enojado, pero el tiempo pasaba y yo quería comenzar a sacarle provecho a nuestros años juntos.

Tienes que aprender a decir 'no' en el trabajo, 'no' a tus hijos, a la comunidad o a tus amigas, para poder reservar energía para tu esposo.

Aquí hay 3 cosas que puedes hacer para asegurarte de que tu esposo sea tu prioridad:

  1. Agenda tiempo con tu esposo. Ya sea una caminata, una cita para almorzar o solamente pasar tiempo juntos, agéndalo y cúmplelo como lo harías con cualquier otra cosa.
  2. Pasen el máximo tiempo juntos posible antes de que tengan hijos. Después, tienes que pagarle a alguien para salir de casa.
  3. Comienza a decir 'no' a la comunidad, a las amigas y, en ocasiones, incluso a tus hijos. Su relación durará más que los años que tus hijos estén en casa y por lo tanto, tu pareja merece lo mejor de ti.
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