Por qué dejamos que nuestros hijos dibujen en las paredes

04/07/2023

3 min de lectura

No es para los aprensivos, pero nuestro hogar refleja nuestro deseo de nutrir el espíritu creativo de nuestros hijos.

Una reseña de cinco estrellas en Airbnb: “Los huéspedes dejaron la casa excepcionalmente limpia. Los recomendaría a otros anfitriones”. Esto puede sorprender a cualquiera que conozca a nuestra familia, pero sí, esta reseña fue escrita sobre nosotros cuando incursionamos en el mundo del trabajo a distancia desde un lugar sereno (o mejor conocido como un traslado necesario para mantener la salud mental).

Me rio al recordar la hora que pasé refregando crayón azul de las paredes y colocando los muebles en su lugar original. A pesar de no haber empacado crayones deliberadamente e insistir en que sólo llevaríamos juguetes blandos a nuestro viaje; cuando los adultos dormían, los artistas entraron en acción. Nos despertamos, horrorizados, ante una galería de imágenes no identificables. Los artistas sonreían orgullosos, pero los padres contenían el llanto.

Le dije a mi esposo: “¡No nos van a devolver el depósito!”

Fue un pequeño milagro que todas las manchas de crayón salieran y que no quedara ninguna marca en los pisos de madera. Dejamos la casa más limpia de lo que nuestra humilde morada estuvo alguna vez. La mesa ratona, que había sido trasladada debido a un baile que salió mal, estaba nuevamente en su lugar, sin revelar la historia de su batalla con un niño (que adquirió un ojo morado), ni la conversación telefónica que escuchó entre padres preocupados y el pediatra.

El orden tiene su lugar en el mundo, pero a veces es mejor aceptar los felices desórdenes de la vida.

El orden tiene su lugar en el mundo, pero a veces es mejor aceptar los felices desórdenes de la vida. Jean Piaget enfatiza la necesidad que tenemos de expresión, incluso a la temprana edad de tres años. En etapas tempranas, un niño busca usar símbolos para representar un objeto o una acción. En nuestro hogar, nosotros honramos profundamente este periodo preoperacional.

Nuestros hijos a menudo pegan sus dibujos en las paredes y a veces utilizan las paredes mismas como su lienzo. A veces recibimos miradas extrañas de las visitas, porque nuestro método no es demasiado típico en la sociedad. Algunas familias tienen habitaciones que están destinadas a ser exhibiciones más que espacios habitables. Para citar a Robert Frost, fuera de contexto, esas habitaciones son las “menos transitadas” y están destinadas a exhibir algunas de las cosas más elegantes de un hogar. Se ven como museos.

Nuestra familia no intenta transmitir tal sofisticación, ni intentamos cubrir el arte de nuestros hijos.

Escuché a personas decir: “Tu casa no es un museo”, en un esfuerzo por aliviar la presión por mantener una apariencia magnifica. Humildemente, yo no estoy de acuerdo. De hecho, nuestra casa es un museo. Exhibe el amor y risa que laten bajo nuestro techo y refleja nuestro deseo de nutrir el espíritu creativo de nuestros hijos.

“¿Por qué no pintan las paredes de un color lindo?”, nos preguntan a menudo.

Hay un momento para cada cosa, incluyendo un momento para regañar a los niños cuando se comportan de forma inapropiada, pero la vida se puede disfrutar más cuando los padres eligen intencionalmente mirar hacia otro lado. Escoge tus batallas. La emoción de colorear en las paredes eventualmente pasa y algunos padres pueden ver a sus hijos producir obras maestras en lienzos verdaderos o con otros medios más convencionales. Para entonces, los incipientes artistas han evolucionado a la adolescencia, buscando formas de acceder a sus dones y lograr una autoestima sana.

Aunque no es para los aprensivos, apoyar a los niños en sus acercamientos tempranos a la autoexpresión puede tener beneficios a largo plazo y ayudarlos a aventurarse con seguridad a las etapas operativa concreta y operativa formal de Piaget (cuando enfrentan la realidad de forma más racional y metodológica). Incluso pueden tomar la delantera desde la perspectiva de Erik Erikson, promoviendo la autonomía antes que la humillación y la duda. (Erik Erikson parece haber entendido realmente lo que significa enfrentar la culpa judía).

No es mi intención sugerir que se les debe dar a los niños rienda suelta en la casa. No es tan encantador que un adolescente dibuje en las paredes o que un niño pequeño obstruya las cañerías con sus juguetes. Sin embargo, hay una belleza en la inocencia de un niño pequeño que convierte las paredes en su lienzo. Quizás llegó la hora de comenzar a poner marcos sobre el arte de la pared y caminar por la galería de un niño que empieza a entender el mundo.

Muy pronto llegará el día en que podrás volver a pintar la casa. El museo habrá desaparecido, pero tu hijo recordará para siempre cuánto creíste en él.

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