La heroica enfermera que recibió tres disparos de los terroristas de Hamás

04/12/2023

8 min de lectura

El 7 de octubre, cuando estaba de visita con su familia en una base militar, Mijal Elon recibió los disparos mientras trataba a una soldada herida.

Mijal Elon no imaginó encontrarse bajo ataque cuando aceptó pasar Simjat Torá en Zikim, una base del ejército en el sur de Israel. Lejos de ser una soldada, Mijal, de 44 años, tiene 10 hijos y un nieto, y es una enfermera altamente calificada que dirige la división de asistencia domiciliaria del fondo de asistencia sanitaria Leumit. El esposo de Mijal, Rav Omri Elon, es maestro en una escuela primaria. Recientemente la pareja comenzó a trabajar como voluntaria en bases militares, llevando el espíritu de Shabat y brindando un ambiente familiar a los jóvenes soldados que se encuentran lejos de sus familias.

Al pasar Shabat en una base militar, Mijal y Omri organizan los servicios de plegarias y otras actividades para los soldados, tanto hombres como mujeres, que cubren una amplia gama en lo que respecta a la observancia religiosa, desde completamente religiosos hasta absolutamente seculares. No todos participan de las plegarias, pero todos los soldados se unen a la familia para compartir el kidush y la cena del viernes.

"Los soldados se acercan a conversar con nosotros. Les encanta conocer a nuestros hijos. Tenemos una buena relación y una buena conexión con ellos. Volvemos fortalecidos", dijo Mijal en una entrevista con AishLatino.

Cuando pidieron a la familia Elon que fueran a la base de Zikim para Simjat Torá, Mijal no estaba segura de querer ir. No era un Shabat regular. Era una festividad. Todos sus hijos volverían a casa, y ella quería pasar tiempo con ellos. Finalmente accedió con la condición de que todos sus hijos no casados los acompañaran. Llegaron a la base con ocho niños, de entre 20 hasta casi 2 años.

La noche del viernes en Zikim fue hermosa. "Todo era calma y paz", dijo Mijal. "La base es muy bonita. Hay muchos árboles, brisa marina". En la comida festiva, la familia Elon se sentó junto con los comandantes y llegaron a conocerlos un poco. Las hijas de Mijal prepararon golosinas especiales con forma de Séfer Torá y las llevaron para repartirlas a los soldados.

Después de la comida, Rav Elon comenzó a relatar historias sobre la guerra de Iom Kipur, porque justo se habían cumplido cincuenta años de esta guerra. Las historias hablaban de amistad, autosacrificio y cuidarse mutuamente bajo circunstancias difíciles.

Los Elon se fueron a dormir tarde, esperando tener la oportunidad de interactuar más con los soldados al día siguiente. A la mañana, se despertaron muy temprano por el ruido de explosiones. Entonces comenzaron a sonar las sirenas. Mijal y su esposo despertaron a sus hijos y los ayudaron a vestirse. Ellos no sabían que la habitación en la que se encontraban calificaba como un refugio y no estaban seguros respecto a si debían quedarse adentro o salir a buscar un refugio mejor.

Eventualmente, llegó un soldado y les dijo que lo siguieran. Juntaron a los niños, el chupete para el bebé, y corrieron mientras el cielo explotaba sobre sus cabezas.

Mijal y su esposo, Rav Omri Elon

Resultó que la base tenía dos refugios, uno para hombres y otro para mujeres. La familia Elon se encontró en el refugio de los hombres. En ese momento, nadie tenía idea de que lo que estaba sucediendo era mucho más que un ataque de misiles.

Los teléfonos de los comandantes comenzaron a sonar. Uno por uno, fueron saliendo del refugio a pesar de que las sirenas continuaban sonando. La familia Elon se quedó con el resto de los soldados. Rav Elon conversó con ellos, tratando de calmarlos. "Todo era muy confuso", dijo Mijal.

Entonces entró al refugio un soldado y dijo que Noa, una comandante, estaba gravemente herida. Mijal no entendió cómo había resultado herida. ¿Acaso se había caído de la torre de guardia? Mijal le dijo al soldado que ella era enfermera y se ofreció a ayudar. Salió del refugio esperando encontrarse con una pierna o un brazo roto.

Pero en cambio lo que vio fue una grave herida en la cabeza. Mucho más tarde, Mijal supo que a Noa le habían disparado y que tenía una bala dentro del cráneo. Pero en ese momento ella no tenía idea de que los terroristas se habían infiltrado a la base y que ahora estaban cerca. La propia Noa no se había dado cuenta de que le habían disparado. Plenamente consciente, estaba inquieta y confundida.

Llevaron a Noa a una habitación cercana y Mijal comenzó a trabajar, tratando de detener la hemorragia y de limpiar la herida. Varios soldados llegaron a ayudarla. Uno de ellos, Neria, montaba guardia en la puerta. Neria era uno de los pocos soldados religiosos de la base y Mijal había interactuado con él la noche previa. Ella se alegró de contar con su ayuda.

De repente, Mijal escuchó un disparo y Neria cayó al suelo, sin vida. Otro soldado arrastró el cuerpo de Neria hacia el interior. "No sabía qué hacer, entendí que estábamos en una situación muy peligrosa", dijo Mijal.

Entonces apareció en la puerta otro soldado. En un primer momento Mijal se sintió aliviada de que llegara más ayuda. Pero cuando observó al soldado, comprendió que algo no estaba bien. Era mayor que un soldado normal. Él la miró a los ojos y comenzó a dispararle.

Mijal sintió que su brazo izquierdo se sacudía y comprendió que le había llegado un disparo. Otra bala le pegó en el estómago y otra en el pecho. Mijal se quitó el pañuelo de la cabeza y lo usó para hacerse un torniquete en el brazo.

La familia Elon

Mientras tanto, uno de los soldados que estaba en la habitación, Daniel, saltó hacia el terrorista, que estaba vestido con un uniforme de soldado del ejército de Israel. El soldado trató de sacarle al terrorista el arma, pero el terrorista sacó un cuchillo y apuñaló al soldado en la mano.

En medio de la pelea, otro soldado comenzó a apuntarle al terrorista. Tenía miedo de disparar, porque no quería lastimar a Daniel. Afortunadamente logró dispararle al terrorista y lo mató.

"Fue un milagro", dice Mijal emocionada. "Esos dos soldados no sólo salvaron mi vida sino las vidas de todos los que estaban en el refugio, a unos pocos metros de distancia". Ese hubiera sido el destino siguiente del terrorista, y allí estaban refugiándose el esposo y los hijos de Mijal, junto con varias decenas de soldados.

En total, ese día trataron de infiltrarse a la base de Zikim 50 terroristas. Los comandantes defendieron la entrada ferozmente. Sólo cuatro terroristas lograron entrar, incluyendo el terrorista que le disparó a Mijal.

Mijal haciendo fisioterapia

Algunos de los valientes comandantes sacrificaron sus vidas para proteger a los demás en la base. Siete personas fueron asesinadas en la base. Seis de ellos fueron comandantes. El séptimo fue Neria, un soldado.

Una vez que el terrorista fue eliminado, los soldados que sobrevivieron comprendieron que en la habitación había tres personas que necesitaban atención médica urgente: Noa, Daniel y Mijal. Fueron a buscar más ayuda y le avisaron a Rav Elon que su esposa estaba herida. Él corrió a la habitación y comenzó a administrar primeros auxilios. Pero la base militar no tenía suficiente equipamiento. Los heridos necesitaban ser evacuados a un hospital. En ese momento, nadie en la base podía imaginar la magnitud del ataque de Hamás. No entendían por qué todas sus llamadas a los servicios de emergencia no eran respondidas.

Esperaron como cuatro horas hasta ser evacuados. Mijal cuenta: "Estaba débil, pero consciente. Traté de sonreírles a los niños, de mostrarles que estaba bien". Mijal no quiso que sus hijos la vieran sangrar, por lo que pidió que pusieran un biombo frente a ella.

Los niños trataron de ser valientes. Fueron a visitar a Mijal y le llevaron agua. "Fueron maravillosos. Al comienzo lloraban, pero luego comenzaron a sentir que tenían una misión. No querían mostrarme que estaban preocupados. Me dijeron: 'Eres fuerte Mamá, vas a estar bien'".

En un primer momento, Mijal no temió por su vida. "Me dije a mí misma que no iba a morir. Lo peor que podía llegar a pasar era que perdiera un brazo". Pero a medida que pasaba el tiempo y no había ninguna ambulancia a la vista, comenzó a preocuparse por la cantidad de sangre que estaba perdiendo y se preguntó si lograrían evacuarla a tiempo.

Las ambulancias oficiales nunca llegaron. Posteriormente, Mijal y Omri descubrieron que las ambulancias habían recibido órdenes explícitas de no acercarse a las áreas donde se habían infiltrado los terroristas.

A Mijal, Noa y Daniel los salvó un reservista, un oficial de alto rango que escuchó que algo estaba pasando en el sur y decidió ir por sí mismo a ayudar. En el camino, el reservista encontró una ambulancia del ejército cuyo chofer había sido asesinado. Él saltó a la ambulancia y viajó a la base de Zikim, donde evacuó a todos los soldados heridos y a Mijal al hospital Barzilai en Ashkelon.

Los soldados sobrevivieron. Daniel ya regresó a su hogar. Noa está en rehabilitación, y aunque fue un camino largo, ya volvió a caminar y hablar.

Mijal sólo estuvo dos horas en el hospital Barzilai. Ese día el hospital recibió cientos de heridos y no tenían la capacidad de recibirlos a todos. Mijal fue transferida al Centro Médico Hilel Yafe, donde de inmediato le hicieron una cirugía. Los médicos lograron extraerle la bala del estómago. También decidieron dejarle la bala en el pecho, porque no tocó ningún órgano vital y era demasiado riesgoso sacarla.

Mijal hablando en la Misión Solidaridad de Aish

Una semana más tarde, Mijal fue trasladada al hospital Hadassa Ein Kerem, donde le hicieron una complicada cirugía en la mano. Una semana después, fue a rehabilitación, donde pasó otras tres semanas. Ahora asiste a un programa diario de rehabilitación donde tiene terapia física y ocupacional y trata de recuperar el uso de su mano izquierda tanto como sea posible. "Puede ser que precise otra operación. Dicen que va a tomar tiempo". Afortunadamente Mijal es diestra y se siente agradecida de que su mano derecha no haya resultado herida.

Mi familia se volvió muy fuerte y unida con lo que hemos vivido.

Mijal asegura que como consecuencia de esta terrible experiencia se volvió una persona más fuerte. Obviamente que sus hijos se vieron traumatizados. Uno de los niños no puede dormir y otro tiene pesadillas. Uno de los niños mayores tiene miedo de quedarse solo en casa. Los niños están recibiendo psicoterapia. Mijal dice que se siente muy bendecida por vivir al lado de su hermana gemela y de su familia, que son una gran fuente de apoyo. "Mi familia se volvió muy fuerte y unida con lo que hemos vivido".

Mientras la familia Elon se recupera, la guerra continúa. Pero Mijal cree que cuando esta guerra termine, nuestra nación será más fuerte, no sólo física sino también espiritualmente. "Yo vi allí a los soldados, y fueron increíbles. Estaban comprometidos con sus amigos, querían luchar, buscaron ayuda. Fue increíble verlo".

Mijal también se conmovió por la unidad que sintió a su alrededor. En los hospitales, venían a visitarla personas completamente desconocidas, religiosas y seculares, sólo porque querían ayudar. "Venían a traernos cosas, a preguntar qué necesitábamos, a darnos comida. Muchas personas me llamaron para preguntar cómo estoy. La unión es muy fuerte. Es muy claro que los judíos estamos unidos. Es una sensación muy fuerte".

"Yo siento que todos los judíos estamos conectados. Incluso los judíos de Estados Unidos, América Latina, Francia o de otras partes se sienten muy cerca de lo que está pasando aquí. Lo que necesitamos hacer es unirnos realmente, reconectarnos con quienes realmente somos. Está muy claro que tenemos una misión en este mundo. Am Israel, el pueblo judío, tiene un trabajo que llevar a cabo. ¡Es hora de despertar!".

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