La niña mimada de los mulas iraníes acusada de ser una espía del Mosad

28/08/2023

11 min de lectura

La verdadera razón por la que Catherine Shakdam rechazó el islam chiita.

La vida de Catherine Perez-Shakdam parece una historia de "Las mil y una noches". Sus historias biográficas incluyen un abuelo prisionero en un campo de concentración nazi en Túnez, un abuelo materno que trató de escaparse de Hitler convirtiéndose al cristianismo y luchando en la resistencia francesa, cuatro años viviendo como una esposa musulmana sunita en Yemen, escoltar al futuro presidente de Irán en la campaña electoral, y otras historias más intrincadas que una alfombra persa hábilmente diseñada.

¿Quién es Catherine Perez-Shakdam? ¿Una judía que se odia a sí misma? ¿Una devota musulmana chiita? ¿Una analista política con dos maestrías? ¿Una consultante del Consejo de Seguridad de la ONU con base en Londres? ¿Una virulenta vocera antiisraelí del gobierno iraní? ¿Una sionista que escribe blogs para un periódico israelí?

¿Recuerdan a esta mujer? Ella es Catherine Shakdam, quien creció como judía en Francia y se casó con un musulmán en Yemen. Actuó como revolucionaria y se infiltró en los círculos revolucionarios y visitó Irán.

La verdad es que fue todo lo anterior, a medida que siguió un camino de autodescubrimiento que le exigió efectuar giros abruptos y tener el coraje de admitir: "Estaba 100% equivocada".

La creación de un judío que se odia a sí mismo

Cuando los riesgos de ser judío superan cualquier ventaja espiritual o social, algunos judíos no sólo renuncian a su identidad judía sino que la rechazan con odio. Esa es la historia del padre de Catherine, Isidro Perez. Sus padres, judíos seculares, vivían en España. En la década de 1930, su padre, Eli Perez, se convirtió en comunista y en consecuencia estaba en la mira del gobierno fascista de Franco. La familia decidió huir a la Palestina del mandato británico a través del Norte de África.

Se detuvieron en Túnez, un protectorado francés. Cuando Francia cayó en manos de los nazis, Túnez fue gobernado por el gobierno pronazi de Vichy en Francia. La familia Perez fue arrestada por ser judíos y los llevaron a un campo de concentración nazi. En el campo no había cámaras de gases. Los prisioneros judíos simplemente eran dejados allí para que murieran de enfermedades o hambre. Uno de los hijos de la familia Perez murió de inanición. Eli Perez era médico. Él ayudó a curar de fiebre tifoidea a uno de los guardias del campo. Antes de que el resto de la familia Perez sucumbiera, el guardia los ayudó a escapar. Después de la Segunda Guerra Mundial, se quedaron en Túnez. Cuando su hijo Isidro cumplió 18 años, se fue a estudiar a la universidad en París. Como dijo Catherine en una entrevista exclusiva con Aishlatino.com:

"Mi padre literalmente heredó el trauma de sus padres. Ellos nunca se recuperaron de lo que sufrieron. Toda la familia estaba fracturada a un nivel celular debido a lo que habían experimentado.

"Mi padre pasó toda su vida negando su identidad. Él odiaba ser judío. Hizo todo lo que pudo para cambiar su acento y volverse tan francés como le fue posible. Para él, el judaísmo era literalmente una plaga.

"Al crecer, mi madre se sentía bastante cómoda con su identidad, ella estaba feliz siendo una judía secular. Mi padre no sólo era secular, sino que era bastante antisemita y se odiaba a sí mismo y a todo lo que tenía algo que ver con el judaísmo y con Israel".

La familia de la madre de Catherine siguió una trayectoria diferente. Durante generaciones vivieron como judíos en el sur de Francia, pero su abuelo materno, Jean Baptiste Levy, reconoció en los años 30 el antisemitismo que se difundía por Europa. Él convirtió a toda su familia al cristianismo, cambió su nombre de Levy a Laval. Aunque los nazis no reconocieron esas conversiones, al vivir bajo el gobierno de Vichy en el sur de Francia, la familia estuvo a salvo. Jean Baptiste luchó en la resistencia francesa, fue capturado dos veces y logró escaparse para seguir luchando. Posteriormente fue galardonado con el más alto honor militar de Francia.

Después de la guerra los Laval reasumieron su identidad judía, pero era una identidad muy tenue que no tenía raíces en la observancia ni en la tradición. Como una flor cortada, no podía propagarse.

La madre de Catherine murió cuando ella tenía 11 años, por lo que Catherine quedó con su padre antisemita. "No tenía ningún sentimiento de pertenencia a la comunidad judía… Fui educada extremadamente secular. Siento que la mayor parte del tiempo estuve sentada entre dos sillas, donde tenía una educación francesa regular, pero a la vez tenía esta parte de mi identidad que nunca fue explorada ni cultivada".

Casarse con un musulmán

Poco después del fallecimiento de su madre, el padre de Catherine se volvió a casar, con una mujer cristiana. Catherine fue enviada a una escuela elitista con internado. Después de graduarse de la escuela secundaria, se fue a estudiar en la universidad en el Reino Unido. Allí conoció a un apuesto musulmán de Yemen que tenía todo lo que a ella le faltaba: una familia estable y una fuerte identidad religiosa.

Catherine explica: "Yo acababa de salir de un internado de niñas, por lo que era sumamente ingenua. Y estaba desesperada por pertenecer a alguna parte. Estaba desesperada por pertenecer, por ser aceptada y tener un sentido de identidad. Aunque no fui educada religiosa, siempre tuve esa sed por lo espiritual".

Sin entender qué implicaba ser musulmana, Catherine se casó con él. Ella tenía 18 años.

Su esposo le dijo que tenía que convertirse al islam para que su familia la aceptara. "No me importó, porque no sabía lo que eso significaba", dice Catherine.

Catherine leyó el Corán y le interesó el misticismo sufí. Pero desde el principio tuvo un rechazo casi visceral hacia el islam sunita que practicaba con devoción su marido. "La interpretación que los suníes tienen del islam es muy restrictiva. Es oscuro, nefasto y nunca me gustó. No proviene de un lugar de búsqueda de conocimiento. Se trata de la práctica, sin enseñar a la gente que a través de las practicas pueden elevarse. Está divorciado de lo Divino".

Eventualmente, a través de sus lecturas, Catherine conoció y se enamoró del islam chiita. "El islam chiita es muy espiritual. No se trata tanto de la práctica como de los ideales, de tener que decir la verdad, luchar contra la opresión, y todos los valores universales. Ellos te alientan a estudiar y a tener un pensamiento crítico, a trabajar sobre ti mismo y tratar de ser una mejor persona. Yo decidí que eso era algo que podía hacer. Eso me hablaba".

Mientras tanto, a los 19 años dio a luz a un hijo, y tres años más tarde a una hija. En el 2008, después de 9 años de matrimonio, se fueron a Yemen, donde vivieron durante cuatro años con la familia de su esposo.

Sin embargo, su abandonada identidad judía seguía molestándola. "Mis suegros me torturaban todo el tiempo por ser judía", recuerda. "Cada vez que en la televisión hablaban sobre Israel, ellos me culpaban y me decían: 'TU pueblo esto, TU pueblo aquello".

La invitación a Irán

En Yemen, Catherine, que tenía dos maestrías, trabajó como economista, analista política y periodista. Su área de especialidad era Yemen. Se convirtió en consultora en Yemen del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sus artículos condenando a los sunitas de Arabia Saudita como la cuna del islamismo radical eventualmente llamarón la atención del Irán chiita. En el 2015, el régimen iraní la invitó a Teherán.

En una conferencia en Teherán.

Para entonces, Catherine y su familia habían regresado a Inglaterra. En el 2013, Catherine terminó con su matrimonio emocionalmente abusivo. La oposición de su esposo sunita a su lealtad chiita finalmente le dio el coraje para liberarse. "El islam chiita me había conmovido tan profundamente que no estaba dispuesta a dejar que me lo quitara de ninguna manera".

Los mulas en Irán, al analizar detenidamente los artículos de Catherine en diversos periódicos respetados, reconocieron a una devota creyente. "El hecho de ser tan sincera en mi creencia en el islam chiita me permitió estar muy cerca de los iraníes. Ellos vieron mi sinceridad y pensaron que me podían usar como un peón en sus juegos. Y lo hicieron".

La ocasión de la primera invitación de Catherine a Irán fue una conferencia sobre Palestina. Sus virulentos informes contra Israel la convirtieron en uno de los principales candidatos para representar su odio a Israel en la televisión iraní y en el exterior. La experiencia surrealista de esa conferencia todavía sorprende a Catherine:

"Entré al vientre mismo de la bestia. Estaba sentada en un salón en Teherán, y frente a mí no estaba sólo el Líder Supremo de la República Islámica de Irán, sino también el líder de Hamás, el líder de Hizbollá, personas cuyo único propósito en la vida es destruir al pueblo judío".

Al parecer, nadie prestó atención a la etiqueta con el nombre de Catherine y su apellido de soltera, obviamente judío: Perez. "Todo lo que vieron fue una mujer occidental de Francia que podían usar para su máquina de propaganda".

Catherine obedeció de buena gana, emitiendo críticas a la "entidad sionista", lo que llevó a que se ganara todavía más el cariño del régimen iraní. Hoy, Catherine analiza qué fue lo que la impulsó:

"Yo era bastante crítica respecto a Israel. Creo que estaba haciendo lo mismo que mi padre. Estaba muy enojada conmigo misma por ser judía. Durante mi matrimonio, Israel había sido una fuente para que me atormentaran, y estaba muy enojada. Sólo quería que eso terminara. Traté de hacer desaparecer mi judaísmo defendiendo con vehemencia a los palestinos. Simplemente me negué a tratar de ver las cosas dentro el contexto o desde el punto de vista israelí. Simplemente me negué. Dirigí mi ira contra Israel y decidí convertirlo en el malo de la historia.

"Pero al mismo tiempo me sentía muy disgustada conmigo misma por hacerlo. Estaba muy conflictuada, pero lo hice de todos modos. Yo era una judía que se odiaba a sí misma y la peor parte era que no sabía que lo estaba haciendo. Era esa analista hipócrita que hablaba en beneficio de los oprimidos del mundo, sin darme cuenta que me había convertido en un arma contra mi propio pueblo".

En un giro de acontecimientos digno de una novela de espías, Catherine se convirtió en la niña mimada de los mulas. Durante varios viajes que hizo durante los dos años siguientes, se le concedió acceso al círculo íntimo del régimen iraní. El día previo a las elecciones presidenciales de Irán en el 2017, le concedieron a Catherine una entrevista con Ebrahim Raiosi, quien se convertiría en presidente en el 2021. Luego le permitieron seguir a Raisi en la campaña electoral desde Teherán hasta Rastht, mientras él describía con franqueza su visión para Irán.

Catherine con Ebrahim Raisi, futuro presidente de Irán.

"Muy pocos periodistas occidentales, con décadas de lealtad a sus espaldas, llegaron a las personas que yo llegué en un par de años. No sé cómo fue. Pero debe haber una razón más profunda para esto, porque estas cosas no suceden porque sí. Me permitieron entrar a su círculo. Vi cosas. Sé cómo trabajan".

Si bien el antisemitismo que vio no la horrorizó, hubo otra cosa que sí la espantó. En su entrevista con AishLatino, Catherine reveló que los líderes iraníes, todos hombres religiosos, le hicieron proposiciones. "Tengo mensajes de texto. Todos trataron de hacerme proposiciones. Todos ellos. Podría derribarles el castillo de naipes porque sus instituciones religiosas son sólo una farsa. Me hicieron propuestas sexuales. No sólo a mí, sino a todas las conversas occidentales. Tienen una obsesión con las mujeres occidentales".

Catherine en la actualidad

Sacarse el hijab

Catherine regresó a Inglaterra desilusionada y se sacó el hijab. "Para entonces había logrado acercarme a muchas instituciones clericales, y vi muchas malas acciones. Había tantas denuncias de violaciones y casos de abuso sexual que seguía escuchando de otras mujeres, que decidí: 'esta comunidad es perversa en un nivel que ni siquiera puedo llegar a comprender'. Hay cosas hermosas en el islam chiita, pero yo aprendí que existe un divorcio entre esos principios que dicen encarnar y quienes son como pueblo en su identidad religiosa".

El profesor Marandi, director de la universidad de Teherán, llamó a Catherine y le exigió que en la televisión iraní vistiera el hijab. Catherine se negó. Después de eso, gradualmente el régimen iraní cortó todo el contacto con ella.

"El islam chiita es una forma de colonialismo espiritual. Ellos tratan de hacer desaparecer la identidad de las personas. Pienso que es pernicioso y fascista, y haré todo lo que pueda para exponerlos, porque fui víctima de eso. Salí del otro lado. Acabo de despertarme. Fue realmente rápido y bastante profundo. Simplemente me desperté y dije: '¿Qué estás haciendo?', y eso fue todo. Una vez que te despiertas, no hay forma de volver atrás. Es como si alguien tratara de volver a entrar en una piel vieja".

Catherine, la joven desesperada por tener una identidad, una vez más quedó a la deriva, sin saber realmente quién era.

Ahora los dos lados

Dos años más tarde, Rianne, la hija de Catherine, desafió a su madre en un encuentro fatídico. Rianne quería entender de dónde venía.

Ella sabía que tenía raíces judías y leyó todo lo que pudo sobre el Holocausto. Luego encontró un video de YouTube de Rudy Rochman, un activista sionista, que hablaba sobre el sionismo y el antisemitismo.

Un día, cuando Catherine regresó del trabajo, Rianne insistió para que viera un video de Rudy. Catherine se negó. Estaba cansada, lo vería más tarde. Rianne insistió: "Siempre mr dices que debo ver ambos lados, pero tú nunca estuviste dispuesta a mirar el lado israelí del conflicto palestino". Catherine cedió y vio el video.

"Mi hija me salvó", declaró más tarde Catherine. "Todo lo que había creído hasta ese momento sobre el conflicto de Israel con los palestinos se derrumbó. Rudy lo puso en términos muy simples y poderosos, y lo escuché atentamente. A veces uno no está preparado para escuchar algo hasta que de pronto un día está listo para escucharlo. Ese video destruyó años de lo que creo fue un lavado de cerebro. Sentí un gran alivio, porque entendí que ya no tenía que odiarme a mí misma.

De hecho, me había convertido en un arma en las manos de las personas que intentan destruirnos, incluyéndome a mí misma.

"Vi muchos videos más, incluyendo algunos sobre la identidad judía. Y ya no me sentí sola. Todo lo que escuché ya lo sabía, sólo que a un nivel visceral".

"A partir de ese momento, me prometí que haría todo lo posible para expiar. Porque realmente me sentía culpable. Estaba 100% equivocada. Realmente siento que es importante que lo aclare y lo diga públicamente. No estoy orgullosa de lo que hice, pero quiero que la gente sepa que está bien cambiar de opinión, equivocarse, siempre y cuando seas suficientemente responsable como para hacerte cargo de tus errores y decir: a partir de ahora, lo haré mejor".

"Quiero expiar por lo que hice, porque he hecho mucho daño a mi pueblo. No es justo, porque mi sufrimiento no justificaba el odio que sentía. De hecho, me había convertido en un arma en las manos de las personas que intentan destruirnos, incluyéndome a mí misma".

"Hay en acción fuerzas que nos hacen odiarnos a nosotros mismos por lo que somos. Y eso tiene que parar".

La tormenta mediática

En noviembre del 2021, Catherine por primera vez se declaró públicamente sionista y escribió un blog para el "Times of Israel": "Lo que me enseñó mi entrevista con el presidente Raisi sobre Irán". Allí contó su experiencia como portavoz del régimen iraní y su orientación hacia el mundo.

El 13 de marzo del 2022, Aarón Boxerman escribió en el "Times of Israel" sobre la tormenta mediática provocada por ese artículo:

En noviembre, Perez-Shakdam escribió tres publicaciones para el blog del "Times of Israel". En la tercera, ella describió su entrevista con Raisi. Durante meses, la nota pasó sin llamar la atención, pero en los últimos días comenzó a aparecer en los titulares de los medios persas y árabes, provocando una tormenta en los medios sociales incluso en medio de la invasión rusa a Ucrania.

Los medios iraníes de inmediato la declararon como una espía del Mosad israelí, y los locutores que fueron vistos con ella se vieron obligados a emitir declaraciones.

La oficina del clérigo principal iranbí, el ayatolá Ali Khamenei, rechazó de inmediato cualquier conexión con ella. Muchas de sus apariciones en los medios y sus artículos fueron borrados de los sitios web estatales, aunque todavía se pueden encontrar algunas versiones archivadas.

Catherine se ríe de la absurda acusación de que ella era una espía del Mosad. Pero, ¿cómo la afectaron las denuncias masivas? "Desde que salí públicamente como judía y sionista, nunca me sentí más fuerte internamente, más conectada a la tierra. Me pusieron en medio de la tormenta, y eso no me ha afectado. Porque por primera vez en mi vida sé exactamente quién soy".

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