Entrenarnos para llegar a ser asertivos

25/04/2023

2 min de lectura

Kedoshim (Levítico 19-20 )

Imagina por un momento que alguien a quien amas o quien te importa te dañe de alguna manera. Es de esperar que no sea tan fácil llegar a imaginar semejante escenario, pero por lo general todos, en algún momento, nos sentimos decepcionados por alguna persona cercana. En general, ¿cómo reaccionas ante esa situación? Si bien obviamente el contexto importa, ¿hay un marco recomendado respecto a cómo debemos responder cuando alguien nos lastima? Hay un versículo en la parashá de esta semana, tal como lo elucida el Rambam, que encapsula todo un enfoque terapéutico respecto a cómo medirse con estas circunstancias.

Albert Ellis, el fundador de la Terapia Racional Emotiva Conductual, distinguió tres clases de comportamientos en estos contextos: comportamientos asertivos, no asertivos y agresivos. Ser no asertivo cuando alguien hace algo que no nos gusta, implica reaccionar de forma pasiva, mantener guardados nuestros sentimientos sin expresarlos en absoluto. Si bien este puede parecer un buen enfoque para evitar el conflicto, uno de los problemas asociados con el hecho de no ser asertivo es que esto a menudo lleva a cultivar resentimiento interno y hostilidad.

En el otro extremo está el comportamiento agresivo. En vez de mantener todo adentro, lo dejamos salir de una manera dañina, a menudo como una represalia. Esto puede tomar la forma de insultos, ofensas, denigrar o gritarle a la otra persona. En el momento uno puede sentirse bien, pero es difícil que lleve a consecuencias positivas a largo plazo. El comportamiento que debemos elegir es ser asertivo. Esto implica expresar lo que pensamos y sentimos de una forma no agresiva, pero directa.

Al comienzo de la Parashat Kedoshim, la Torá une en un mismo pasuk tres conceptos que a primera vista no parecen encajar juntos: (1) no odies a tu hermano en tu corazón, (2) reprende a tu prójimo, y (3) no portes pecado a causa de él (Vaikrá 19:17). El Rambam en el sexto capítulo de "Hiljot Deot" conecta cada parte del versículo, brindando un marco terapéutico similar. Si alguien hace algo que nos daña, no debemos dejar que los sentimientos fermenten en nuestro interior, porque eso lleva al resentimiento y el odio (comportamiento no asertivo). En cambio, la forma adecuada de actuar es acercarse a esa persona y reprenderla comenzando una conversación sobre sus actos (comportamiento asertivo). Sin embargo, al hacerlo debemos ser cuidadosos de no cometer nuestro propio pecado avergonzando a esa persona (comportamiento agresivo).

El Rambam agrega dos criterios importantes para ayudar a un reproche efectivo y evitar la agresión. En primer lugar, la conversación debe tener lugar en privado. Esto ayuda a evitar avergonzar a la otra persona. En segundo lugar, se debe hablar de una forma suave y gentil. El tono de voz y las palabras que se eligen son esenciales para mantener una conversación productiva y no hostil. Rav Iaakov Tzvi Mecklenburg agrega que debemos tratar de hablar de una forma que no sea directamente acusatoria, sino formular preguntas aclaratorias sobre lo ocurrido, para que la otra persona no se ponga a la defensiva.

Si por lo general cuando nos dañan reaccionamos con un comportamiento no asertivo o agresivo, llegó la hora de revisar nuestro enfoque. Estos enfoques no sólo son útiles para resolver conflictos con las personas que queremos, sino que también nos ayudan a evitar transgredir dos principios de la Torá. Si bien llegar a adoptar un enfoque asertivo requiere entrenamiento y práctica, vale la pena invertir para lograrlo por los dividendos que trae en nuestro crecimiento psicológico y espiritual.

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