Anschluss: Cuando Alemania anexó Austria

13/03/2024

7 min de lectura

Sin un solo disparo, Hitler entró en Austria, recibido por los vítores de las multitudes ansiosas por ver partir a sus compatriotas judíos.

En enero de 1933, los judíos de Alemania estaban bajo el puño del nazismo con el auge del partido nazi. Cinco años después, los judíos austríacos enfrentaron el mismo destino cuando Austria fue anexada a la Alemania nazi el 12 de marzo de 1938.

En ese momento había en Austria alrededor de 200.000 judíos; 170.000 vivían en Viena, una ciudad con 1,9 millones de habitantes. El 12 de febrero de 1938, Hitler arregló un encuentro con el nuevo canciller austríaco Kurt Von Schuschnigg y exigió que los nazis austríacos fueran nombrados en el gobierno o de lo contrario enfrentarían una invasión. En respuesta, el Canciller pidió efectuar un referéndum sobre el tema. La idea fue completamente rechazada por Hitler y el 11 de marzo de 1938 el canciller abandonó su puesto cuando el ejército alemán cruzó la frontera y marchó por Austria.

Hitler supervisa a las tropas alemanas en Viena, 1938.

Cuando las tropas alemanas se dirigieron a Viena, Hitler fue recibido por los vítores de la multitud y pedidos de Anschluss, la unificación de Alemania y Austria.

Al día siguiente fue establecido el gobierno nazi. Los años de legislación antijudía emitida en Alemania muy pronto sería aplicada también a los judíos austríacos.

El único gobierno que objetó al Anschluss fue México, que presentó una fútil protesta en la Liga de las Naciones. Francia, Inglaterra y los Estados Unidos no actuaron. El primer ministro británico Neville Chamberlain, quien unos meses más tarde lideraría las negociaciones para ceder el territorio checoslovaco de los Sudetes a los nazis a cambio de una promesa de no agresión, no se preocupó demasiado por la anexión, declarando que dado que no había un acuerdo previo al respecto, no hubo ninguna transgresión.

Soldados de asalto nazis vigilan un negocio de propiedad judía en Viena poco después de la anexión. El grafiti dice: "¡Cerdo judío, que se pudran tus manos!"

Hitler regresó a Alemania y convocó retroactivamente a un referéndum sobre la anexión para el 19 de abril bajo la supervisión del ejército alemán. Ese día, el 99,75% de los votantes austríacos, excluyendo a los judíos y otros "ciudadanos no deseados" que tuvieron prohibido participar, votaron a favor de la anexión. Muchos fueron intimidados para apoyar el Anschluss en una elección manipulada donde las boletas debían llenarse frente a los oficiales de la SS y entregárselas en sus manos, sin que fuera posible que el elector la introdujera por sí mismo en la urna. En la papeleta aparecía en el centro un circulo muy grande para poner "sí" y otro más pequeño a la derecha para poner "no".

Pero el apoyo popular fue masivo. Los austríacos sentían alivio de que la invasión alemana no hubiera sido violenta (aunque eso iba a cambiar). Tenían la esperanza de que con la anexión saldrían de sus sufrimientos económicos, tal como lo había prometido Alemania.

Muchos austríacos vieron el Anschluss como una oportunidad para liberarse de los judíos austríacos.

Tras haber sido inundados con propaganda nazi, en Austria también había crecido el apoyo al nazismo desde que los nazis subieron al poder en Alemania en 1933. Otras razón fue la prevalencia del antisemitismo en Austria. Muchos austríacos vieron el Anschluss como una oportunidad para liberarse de los judíos austríacos. Muchos austríacos estuvieron involucrados en los crímenes de guerra del Tercer Reich. Los SS, el personal y los directores de los campos de concentración representaban de forma desproporcionada a los austríacos, que componían una octava parte del Reich.

Los austríacos reciben con entusiasmo a Hitler.

La frase "Juden Raus" (judíos afuera) se volvió un grito popular hacia los judíos de Austria, la misma nación en la cual en 1867 el emperador Franz Josef había otorgado igualdad de derechos y protección a los judíos.

La erupción del antisemitismo

A los judíos les daban cepillos y los obligaban a limpiar las calles mientras los observadores vitoreaban con júbilo. Días más tarde, las fuerzas nazis obligaron a los judíos a limpiar y borrar de las aceras señales políticas del gobierno previo. Los matones nazis hacían piquetes en los comercios judíos desalentando a los ciudadanos comunes de entrar a los mismos. Los niños judíos fueron obligados a escribir la palabra "Jude" en las tiendas de sus padres. Los judíos eran golpeados en las calles.

El Congreso Mundial Judío apeló a los miembros de la Liga de las Naciones para que ayudaran a los judíos austríacos que estaban "expuestos completamente al barbarismo nazi". El mensaje continuaba diciendo: "Las voces de los hermanos judíos austríacos preguntan si el mundo civilizado cumplirá sus deberes". Esta súplica, como muchas otras pidiendo ayuda humanitaria durante esta era oscura, fue ignorada.

El 18 de marzo fueron clausuradas las oficinas de la comunidad judía y de las organizaciones sionistas. Los líderes fueron llevados prisioneros, algunos de ellos fueron torturados. Los judíos comenzaron a ser despedidos de sus empleos.

Judíos austríacos son obligados por miembros de la juventud hitleriana a limpiar una calle. Viena, marzo 1938

Las oficinas de beneficencia judía estaban cercadas por los desesperados y destituidos. El Comité de Distribución del Joint proveyó ayuda de emergencia. Los fondos eran administrados a través de la Israelitische Kultugemeinde Wien (la comunidad israelita de Viena), la única organización judía que tenía permitido funcionar en ese momento. Se abrieron comedores de beneficencia.

Al igual que en la Alemania nazi, sistemática y sucesivamente fueron imponiendo sobre los judíos austríacos medidas restrictivas.

El primer transporte de judíos y prisioneros políticos al campo de concentración Dachau partió de Viena el 1 de abril de 1938.

En abril de 1938, 16.000 escolares judíos fueron traspasados a escuelas segregadas, completamente judías. Al terminar el año lectivo, esas escuelas fueron clausuradas.

El 27 de abril, los judíos con activos que superaban los dos mil dólares recibieron la orden de declararlos en un plazo de dos meses.

El 20 de mayo se introdujeron en Austria las leyes de Núremberg, que definían quién era judío en los términos raciales nazis.

El 2 de julio, los parques públicos quedaron prohibidos para los judíos.

El 10 de agosto de 1938, acelerando los esfuerzos para liberarse de los judíos, la oficina central de emigración judía comenzó a estar bajo la dirección de un importante oficial austríaco de las SS, el infame Adolf Eichmann, quien obligó a los judíos a entregar sus bienes antes de permitirles emigrar.

El campo de concentración Mauthausen ubicado en el norte de Austria fue establecido en agosto de 1938.

A finales de setiembre, a los médicos judíos les permitieron atender sólo a pacientes judíos, mientras que los abogados judíos sólo podían representar a otros judíos.

Cuando ya se encontraban en un estado de desesperación, los judíos austríacos fueron golpeados con salvaje brutalidad en Kristallnacht, la noche de los cristales, del 9 al 10 de noviembre. Los nazis se unieron a las turbas civiles asaltando a los judíos austríacos. Incendiaron las sinagogas, destrozaron cuatro mil tiendas judías. Seis mil judíos fueron deportados a Dachau y alrededor de dos mil al campo de concentración de Buchenwald. Quienes prometieron emigrar y dejar atrás sus propiedades fueron liberados. Veintisiete judíos austríacos fueron asesinados.

Los refugiados y las deportaciones

La desenfrenada y frenética búsqueda de un lugar de refugio era cada vez más desesperada. Algunos encontraron refugio en Gran Bretaña y en otras naciones europeas, en los Estados Unidos, en China (principalmente en Shangai), en el Mandato de Palestina, Sudamérica, Sudáfrica y Australia. Para mayo de 1939, casi la mitad de los judíos austríacos habían partido. Otros 28.000 pudieron emigrar antes de que comenzara la guerra en setiembre.

Austríacas felices dan la bienvenida a los nazis alemanes

En total, 126.445 judíos lograron partir antes de que comenzara la guerra en setiembre de 1939. Una semana más tarde, el periódico "Deutsches Volksblatt" de Viena alentó a realizar "boicots antijudíos despiadados" hasta que el último judío se viera obligado a emigrar de Austria. En el verano de 1939, el gobierno cerró o confiscó 27.000 tiendas y empresas de propiedad judía.

En octubre de 1939 comenzaron las primeras deportaciones de judíos austríacos a Europa Oriental, al campo de detención Nesko, Polonia, siguiendo las órdenes de Eichmann.

En diciembre de 1940, quedaban alrededor de 50.000 judíos en Viena, algunos de ellos de comunidades externas que habían sido obligados a mudarse a Viena. En su mayoría estaban desempleados y vivían en departamentos con otras familias.

En octubre de 1941, los nazis detuvieron la emigración judía y comenzaron las deportaciones sistemáticas. El 15 de octubre comenzaron las deportaciones al gueto de Lodz en Polonia. Viena fue la primera ciudad en llevar a cabo deportaciones. Unos 47.500 judíos fueron deportados desde Viena a guetos en Europa Oriental, donde la mayoría fueron ejecutados por los escuadrones asesinos Einsatzgruppen.

Para noviembre de 1942, quedaban en Viena unos 7.000 judíos.

A fines de 1944 sólo quedaban en Viena 6.000 judíos y 65.000 habían muerto en guetos y campos de concentración.

Sin disparar ni un tiro, los nazis se instalaron en Austria con la llegada del ejército alemán. Pronto entrarían también a Checoslovaquia, fortaleciendo todavía más el poder militar de la Alemania nazi. El Anshluss fue un gran paso hacia la guerra mundial.

Entre los Justos de las Naciones de Yad Vashem se mencionan sólo 113 austríacos que salvaron judíos, un número mucho menor que en el resto de los países europeos.

Para los judíos de Austria que habían disfrutado la libertad en una sociedad que vio triunfar a muchos judíos en muchos campos, la llegada del nazismo destruyó abruptamente su mundo.

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