Los secretos del éxito del multimillonario judío dueño de 'Home Depot'

03/05/2023

7 min de lectura

Bernie Marcus fue un niño muy pobre. Ahora está repartiendo su fortuna.

Bernie Marcus tiene una pasión muy singular. A él le apasiona repartir su dinero.

El fundador de Home Depot forma parte de "The Giving Pledge", un grupo de filántropos multimillonarios que se han comprometido a dar la mayor parte de su dinero para caridad, ya sea durante su vida o póstumamente.

Bernie estableció una fundación que trabaja incansablemente para apoyar a varias causas. Su deseo es que después de su muerte la fundación se disuelva y que todo su dinero sea entregado en un plazo máximo de 20 años.

Este multimillonario nació justo antes de la Gran Depresión, en la más terrible pobreza. Aquí hay algunas de sus mayores lecciones de vida.

Un bebé milagroso

Cuando la madre de Marcus era joven, y tenía varios niños en la casa, la diagnosticaron con artritis reumatoidea.

Ella quedó lisiada de manos y pies y estaba confinada a la cama con dolores insoportables. La familia estaba completamente destituida y el padre de Marcus sólo lograba mantener algún trabajo ocasional.

Un médico judío le comentó a su madre sobre una riesgosa solución para su artritis. Le explicó que su única oportunidad de poder volver a caminar alguna vez era tener otro hijo.

Desesperados por una solución, sus padres lo intentaron y así nació Bernie, unos pocos días antes de la gran caída del mercado de valores que llevó a la Gran Depresión. A Bernie lo llamaban el bebé milagroso, porque efectivamente su madre pudo volver a caminar.

"Estoy seguro que en cierto grado mis hermanos estaban resentidos de que ahora hubiera otra boca para alimentar, pero también sé que siempre creyeron que mi nacimiento salvó la vida de mi madre".

Se negó a sobornar a Harvard

De niño, Bernie siempre quiso ser médico. Él aprobó los cursos preliminares necesarios para la facultad de medicina en Rutgers y aplicó para recibir una beca en varias universidades. El decano de Harvard llamó personalmente al joven Bernie y le dijo: "Tengo una beca para ti. ¡Bienvenido a la facultad de medicina de Harvard!".

Bernie estaba fascinado.

Pero entonces, el decano continuó diciendo: "Puedes enviar el cheque por $10.000 a la siguiente dirección". Le explicó que Harvard tenía un sistema de cuotas máximas que permitía admitir cada año sólo una cantidad específica de judíos.

"Esta era una muestra del antiguo antisemitismo. Comprendí que la única manera de entrar a la universidad era con un soborno. No había manera de que pudiera reunir diez mil dólares. Ni siquiera si trabajaba en 50 lugares diferentes, comenzaba a robar bancos o sacudía a cada miembro de mi familia para que cayeran las monedas de sus bolsillos. Pero no se trataba del dinero. No iba a pagar un soborno para entrar a una facultad a la cual estaba calificado para asistir. Me sentí devastado al entender que mi sueño había terminado".

Bernie no se imaginó que en verdad su sueño verdadero sólo estaba comenzando.

"A veces me pregunto cuán diferente hubiera sido mi vida de haber pagado el soborno para entrar a Harvard. No hubiera existido Home Depot. No hubiera existido el Instituto de Democracia de Israel. No existiría el Acuario de Georgia. Gran parte de las investigaciones de vanguardia sobre células madres, autismo, cáncer… hubieran quedado sin financiación. No soy de los que miran hacia atrás y se hunden en el arrepentimiento, pero hay una cosa de la que estoy seguro: mi mantra era 'Hazlo tú mismo'".

El fracaso es el precio que pagamos en el camino al éxito

El 14 de abril de 1978, Marcus fue despedido de su trabajo en "Handy Dan Home Improvement".

Sólo un año más tarde, a los 50 años, Bernie abrió un nuevo comercio llamado Home Depot, un enorme depósito que contaba con todo lo que uno puede llegar a necesitar para hacer mejoras en su hogar, todo a precios bajos. Su plan era tener un excelente servicio de atención al cliente y confiaba que este negocio sería un éxito.

El día de la gran apertura, el 22 de junio de 1979, sus hijos se pararon afuera del negocio, dispuestos a repartir billetes de un dólar para tentar a los transeúntes a entrar. Al final del día, les habían quedado muchos billetes. Las esperanzas de Bernie estaban quebradas. Esa noche, su esposa no quiso que Bernie se afeitara, porque temía dejarlo solo con una navaja.

Bernie Marcus en 1987

Pero Bernie no se dio por vencido. Su equipo sentía pasión por este modelo de negocios y no temía volver a intentarlo.

Su lema era honestidad por encima de todo, incluso si eso implicaba perder una venta. Años más tarde, durante un partido de golf, un amigo de Bernie le dijo: "Tu empresa va a terminar en la bancarrota".

"¿De qué hablas?", le preguntó Bernie.

"Es muy simple. Fui al negocio porque se nos rompió una canilla. Estaba a punto de comprar una canilla que costaba más de doscientos dólares. Tu empleado me dijo que en verdad todo lo que necesitaba era una parte que costaba dos dólares. Entonces el hombre me mostró cómo arreglarlo por mí mismo. Si sigues manteniendo este modelo, vas a perder hasta los pantalones en muy poco tiempo".

Bernie sonrió  y le dijo: "Tal vez. Pero si alguna vez vuelves a tener un problema, ¿a dónde vas a ir?".

Hazlo ahora

Bernie es un gran creyente en "Hazlo, y hazlo ahora".

Una vez, al negociar un acuerdo en Japón, su equipo comprendió que los negociadores japoneses tenían a alguien que entendía inglés, por lo que no tenían manera de comunicarse en privado entre ellos.

Se miraron y se dieron cuenta de que eran tres judíos de Nueva Jersey, por lo que comenzaron a hablar en ídish.

Los japoneses escucharon el nuevo idioma y pusieron la negociación en pausa. Milagrosamente, esa misma tarde encontraron un traductor japonés-ídish.

Posteriormente, después de haber cerrado el trato, el traductor admitió en privado: "Cuando escuchamos que dijeron en ídish que si no llegábamos a un acuerdo en ese momento se subían a un avión y regresaban a Norteamérica, entendimos que debíamos firmar. Era ahora o nunca".

Bernie también está convencido de que nunca es demasiado tarde para comenzar. Él compartió algunos ejemplos de empresarios muy exitosos que comenzaron en una etapa más tardía de la vida: Kentucky Fried Chicken tuvo un humilde comienzo, pero comenzó con franquicias a los 60 años; Duncan Hines puso su nombre sobre mezclas para tortas a los 73 años; Julia Child debutó en televisión a los 53.

Dar a los demás

Hay un recuerdo de infancia que dio forma a la vida de Bernie.

A pesar de que a menudo su familia no tenía suficiente comida y de que sus padres trabajaban incansablemente para llegar a fin de mes, su madre siempre separaba algunas monedas para dar caridad.

Una vez, en vez de darles a sus hijos dinero para un bocadillo, su madre les dijo que iba a dar el dinero para tzedaká, 'caridad'. Ella sacó una pequeña alcancía de caridad. Nunca juntaban demasiado, sólo unos pocos dólares durante todo el año, pero ella siempre encontraba a alguien que lo necesitaba más que ellos.

En el momento Bernie se sintió furioso, pero la lección quedó para siempre grabada en su mente. Dar tzedaká es un importante valor judío que su madre le inculcó.

Años más tarde, su contador lo llamó y le dijo: "¡Felicitaciones! ¡Ahora eres oficialmente multimillonario!".

Bernie miró a su esposa y le dijo: "Cariño, puedes tener cualquier cosa que desees en el mundo, o podemos hacer grandes cosas. ¿Qué deseas hacer?".

"¡Hagamos grandes cosas!", le respondió ella emocionada.

"No entiendo a algunas personas ricas. Es casi como si llevaran una tabla comparando quién puede llegar a ser más rico, quién puede comprar un avión más grande o un yate más elegante, quién puede comprar una isla privada… Es un perverso juego de superioridad. ¿Quién tiene tiempo para eso? Descubrí que un amigo ganaba más de cinco millones, pero sólo donaba $750 al año. Eso era todo. El resto lo gastaba en sí mismo y se jactaba de eso. Puse fin a nuestra amistad, y estoy seguro de que sigue sin dar nada más".

En la vida de todos hay ángeles

Cuando Bernie Marcus trataba de recibir un préstamo para poder comenzar con Home Depot, se acercó a Rip Fleming, un banquero a quien conocía de sus días en Handy Dan.

Le dijo: "Rip, mi vida está en juego. Si no me dan un crédito, no podemos comenzar con este negocio. Todos nos han rechazado".

Después de amenazarlo con dormir en el banco durante semanas y no irse sin el préstamo, Rip aceptó intentarlo. Hizo tres intentos, y finalmente con el cuarto consiguió el préstamo.

Años más tarde, el Sr. Marcus supo lo que en verdad había sucedido.

Cuando Rip se jubiló, Bernie fue el Maestro de Ceremonias en su cena de despedida, y se sentó al lado del director del banco donde Rip le había conseguido el préstamo.

El director del banco le dijo: "Sabes, cuando Rip se presentó ante el comité de préstamos para tratar de persuadirnos para que te diéramos un crédito para Home Depot, le dijimos tres veces que no. La cuarta vez, Rip amenazó con renunciar si no te dábamos el préstamo. Él estaba dispuesto a sacrificar todo por ti. El día que te dimos el préstamo, estábamos seguros de que sería una deuda incobrable. Sólo te lo dimos para mantener a Rip en el banco".

Rip nunca le contó esto a Bernie.

"Uno no puede simplemente dar, quedarse sentado y ser pasivo", explica Bernie. "Tienes que encontrar la forma de involucrarte y aportar tus habilidades. Si no ayudas ni eres voluntario, pierdes la mejor parte de tu vida. Eso es lo que construye el espíritu de conexión. Nada se compara con la sensación que tienes cuando logras llegar a alguien. Simplemente escribir un cheque nunca te dará eso".

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