Iehudá HaLevi, un brillante rabino de la Edad de Oro

04/06/2024

6 min de lectura

Un ilustre poeta y filósofo del “Siglo de Oro” de España, Iehudá HaLevi nos dejó el Kuzari, una sistemática y duradera defensa de la fe judía. Pero ¿Por qué lo escribió?

Iehudá HaLevi fue un brillante rabino, médico, filósofo y líder comunitario que vivió en España durante la Edad de Oro judía. La mayoría de las personas que saben al menos un poquito de historia judía, pueden pensar en Maimónides al escuchar esta frase. Eso nos da una idea de cuán brillante fue esta Edad de Oro ya que estoy describiendo a otro médico y filósofo, un pensador que es honrado hasta la actualidad hoy por su excepcional poesía.

Iehudá HaLevi siempre tuvo un lugar especial en mi corazón y no sólo porque yo provengo de la misma tribu y cariñosamente llamo a mi hijo Iehudá HaLevi. El famoso filosofo (no mi hijo) nació en España alrededor del año 1075. Se habla de dos posibles lugares en los que puede haber nacido: Tudela, al norte de España o Toledo, cerca de Madrid. De cualquier forma, él pasó un tiempo viviendo en Toledo, donde trabajó como médico y obtuvo gran renombre como pensador y poeta.

Para apreciar cómo nació la obra maestra de HaLevi, el Kuzari, y para entender su rol filosófico y cultural, tenemos que desempacar algunas de las contradicciones y complicaciones de la historia judía en la Península Ibérica.

La Edad de Oro judía

La Edad de Oro judía se refiere a un periodo durante el cual los judíos florecieron cultural y económicamente. Los judíos tenían cargos importantes en la sociedad española y muchos grandes pensadores judíos pudieron producir obras maestras con la relativa aceptación de la sociedad en general.

Para el pueblo judío en verdad fue un periodo fértil culturalmente. Pero si la historia nos enseña algo, es que los judíos sólo son bienvenidos de forma contingente.

Si la historia nos enseña algo, es que los judíos sólo son bienvenidos de forma contingente.

La Edad de Oro coincidió con el surgimiento del califato omeya en la península Ibérica. Los omeyas gobernaron sobre una sociedad relativamente iluminada y cosmopolita (para los estándares de la Edad Media).

Los judíos estaban sujetos a un impuesto especial como residentes no musulmanes. Pero, aun así, eran más o menos libres de practicar su religión y pudieron tanto participar en la sociedad española general como desarrollar sus propias comunidades.

Con la disolución de reinado omeya, las cosas deterioraron rápidamente. Las condiciones ya no eran tan auspiciosas bajo el gobierno de los almoravides y los conservadores y fanáticos almohades. Iehudá HaLevi se retiró rápidamente y llegó a Toledo, que en ese momento en manos de autoridades cristianas.

Como puede verse de una mirada pasajera a la turbulenta historia de las comunidades sefaradíes, la vida tampoco era una fiesta para los judíos bajo el mandato cristiano. Las cosas llegaron a un punto terrible en 1492, cuando el rey y la reina de España, Fernando e Isabel, firmaron un decreto expulsando a los judíos de la tierra.

Estatua de Rabí Iehudá HaLevi en Caesarea, Israel

Para estos dos grandes imperios, el cristiano y el musulmán, la lucha por el control de la tierra española no era una disputa política cualquiera. Era una batalla existencial. El emotivo término usado por la España cristiana para describir la victoria final de las fuerzas cristianas, la Reconquista, sugiere cómo cada lado creía que ellos eran agentes del destino histórico. Para los cristianos, la Reconquista fue la batalla para recuperar lo que legítimamente era de ellos.

¿Qué pasó con los judíos en este turbulento pasaje de la historia española? En el mejor de los casos fueron visitantes tolerados, incluso bienvenidos. En el peor de los casos fueron intrusos odiados. Los judíos quedaron atrapados en medio de la gran batalla entre los mayores poderes de Europa.

El Kuzari

Este es el contexto en el cual HaLevi escribió el Kuzari. El libro es una obra de ‘apologética’ que suena continuamente defensiva para los oídos modernos. Pero es un género filosófico en el cual una religión es defendida sistemáticamente. La obra argumenta por la validez de la posición judía y presenta una visión positiva de la superioridad del judaísmo.

La pregunta entonces es: ¿Por qué sintió la necesidad de defender al judaísmo? Sin duda en la España medieval había cierta historia de judíos obligados a ponerse a la defensiva. En 1262, Najmánides(1) fue obligado a debatir con un representante católico (un judío converso). Najmánides argumentó brillantemente e impresionó al escéptico rey. Pero el notable evento, inmortalizado como la "Disputa de Barcelona", no fue algo que hizo por propia voluntad.

Una razón por la que Iehudá HaLevi escribió el libro puede haber sido que se sintiera molesto por la posición de las comunidades judías de España, atrapadas en un enfrentamiento entre el dominio cristiano e islámico. HaLevi puede haber sentido que los judíos no son sólo jugadores en la historia mundial, sino portadores de las verdades más profundas del progreso humano. Después de todo, en medio del terremoto geopolítico de dos "religiones abrahámicas", era el pueblo judío quien transmitió el mensaje de bondad de Abraham y su asombro ante el Creador. Los judíos deben ser una luz para las naciones, no sólo una comunidad útil de tener cerca cuando necesitas un médico o un contador.(2)

Un cristiano, un musulmán y un judío

El Kuzari fue escrito originalmente en árabe (lo cual no más extraño que el hecho de que un erudito judío que vivía en Nueva York en el siglo XXI escriba en inglés) y subsecuentemente fue traducido al hebreo, con una influencia mucho mayor en el pensamiento judío.

HaLevi usa la historia de la conversión de los jazares para enmarcar una secuencia de preguntas entre el rey y varios interlocutores sobre la máxima verdad religiosa.

El libro describe el camino tomado por el rey de los jazares al convertirse al judaísmo. Los jazares eran una tribu nómade que se dice que se convirtió al judaísmo. HaLevi usa la historia de la conversión de los jazares para enmarcar una secuencia de preguntas entre el rey y varios interlocutores sobre la máxima verdad religiosa.

La historia comienza cuando un filósofo, un cristiano y un musulmán… no, no entran a un bar. El Kuzari los presenta explicando pruebas de la existencia del Creador Divino. Pruebas que, como cualquier inferencia lógica, finalmente son sometidas a críticas razonadas.

Entonces un judío abre las puertas y entra al escenario por la izquierda, para mezclar varias metáforas inapropiadas. ¿Quiere pruebas del Creador? Yo puedo darle más que una mera especulación. Aquí están las señales y maravillas, los asombrosos milagros, revelados al pueblo judío y transmitidos a través de generaciones.(3) Estas son verdades impresionantes que puedes sentir en tus huesos, no silogismos para un aula del seminario.

Las secciones siguientes del libro hablan sobre varios temas, cubriendo aspectos tales como cómo entender los atributos Divinos, una defensa de la Ley Oral y críticas de las tradiciones metafísicas, incluyendo al aristotelismo. El hilo conductor a lo largo del libro son las verdades profundas que todos buscamos, seamos el rey de los jazares o buscando en medios digitales, transmitidos de generación en generación por las comunidades judías.

El viaje a la Tierra Santa

El viaje final de Iehudá HaLevi fue una peregrinación a la Tierra Santa. Él navegó a Egipto, y pasó un poco de tiempo en Alejandría y El Cairo antes de ir a Israel.

¿Por qué fue a Israel? Considerando lo poco que sabemos sobre los detalles de la vida de HaLevi, no podemos decirlo con certeza. Probablemente hubo varios motivos. Pero el gran defensor de la fe judía debe haber querido experimentar el lugar que albergó los reinados de David y Salomón. La tierra en donde el Cohen Gadol realizaba los rituales más sagrados cada Iom Kipur. Donde el pueblo judío no fue considerado espectador de la historia, en peligro por todos lados y a la vez considerado una fuerza hostil, sino los guías morales del mundo y una nación santa. De hecho, una sección completa del Kuzaria reflexiona sobre el estatus superior de la tierra de Israel.

Como escribió en lo que tal vez sea su poema más famoso:

Mi corazón está en el Este y yo estoy al borde del Oeste…

Sería fácil para mi dejar atrás todas las cosas buenas de España,

Ya que es precioso para mi contemplar el polvo del desolado santuario.

Lamentablemente, es poco probable que HaLevi llegara a contemplar alguna vez su "desolado santuario". Él falleció bastante temprano en su viaje a la Tierra Santa. Ni siquiera podemos decir con seguridad que llegó a Jerusalem. Pero las escaleras que llevan hacia el Muro de los Lamentos, una de mis calles favoritas en el mundo, fue nombrada en honor a Iehudá HaLevi. Quizás debido a que el camino que él pavimentó lleva en esa dirección incluso si él no pudo llegar al destino.

Su influencia espiritual es inmortal, como el paradigmático pensador del judaísmo como una religión de historia, tradición, imaginación y experiencia de vida. HaLevi no era un filósofo y un poeta, sino un poeta-filósofo. Él no fue sólo un gran intelectual, sino alguien que nos enseñó el valor de encarnar nuestra tradición.


Notas:

  1. Najmánides (1194-1270), Moshé ben Najman, comúnmente conocido en la tradición judía como el Rambán. El Rambán fue un gran místico, filósofo y erudito rabínico. No se lo debe confundir con Maimónides, mencionado anteriormente, quien es conocido como el Rambam.
  2. HaLevi también puede haber estado respondiendo a un caraíta, un movimiento que rechaza la Ley Oral y deriva toda la práctica religiosa de una lectura directa de los cinco libros de la Torá.
  3. En este momento podríamos hacer naturalmente una distinción entre Iehudá HaLevi y Maimónides, quien apostó más a tradiciones filosóficas antiguas. Sin embargo, puede ser tentador exagerar las diferencias entre estos dos importantes e influyentes maestros judíos.
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