¿Qué son los Diez Mandamientos?

11/06/2024

9 min de lectura

Los Diez Mandamientos expresan las bases del monoteísmo ético y son un pilar de la civilización occidental. ¿Qué son y qué es lo que los hace judíos?

¿Qué son los Diez Mandamientos?

Los Diez Mandamientos, también llamados el "Decálogo" o las "Diez Declaraciones" (derivado del hebreo Aseret HaDibrot- עשרת הדיברות), están registrados por primera vez en la Torá en el Libro de Éxodo, capítulo 20, y luego se repiten con leves variaciones en Deuteronomio, capítulo 5.

Aunque popularmente nos referimos a ellos como los "10 mandamientos", el término "mandamiento" presenta una dificultad semántica en cuanto que la Torá, de acuerdo con la tradición judía, contiene un total de 613 mandamientos, 13 de los cuales están incluidos en el texto de los Diez Mandamientos.

Los Diez Mandamientos articulan los pilares de la creencia judía, y de acuerdo con muchas opiniones, son la primera expresión verdadera de las bases del monoteísmo ético, que tal como se relata en Éxodo, capítulos 19 y 20, Dios le comunicó a la nación judía cuando acamparon en la base del Monte Sinaí. Tal como relata el libro de Éxodo (31:18), el texto de la revelación luego fue grabado en dos tablas de piedra, que se guardaban en el Arca del Pacto (descrita en Éxodo 25:10-22) y eventualmente estuvieron en el antiguo Templo en Jerusalem.

Tabla de contenido

¿Cuál fue el propósito primario de los Diez Mandamientos?

Los Diez Mandamientos son la primordial expresión del monoteísmo ético, que sostiene que a) Dios existe, y b) Él es la fuente de la moralidad. Los Mandamientos se dividen en dos grupos:

  • El primer grupo, que fue grabado en la tabla de piedra de la mano derecha (en hebreo se escribe de derecha a izquierda), y contiene los mandamientos que hablan sobre la relación del hombre con Dios
  • El segundo grupo, a la izquierda, contiene los mandamientos que hablan de la relación del hombre con sus semejantes.

Como todos los mandamientos de la Torá, consideramos que los Diez Mandamientos fueron entregados por Dios, lo que implica que son ideales, absolutos e inmutables. Ellos forman la base de la sociedad occidental, especialmente de sus tradiciones éticas y legales, y tuvieron gran impacto también en el mundo islámico.

¿Por qué los Diez Mandamientos son tan importantes para el judaísmo?

El primero de los Diez Mandamientos declara: "Yo soy Hashem tu Dios, que te saqué de Egipto, del lugar de esclavitud". La segunda parte de este versículo, con su énfasis en el éxodo y la redención de la esclavitud, indica un pacto o una relación especial entre Dios y el pueblo judío. De hecho, en hebreo, las dos tablas de piedra sobre las que estaban escritos los Diez Mandamientos son llamadas las "Las Tablas del Pacto" (לוחות הברית), y no las "Tablas de los Mandamientos". Este punto también queda enfatizado en la sección narrativa previa a los Diez Mandamientos (Éxodo 19:4-6):

Ustedes vieron lo que Yo hice a Egipto, y que Yo los porté sobre alas de águilas y los traje a Mí. Y ahora, si escuchan diligentemente mi voz y guardan mi pacto, serán para Mí un tesoro entre todas las naciones, porque Mía es toda la tierra. Pero ustedes serán un reino de ministros y un pueblo santo para Mí.

De acuerdo con la Torá, el punto del éxodo (incluyendo todos los milagros descriptos en el libro de Éxodo) era que el pueblo judío se reuniera en la base del Monte Sinaí y experimentara la revelación de los Diez Mandamientos. Como Moshé le dijo al Faraón (Éxodo 5:1): "Esto es lo que dice el Dios de los hebreos: 'Deja salir a mi pueblo, para que pueda servirme en el desierto".

Recibir los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí fue el evento transformador que obligó al pueblo judío a observar la Torá. También Moshé les dijo eso (Deuteronomio 5:1-3).

¿Cuáles son los Diez Mandamientos?

Durante siglos, los eruditos bíblicos han debatido el orden exacto de los Diez Mandamientos, y la lista actual varía de acuerdo con tu interpretación de los versículos bíblicos. La mayoría de las búsquedas por Internet traen la versión que aceptan muchas denominaciones cristianas, lo cual difiere de la lista judía tradicional.

De acuerdo con el judaísmo, los Diez Mandamientos son:

  1. Yo soy Hashem tu Dios
  2. No tendrás otros dioses
  3. No tomar el nombre de Dios en vano
  4. Observar y recordar el Shabat
  5. Honrar a los padres
  6. No asesinar
  7. No cometer adulterio
  8. No robar
  9. No dar falso testimonio
  10. No codiciar los bienes de otra persona

1. Yo soy Hashem, tu Dios

El primero de los Diez Mandamientos es "saber que Dios existe". La creencia judía comienza con creer en Dios, y la vida espiritual judía, incluyendo su significado, moralidad y leyes, se predican sobre nuestra aceptación, conciencia y entendimiento de Dios.

El mandamiento está escrito en primera persona: "Yo soy Hashem tu Dios, que te sacó de Egipto…", porque la Torá te habla directamente a ti, el lector, como si estuviera diciendo: "No creas en Dios porque eso te hace sentir bien, ni porque el Rabino dice que debes hacerlo… Encuéntralo tú mismo".

En otras palabras, el primero de los Diez Mandamientos es ser un pensador crítico. Dios existe y Él quiere una relación, pero la fuerza de esa relación depende de ti. Tú vas en el asiento del conductor. Tu relación con Dios, tu nivel de creencia, tu espiritualidad, tu compromiso con la misión judía, es tu responsabilidad.

No es una perogrullada ni un sentimiento motivador, es el primer mandamiento. La creencia judía comienza y termina con el pensamiento crítico.

2. No tendrás otros dioses

El segundo mandamiento es no creer en ningún poder fuera de Dios. Esto no se refiere sólo a ídolos y creencias paganas, lo cual está prohibido de forma expresa, sino también a los "dioses extraños que hay dentro de ti" (Salmos 81:10). De acuerdo con el Talmud (Shabat 105b), ese "dios extraño" también es llamado el Iétzer Hará (יצר הרע), o la Inclinación al Mal, que es un seudónimo antropomórfico para la voz autodestructora que existe dentro de cada persona, y que se manifiesta en muchísimas maneras: enojo, envidia, racionalizaciones, excusas, justificaciones, o simplemente diciendo "no puedo". Escuchar a esa voz es equivalente a creer en un poder fuera de Dios.

3. No tomar el nombre de Dios en vano

El tercer mandamiento es no hacer un juramento falso o engañoso. Un juramento es una afirmación respecto a que algo es verdad, y un juramento en nombre de Dios es afirmar que, para ti, tu declaración es tan real como Dios. Si tu juramento es falso, también estás declarando que Dios es falso, lo que socaba la base de los Diez Mandamientos y el fundamento de la creencia monoteísta.

Tampoco habla muy bien de ti. Ya sea ante un tribunal, en el trabajo o en la vida diaria, tu palabra es tu vínculo y un reflejo de tu carácter e integridad.

4. Observar y recordar el Shabat

El cuarto mandamiento es tanto observar como recordar el Shabat. Estas dos ideas derivan de la diferencia en la forma en que se presenta el mandamiento en los libros de Deuteronomio y Éxodo. En Deuteronomio (5:12) dice: "Guarda el día de Shabat para santificarlo", y en Éxodo (20:8) dice: "Recuerda el día de Shabat para santificarlo". "Guardar" se refiere a observar el Shabat, lo que implica evitar hacer las labores prohibidas por la ley judía. "Recordar" implica reconocer verbalmente el comienzo y el fin del Shabat, y observar las diversas costumbres instituidas alrededor de estos momentos.

El Shabat se menciona específicamente en cuarto lugar, después de hablar de Dios pero antes de introducir la moralidad, para enseñarnos la idea de que Dios creó el mundo para nuestro beneficio y placer, lo cual comienza con la observancia del Shabat.(1) Este entendimiento precede (y debe informar) tu comportamiento y código moral: la vida es un regalo, aprovéchala para ser una fuente de cosas buenas.

5. Honrar a los padres

El quinto mandamiento es honrar a los padres. Como vimos antes, el quinto mandamiento estaba grabado en la primera tabla de piedra, la de la derecha (Éxodo 31:18), lo que implica que se considera un mandamiento enfocado en "la relación del hombre con Dios". Honrar a los padres comienza con la idea de que tus padres te dieron el don de la vida, y no depende de lo que hicieron por ti, ni siquiera si fueron buenos padres, sino que te dieron la vida. Honrarlos te enseña a tener gratitud, lo que te inculca también una valoración por la fuente de toda vida.

En un nivel más profundo, idealmente el amor de los padres crea el paradigma para entender cómo Dios se relaciona con el hombre: eres amado y, lo más importante, nunca estás solo.

6. No asesinar

El sexto mandamiento es no asesinar. El valor de la vida humana es primordial y tiene precedencia en innumerables casos de la ley judía. Esa fue una idea radical cuando se escribió la Torá. Por ejemplo, la Torá hace hincapié en la compasión en vez de la ejecución, que era la pena habitual para los delitos menores en la antigüedad en el antiguo Oriente Cercano, y es un ideal que influye hasta el día de hoy en gran parte del mundo moderno.

El lenguaje usado en los Diez Mandamientos es especialmente "no asesinarás" (לא תרצח), y no "no matarás" (לא תהרוג), porque en algunos casos (por ejemplo en defensa propia, en una guerra o en casos de penas capitales), matar, si bien es lamentable, está permitido.

7. No cometer adulterio

El séptimo mandamiento es no cometer adulterio. La familia es la piedra básica de la vida judía, y es importante en todos los niveles: espiritual, físico, económico y psicológico. El adulterio es una disrupción y un ataque a la familia, y amenaza su estabilidad y su supervivencia.

8. No robar

El octavo mandamiento es no robar. El robo destruye el tejido básico de la sociedad, y el octavo mandamiento además de no robar la propiedad de otra persona se aplica también a no secuestrar o incluso engañar a otras personas.

La importancia de no robar se transmite a través de una poco usual declaración en el Talmud (Sotá 12a): "Para las personas justas, sus bienes son más valiosos que sus cuerpos, porque ellas nunca robaron". Ganarse la vida honestamente requiere esfuerzo y lleva un tiempo que no puede reemplazarse, especialmente cuando se lo hace con integridad y cuidado. Robar niega esto y en cierto sentido también es una falta de respeto hacia algo mucho más fundamental.

9. No dar falso testimonio

El noveno mandamiento es no mentir en la corte. Sin leyes o un sistema de justicia que funcione, la sociedad civil se paraliza. Si mientes en los tribunales, haces que sea imposible establecer verdadera justicia, lo que inevitablemente conduce a la anarquía.

10. No codiciar los bienes de otra persona

El décimo mandamiento es no desear los bienes de otra persona. De acuerdo con el Talmud, la verdadera riqueza es estar feliz con lo que tienes. La felicidad es un estado de ser. Desear lo que tiene otra persona muestra una carencia por tu parte. No entiendes tu valor, y te evalúas comparándote con otros, lo cual es una receta para el desastre.

No codiciar es el último de los Diez Mandamiento. Similar al primer mandamiento, con su énfasis en el pensamiento crítico, el mandamiento final trata sobre la responsabilidad personal. Citando a un gran maestro jasídico: "El día que naciste fue el día que Dios comprendió que el mundo ya no podía existir sin ti". Eres esencial para la existencia. Sin ti, al mundo le faltaría algo. ¿Exactamente qué? Sólo tú puedes descubrirlo, y es algo que nadie más tiene.

Moshé y los Diez Mandamientos

De acuerdo con el Libro de Éxodo, Moshé sacó al pueblo judío de Egipto y los guió hacia la base del Monte Sinaí. En Éxodo, capítulo 19, la Torá relata los preparativos y las instrucciones que Moshé dio al pueblo para que pudieran recibir los Diez Mandamientos.

Pero no fue suficiente.

Si observas cuidadosamente el texto de los dos primeros mandamientos (Éxodo 20:2-6) notarás que ambos están en primera persona: "Yo soy Hashem tu Dios", "No tendrás otros dioses ajenos ante Mi", mientras que los otro ocho (Éxodo 20:7-17) están en la tercera persona. Dios habló directamente al pueblo, pero fue demasiado, por lo que la Torá menciona (Éxodo 20:16): "Le dijeron a Moshé: 'Habla tú con nosotros y escucharemos, pero que Dios no hable con nosotros, no sea que muramos'".

De acuerdo con la tradición judía, la revelación nacional en el Monte Sinaí le dio a Moshé la autoridad para recibir la Torá, dado que toda la nación escuchó a Dios hablar con él. Es por esto que la ley judía viene de él y no de otra fuente. Pero la revelación que todos escucharon incluye sólo los dos primeros de los Diez Mandamientos. Los otros, así como el resto de la Torá, fue entregado a Moshé y registrado en los cinco libros de la Torá. Ese secreto queda aludido en la misma palabra "Torá". En hebreo, a cada letra le corresponde un valor numérico, y el valor de las letras en "Torá" (תורה) suman 611. ¿Por qué 611? Porque los dos primeros mandamientos Dios los transmitió a toda la nación judía en forma masiva, y los otros 611 se los dio a Moshé.(2)

Resumen

Los Diez Mandamientos articulan los pilares de la creencia judía, que es registrada en Éxodo capítulos 19 y 20. Dios Se comunicó con el pueblo judío que había acampado en la base del Monte Sinaí. Estas son las expresiones primordiales del monoteísmo ético, pero también indican un pacto, una relación especial entre Dios y el pueblo judío. Los Diez Mandamientos comienzan con una exhortación a pensar críticamente y terminan con una convocatoria a la responsabilidad personal. Los dos primeros mandamientos están en primera persona, porque todo el pueblo judío los escuchó como parte de una revelación nacional, mientras que los demás, así como el resto de la Torá, de acuerdo con la tradición judía fueron entregados sólo a Moshé en otro momento.

Preguntas frecuentes

¿En qué libro están los Diez Mandamientos?

Los Diez Mandamientos aparecen en el libro de Éxodo, capítulo 20 y también, con leves variaciones, en Deuteronomio, capítulo 5.

¿Dónde están las tablas de los Diez Mandamientos?

Las tablas con los Diez Mandamientos originalmente fueron colocadas en el Arca del Pacto, tal como se relata en Éxodo 31:18, pero posteriormente fueron ocultadas durante el período de la destrucción del Primer Templo en Jerusalem en el año 423 AEC.


Notas:

  1. Ver el libro de Isaías 58:13, donde llama al día de Shabat un "placer" (oneg, ענג)
  2. Talmud, Makot 24a
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