El amor es la llave maestra de la existencia

23/03/2023

4 min de lectura

El amor es la experiencia humana más profunda y extraña.

El amor es algo extraño. A pesar de que la mayoría de las personas lo consideran uno de los aspectos más importantes de sus vidas, tienen dificultad para definirlo. Los poetas y los pintores se esforzaron para capturar y expresar su esencia a través de su arte. Los científicos y sociólogos lo demostraron y se esforzaron para explicar su origen y función, aunque con resultados cuestionables.

¿Cómo podemos estar tan confundidos sobre algo tan fundamental para nosotros?

El amor es la base de nuestras relaciones más valiosas, se lo anhela en todo momento y lugar y, extrañamente, es un agujero sin fondo que nunca puede ser llenado. Nunca diremos: "Ah, nunca más necesitaré interactuar con esta persona de nuevo". Incluso si viviéramos mil años, no sería suficiente. Si tan solo nuestros seres queridos pudieran estar con nosotros un poquito más.

"Es por eso que le pregunto a Dios en el cielo, ¿qué es el amor?" —Cole Porter.

Hay quienes sugieren que el amor es una ilusión química creada por el cerebro y "diseñada" por la evolución para favorecer la supervivencia de nuestra especie.

Si fuese así, la evolución hubiera hecho un pésimo trabajo, puesto que, en teoría, el amor obstaculiza: nos hace tomar decisiones rápidas y alocadas (Romeo y Julieta), tener menos hijos para prestarle más atención a la pareja y poner en pausa aspectos cruciales de nuestra vida, a menudo haciendo que la población se debilite y sea menos viable.

Otras formas de vida son más que eficientes reproduciéndose sin amor: el salmón no llora por "la que se le escapó" y los mosquitos no se lamentan eternamente por sus antepasados fallecidos, porque hacerlo no tiene nada de productivo. El amor pareciera ser bastante diferente.

La película Interstellar tiene una escena fantástica en la que dos astronautas (Cooper y Brand) intentan elegir en qué mundo explorar la posibilidad de la vida, porque la tierra estaba muriendo lentamente. Con tiempo y recursos limitados, la decisión era crítica. Pero, ¿cómo decidir? Brand estaba enamorado de otro astronauta que se les había adelantado, yendo a uno de los planetas y poniéndose en estado de hibernación. Sugirió que el amor era suficiente razón para escoger ese mundo:

Cooper: [El amor] debe ser útil para la sociedad, la crianza de los niños, la unión social.

Brand: Amamos a personas muertas… ¿qué beneficio social tiene eso? Quizás sea más que eso, algo que aún no podemos entender. Quizás sea una evidencia, una suerte de artefacto de una dimensión superior que no podemos percibir conscientemente. Voy a cruzar el universo por alguien a quien no vi en una década, que probablemente esté muerto. El amor es lo único que podemos percibir que trasciende las dimensiones del tiempo y el espacio. Quizás deberíamos confiar en él, incluso si no lo podemos entender.

Esas líneas, escritas por Christopher y Jonathan Nolan, son profundas. Quizás el amor, la guía principal de la vida humana, la inútil pero masivamente poderosa fuerza, no sea parte de este mundo físico. Entonces, quizás sea la única forma de permanecer conectados a los que ya no están en esta existencia material, y sea la única esperanza para taponar el insaciable hueco que se abre cada vez que se genera amor verdadero entre dos personas.

Quizás el amor, la guía principal de la vida humana, la inútil pero masivamente poderosa fuerza, no sea parte de este mundo físico.

En su libro Judaism: a Way of Being, David Gelernter describe la idea judía de la separación humana del mundo espiritual. No podemos acceder a él de forma directa, pero podemos acercarnos tanto como lo deseemos (con nuestras narices casi presionando la superficie) para discernir sus contornos y arribar a conclusiones sobre lo que hay un pasito más allá. El velo separa y conecta, pero sólo una cosa en este universo es capaz de crear esa conexión más allá del velo: el amor. El amor es la llave que desbloquea "el otro lado".

Una sola cosa es capaz de penetrar el velo. "El pueblo de Israel es amado" dice el Talmud… Dios está oculto como el texto de la mezuzá, separado de Israel por una pantalla sagrada similar al velo nupcial, opaco, excepto para el amor.

El amor a los muertos

¿Qué pasa con nuestros seres queridos fallecidos, que extrañamos tanto, y que nuestro amor nunca puede ser correspondido por ellos? La verdad es que no están tan lejos; sólo un delgado velo nos separa de ellos. Al describir su experiencia cercana a la muerte, Sharon Stone gesticuló frente a ella misma y dijo: "[el otro mundo] es tan cercano. Está aquí nomás".

En las palabras de Gelernter:

Cuando alguien muere… le pedimos a Dios que le dé al difunto "paz absoluta bajo las alas de la presencia Divina". Pedimos que el difunto esté al lado de Dios, más allá del velo. La frase evoca las alas de los querubines proyectándose sobre el Arca del Testimonio, las cortinas que se proyectan en el Santo Sanctorum, el velo de Moshé… o la manta que cubre a un niño durmiendo en una noche fría. Con el paso de los milenios, el judaísmo desarrolló muchas doctrinas sobre la muerte, pero la más simple y profunda es la siguiente: nuestros muertos están más allá del velo, que es opaco y nada lo puede penetrar, a excepción del amor.

¿Como debería afectarnos este conocimiento? Fomentar y aumentar el amor entre los individuos es posiblemente la actividad más importante que una persona puede hacer. La mayoría de las culturas y los sistemas religiosos lo reconocen, aunque pocos vivimos en base a ello. ¿Cuántos nos esforzamos activamente en ello hoy, ayer o alguna vez?

De todos modos, es parte de la definición de una vida exitosa y satisfactoria. ¿Cuántos nos dedicamos conscientemente a ello? ¿Cuál es nuestro plan para hacerlo? Para tener una vida buena debemos aprender a amar. Como escribió Elizabeth Kubler-Ross en una ocasión:

Voy a hablar contigo sobre amor, que es lo mismo que hablar sobre vida y muerte. Si vives bien, nunca tendrás que preocuparte por la muerte. Puedes hacerlo incluso si sólo te queda un día de vida. La pregunta del tiempo no es muy importante; de todos modos, el tiempo es una idea artificial creada por el hombre. Vivir bien significa, básicamente, aprender a amar.

El amor es la única propiedad de la existencia capaz de crear una unión eterna a nivel del alma; una unión que ni la distancia, ni el tiempo y ni siquiera la muerte pueden extinguir.


Dedicado en memoria de David ben Beryl

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