La bendición de desarrollar tu potencial

25/12/2023

2 min de lectura

Vaiejí (Génesis 47:28-50:26 )

Luego Iaakov llamó a sus hijos y dijo: "Reúnanse… Congréguense y escuchen, hijos de Iaakov, escuchen a Israel su padre" (49:1-2) Y esto fue lo que su padre les habló y los bendijo, a cada hombre según su bendición apropiada (49:28)

El Talmud dice que el shalom, la 'paz', es el único recipiente que puede contener las bendiciones. Antes de darles sus bendiciones, Iaakov les indicó dos veces la importancia de que estuvieran juntos: reúnanse y congréguense. La fragmentación y la división puede perjudicar a las mayores bendiciones.

Es significativo que al bendecirlos, Iaakov se refirió a sus dos nombres: Iaakov e Israel. Él fue llamado Iaakov porque al nacer estaba aferrado al talón (ekek) de Esav. Por lo tanto, el nombre Iaakov representa a la persona en el nacimiento, la carga genética y el potencial. El nombre Israel lo recibió después de luchar con un ángel y vencerlo. Israel significa: "Has luchado con lo Divino y con el hombre y has vencido" (Génesis 32:29). Por lo tanto, Israel representa los logros de Iaakov, su capacidad para dominar tanto sus fuerzas humanas como sus fuerzas sobrehumanas.

Es interesante que no hallamos bendiciones manifiestas en las palabras de Iaakov. Más bien parece describir los rasgos de carácter de cada uno de sus hijos. De hecho, la Torá nos dice que "Él los bendijo, a cada hombre según su bendición apropiada".

Iaakov conocía a sus hijos. Él instruyó a cada uno para que desarrollara su potencial singular, maximizando sus talentos particulares, sus habilidades y las fuerzas de carácter con las cuales habían sido creados. Esta es la máxima bendición. Iaakov no los bendijo para que tuvieran riqueza u otras adquisiciones externas. Eso no hubiera sido en absoluto una bendición. La verdadera bendición es que la persona llegue a ser todo lo que puede ser.

Esta es una lección importante para los padres. A veces, los padres deciden en su mente lo que les gustaría que fuera su hijo, sin tomar en consideración los intereses ni las habilidades del niño. Todos los padres desean lo mejor para sus hijos. Sin embargo, pueden llegar a pensar que saben qué es lo mejor para el hijo, cuando en realidad lo que desean es que el niño cumpla con sus propias aspiraciones. Iaakov nos enseña que debemos llegar a conocer a nuestros hijos y ayudarlos a desarrollarse y concretar su propio y singular potencial.

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