Predecir las emociones

06/07/2023

3 min de lectura

Matot (Números 30:2-32:42 )

Imagina por un momento que ganas la lotería… ¡Mazal tov! Al visualizar ese futuro esperanzado, probablemente imaginarás experimentar muchas emociones abrumadoras y positivas. Si bien hay mucha emoción y felicidad en ganar la lotería, los estudios muestran que con el tiempo, quienes ganan la lotería no son significativamente más felices que quienes no la ganan.

Al imaginar ese escenario, lo que no considerarás son las molestias y los desafíos que llegan al ganar la lotería, lo que contribuye a experimentar muchas emociones negativas. Los psicólogos Timothy Wilson y Daniel Gilbert identifican este habitual error como un pronóstico afectivo. Tendemos a equivocarnos al predecir cómo nos sentiremos en situaciones futuras, prediciendo que ciertos resultados engendrarán más emociones positivas de las que en verdad generan cuando suceden, y asumimos que las malas situaciones serán peores de lo que son en realidad.

La parashat Matot comienza con una discusión sobre el concepto de votos y promesas: "Si un hombre hace un voto a Hashem… no profanará su palabra; conforme a todo lo que sale de su boca deberá hacer" (Bamidbar 30:3). Si bien la persona no debe transgredir su propia palabra después de hacer un voto, el Talmud (Jaguigá 10a) interpreta que el versículo enseña que otros pueden transgredir su palabra. Este es el proceso conocido como hatarat nedarim, anulación de promesas, una versión de ella se pone en práctica antes de Rosh Hashaná y Iom Kipur.

Basado en los primeros comentaristas del Talmud, Rav Iosef B. Soloveitchik explica que hay dos maneras de anular una promesa. La primera es a través de un mecanismo llamado petaj, una apertura, en la cual la persona es liberada de su promesa porque esta fue hecha de forma errónea. Si el sabio es capaz de establecer que hubo circunstancias que la persona que hizo la promesa desconocía o no prestó atención cuando hizo su promesa, pero que de haberlo sabido no lo hubiera prometido, entonces la promesa puede ser anulada. Por ejemplo, alguien promete ayunar durante cierta cantidad de tiempo y no se dio cuenta de que hay una festividad dentro de ese margen temporal. Entonces el sabio le pregunta si hubiera hecho esa promesa de haber sabido que había una festividad en medio. Si la respuesta es negativa, entonces el sabio encontró una apertura y la promesa puede ser anulada.

La segunda manera de anular una promesa es a través de jaratá, arrepentimiento. En este caso no hubo un error en los hechos, sino que la promesa puede ser anulada "en base a que han cambiado sus gustos, sus sentimientos, su punto de vista y tiene criterios diferentes a los que tenía en el momento que hizo su promesa. Aquellas cosas que originalmente le parecían de suma importancia ahora parecen ser triviales y tontas".

Por ejemplo, considera a una persona que tras ser insultada promete vengarse. Con el tiempo, su ira aplaca y sus sentimientos ya no son tan intensamente negativos contra el perpetrador. En contraste con encontrar una apertura para anular la promesa, aquí no hay ningún error en las consideraciones externas del caso, sino que más bien "lo que ocurrió es que hubo un cambio radical en la consciencia y la voluntad de la persona que hizo la promesa".

Incluso si no estamos acostumbrados a hacer votos, somos propensos a cometer errores al tomar decisiones basadas en estos dos conceptos. En primer lugar, nos equivocamos en la lógica y el juicio. Cuando decidimos como actuar, no tenemos en cuenta ni prestamos atención a todos los factores de la realidad externa. Actuamos de forma impulsiva antes de pensar en los detalles. En segundo lugar, somos malos pronosticadores afectivos. Tomamos decisiones en el presente pensando que sabemos lo que sentiremos en el futuro. Pero por lo general nos equivocamos. Creemos que siempre sentiremos ese mismo enojo, así que hacemos algo de lo que nos arrepentiremos a largo plazo, cuando el enojo se calme.

Si bien a veces somos bendecidos con la oportunidad del arrepentimiento o la anulación de votos, tal vez podemos tratar de evitar en primer lugar juzgar de forma pobre, tomando más consciencia de nuestros cambiantes estados emocionales.

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