Cómo Aish cambió mi vida

01/04/2024

5 min de lectura

Miles Guralnick, un apasionado atleta y futuro estudiante de medicina, aplica sus habilidades para explorar el pensamiento y la sabiduría judía.

Miles Guralnick creció en un hogar judío no religioso y estudió administración de empresas en la Universidad de Toronto, antes de cambiar de rumbo y llegar a Israel a hacer una pasantía en investigación psiquiátrica, estudiando los efectos de las drogas psicodélicas en ratones para prepararse para ingresar en la facultad de Medicina. El viaje le cambiaría la vida.

"Un componente de la pasantía consistía en tomar algunas clases en una ieshivá, algo que no me entusiasmaba demasiado", contó Miles un par de años después en una entrevista con AishLatino. "Me interesaba la investigación médica y me gustaba conectarme con otros judíos, pero estudiar judaísmo nunca fue lo mío. Desde el punto de vista médico, la pasantía era una gran oportunidad, así que pensé que sufriría con las clases de la ieshivá. No pensé que eso me llevaría a una comprensión totalmente nueva de quién soy".

Miles había asistido a la escuela hebrea los domingos ("hasta que pude convencer a mis padres para que me dejaran no ir más") y a un campamento judío reformista. Ese era el alcance de su educación judía.

En Israel, Miles disfrutó aprendiendo los elementos conceptuales del judaísmo. "Me encantó el concepto de Shabat, de apagarlo todo y desconectarse, pero no cumplía ninguna de las leyes sólo por cumplirlas. En ese momento no me conecté con Dios ni con los elementos básicos de la fe. A lo largo de mi vida, quise que mi travesía religiosa me perteneciera y no que otra persona me dijera qué hacer. Aunque algunos de los argumentos me parecían intelectualmente estimulantes, necesitaba investigar más. Pensaba dejar la ieshivá en cuanto pudiera y centrarme sólo en mi pasantía. Entonces oí hablar de Aish".

Llegar a Aish

Dos experiencias lo convencieron de cambiar de ieshivá e ir a Aish para cumplir los requisitos de la pasantía. La primera fue leer un libro de Rav Dov Ber Cohen, quien da clases en Aish en Jerusalem. "El libro, Mastering Life, habla del viaje espiritual de Dov Ber y mucho de lo que estaba escrito allí realmente me habló personalmente. Me dijeron que en Aish tendría la libertad de emprender mi propio viaje, a mi propio ritmo. Pasé allí un fin de semana para comprobarlo. Asistí a una clase de Rav Mikhail Dubov que me abrió los ojos, y me impresionaron mucho los estudiantes. Durante el fin de semana, los estudiantes compartieron algo de sabiduría judía durante las comidas y todos eran muy articulados y profundos. Como presidente de la fraternidad judía en la Universidad de Toronto, me impresionó cuán articulados eran todos".

Durante su tiempo en la universidad, Miles comenzó a valorar a sus amigos religiosos que eran capaces de mantener sus observancias religiosas y hacer una diferencia en el mundo. "Eran personas que podían convertir a la religión en una prioridad y seguir involucradas en un estudio regular y tener una vida social. No tenía que ser una cosa o la otra. Eso lo había visto en Toronto, pero sólo lo entendí cuando estuve en Aish", explicó.

Miles está estudiando ahora un año en Aish. "Me lo estoy tomando con calma y explorando los fundamentos para comprender los principios más importantes que me guiarán a lo largo de mi vida. Aish tiene una forma única de ver los principios fundamentales que conecta con todos sus estudiantes, tanto con la gente que viene de la calle como con los estudiantes rabínicos que llevan estudiando una década o más. Sólo eso ya es inspirador.

"Pensé que estudiar en Aish iba a ser una pausa en mis estudios de medicina, pero resulta que mi estancia aquí forma parte de mi camino hacia la medicina. Me interesa mucho la atención holística y apasionada, en vez de: 'aquí hay un paciente con una enfermedad, vamos a curarlo'; así como la forma en que yo, como médico, me enfrento a decisiones que no son tan blancas o negras. Me esforcé por dar prioridad al estudio de la ética médica y de cómo la ley judía aborda muchas de las cuestiones del mundo de la medicina. Una de las cosas que he aprendido sobre el judaísmo y su visión de la ética médica es que no existe una solución única. El judaísmo examina cada caso y entiende que hay una gran cantidad de cuestiones en juego y factores que deben tenerse en cuenta a la hora de tomar decisiones. Aquí es donde estudiar en Aish ha encajado realmente con el lado holístico de mi forma de ver el mundo".

Correr la maratón

Cuando le preguntamos por el tiempo perdido y su futuro en la facultad de medicina, Guralnick respondió: "Todo está a mi nombre: Miles (millas). Aprecio el aspecto maratoniano del crecimiento y la progresión, y eso conlleva retos, igual que correr una maratón, y si hace falta un poco más de tiempo para tener una visión holística, que así sea."

Además de un estudioso, Miles es un atleta dedicado. Cuando el año pasado oyó hablar de la Maratón de Jerusalem, aprovechó la oportunidad para ayudar a otros. "Sabía que tenía que correr la maratón y recaudar fondos para una causa importante. Quería hacerlo en equipo, busqué una buena organización benéfica a la que dedicar mi energía y me presentaron Tikvah for Parkinsons. Es un lugar donde ofrecen todo tipo de programas y clases de ejercicio para personas con Parkinson en Jerusalem. Para las personas que viven con Parkinson, el ejercicio es el único tratamiento que ralentiza el avance de la enfermedad, no la medicina. Me asombré cuando lo supe, y me llegó tan hondo que decidí que iba a correr la Maratón por Tikvah. Recaudé 3.600 dólares para Tikvah y estoy orgullosa de mi logro".

Miles, a la izquierda, con otros estudiantes de Aish que corrieron en la Maratón de Jerusalem.

Después del 7 de octubre, Miles pasó un tiempo como voluntario en diferentes programas antes de volver a los Estados Unidos por un breve período de tiempo. Mientras estaba allí decidió volver a correr la maratón de Jerusalem este año, pero esta vez lograría que se le unieran otros estudiantes de Aish. "La fundadora de Tikvah, que también tiene Parkinson, se unió a nuestro grupo y construimos un equipo que recaudó más de 15.000 dólares para ayudar a la organización con sus clases y eventos. Tikvah se dedica a educar para acabar con el estigma que rodea a la enfermedad. Esta es una enfermedad que conlleva mucho estigma y a menudo la gente no quiere revelar que tiene la enfermedad".

Miles concluyó diciendo: "Aish cambió mi vida. Crecí con la filosofía que me inculcó mi abuelo, que era probar todo una vez y regresar a las cosas buenas. Eso me ayudó a mantener siempre abierta mi mente, y a estar dispuesto a entender perspectivas diferentes. Crecí un poco alejado del judaísmo, pero amando a la comunidad judía y participando en iniciativas de acción social. Más tarde disfruté del estímulo mental de la universidad y de los estudios de medicina. Después de eso, adquirí un gran aprecio por el significado profundo de la vida, la espiritualidad y la forma de permanecer conectado en un mundo muy desconectado.

"Para mí, Aish une todas estas cosas, y me enseñó que puedo integrar todos estos capítulos diferentes de las experiencias de mi vida a través de una lente judía de forma muy significativa".


Durante 50 años Aish ha estado impartiendo sabiduría judía, inspirando a personas como Kaitlyn a vivir vidas más significativas, con más espiritualidad y mayor impacto.

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