Crecimiento personal
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Inyecta frescura a lo mundano cambiando la forma en que haces las cosas.
¿Recuerdas tu primer día de escuela? ¿La primera vez que manejaste después de recibir tu licencia de conductor? ¿La primera cita con tu alma gemela?
De alguna manera, con el tiempo, nos acostumbramos a todo, y las experiencias que alguna vez nos emocionaron parecen vacías. El viaje a la escuela se vuelve una tarea aburrida, manejar el carro se convierte en una experiencia estresante, y las charlas íntimas con tu alma gemela giran en torno a sacar la basura.
De acuerdo con los investigadores O'Brien y Smith, una vez que efectuamos un acto cierta cantidad de veces, llegamos a una etapa denominada "saciedad y adaptación", donde la experiencia ya no es nueva y emocionante. Nos deslizamos por la rutina cotidiana y nos aclimatamos a nuestro nuevo entorno, por lo que la magia de lo desconocido se disipa rápidamente. Y luego lloramos. Lamentamos haber perdido la sensación de novedad, la emoción, y buscamos el siguiente placer que promete brindarnos una satisfacción duradera.
Los seres humanos siempre buscamos placer. Queremos recapturar esas chispas iniciales de asombro en nuestros trabajos, en nuestra vida familiar, en nuestras amistades y en nuestras vidas espirituales. Pero no sabemos cómo lograrlo.
Bueno, ahora ya sabemos la respuesta. Esto es lo que nos dicen los últimos descubrimientos científicos: ¡Come palomitas de maíz con palillos!
En el 2018, O'Brien y Smith condujeron una serie de experimentos evaluando los niveles de disfrute en experiencias habituales versus experiencias novedosas. Un grupo de 68 participantes seleccionó un sabor de palomitas de maíz entre cuatro opciones y comieron diez granos de palomitas de maíz ya fuera con las manos o con un par de palillos chinos. Posteriormente, los participantes completaron una encuesta en la que evaluaron la experiencia en lo que respecta al placer, entre otros factores evaluando el sabor. Los resultados fueron claros: el grupo que comió con palillos tuvo una experiencia mucho más placentera que el grupo que comió las palomitas con las manos.
Podemos considerar esto como un ejercicio de mindfulness (conciencia plena), y considerar que el grupo que comió con palillos tuvo un buen momento de "meditación" antes de colocar en su boca cada grano de palomitas de maíz, en vez de atiborrase a puñados. Pero el experimento se basó en una simple verdad: la variedad es la sal de la vida. Esto es lo que da sabor a nuestra vida y llena nuestros días de profunda satisfacción. Variedad.
Ahora bien, variedad no implica diferentes opciones. Variedad significa hacer exactamente lo que has hecho miles de veces, pero hacerlo de manera distinta.
El grupo que comió palomitas de maíz con palillos disfrutó cada bocado crujiente mucho más, porque cambió la forma en que lo comieron. No porque las palomitas fueran más nutritivas, deliciosas o caras. No por comerlas en una isla exótica o porque se las sirvió un camarero con guantes blancos. Simplemente porque la experiencia varió.
Nuestra plegaria diaria nos recuerda este concepto. En la bendición antes del Shemá decimos: "Dios, en Su bondad, renueva las cosas cada día, constantemente". Esta declaración es algo difícil de procesar. Las cosas son iguales día tras día. Como dijo el Rey Shlomó: "No hay nada nuevo bajo el sol". Cada día el sol sale y se pone. Las flores florecen en la primavera y en el otoño las hojas caen de los árboles y se acumulan bajo nuestros pies. ¿Qué renovación vemos cada día, constantemente? El cielo es el mismo cielo de ayer, el césped es el mismo césped que habrá mañana.
En una sola palabra: frescura. Dios constantemente desea la existencia de cada hoja y de cada grano, ordenando que el sol se ponga y salga, nombrando y contando cada estrella. La novedad no está en la creación de cosas nuevas sino en el pensamiento singular y en las formas de llevar este pensamiento a la acción. Constantemente podemos inyectar frescura a nuestra rutina mundana al cambiar la forma en que hacemos las cosas.
Si bien sacar mi nuevo calendario para el 2023, comenzar una nueva sección en mi diario y empezar un nuevo semestre en la universidad es algo emocionante en este momento, en unas cuantas semanas la novedad desaparecerá. El calendario se gastará, el diario volverá a estar lleno de notas adhesivas y estrés, y el nuevo semestre ya no será tan nuevo. Enero es mi recordatorio de que no necesito nuevas experiencias; necesito nuevos métodos.
Inténtalo. Come con tu pareja, pero en otra habitación. Elige una ruta diferente para viajar al trabajo. En tu noche con amigos, vayan a un restaurante diferente. Y hagas lo que hagas, mantén siempre tus palillos chinos a mano. En definitiva, ¡la variedad es la sal de la vida!
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