Tiempos inquietantes para los judíos de todo el mundo

30/10/2023

7 min de lectura

Las últimas semanas fueron un enorme abrir de ojos para los judíos de la Diáspora.

Si bien los principales horrores y atrocidades en Israel ocurrieron el 7 de octubre, las consecuencias y las repercusiones continúan golpeándonos cada día. A pesar de que Hamás grabó en video, promovió y conmemoró su brutal y atroz ataque utilizando toda clase de medios, todavía hay personas que cuestionan la escala y la depravación de la masacre. En respuesta, Israel organizó una impresionante sesión para la prensa internacional, compartiendo imágenes espantosas de las atrocidades cometidas para que los periodistas pudieran documentar de una forma innegable lo sucedido.

El mundo está comenzando a descubrir lo que Israel supo durante mucho tiempo: que está rodeada de enemigos que buscan su absoluta destrucción y aniquilamiento.

Eylon Levy, un vocero del gobierno israelí, en un video que anunciaba la sesión, dijo: "Al trabajar para derrotar a la organización terrorista que brutalizó a nuestro pueblo, somos testigos de un fenómeno similar a la negación del Holocausto que ocurre en tiempo real, cuando la gente siembra dudas sobre la magnitud de las atrocidades cometidas por Hamás contra nuestro pueblo, algo que de hecho fue grabado para glorificar esa misma violencia".

La infiltración, las bajas, el número de rehenes, el incesante bombardeo de cohetes, los ataques continuos desde Gaza y del Líbano son de hecho nuestros grandes motivos de preocupación, de plegarias, de esfuerzos y de apoyo. El mundo está comenzando a descubrir lo que Israel supo durante mucho tiempo: que está rodeada de enemigos que buscan su absoluta destrucción y aniquilamiento.

La infame carta fundacional de Hamás, escrita en 1988, no habla de un territorio en disputa, sino que parece una repetición de los Protocolos de los Sabios de Sión y aboga por un genocidio contra los judíos. Hezbollá, Irán y otras organizaciones terroristas e individuos en la Banda Occidental y en otras partes hablan de "desde el río hasta el mar", un eufemismo no sutil de la destrucción total de Israel.

En las últimas semanas hubo innumerables titulares y análisis sobre los riesgos de una invasión terrestre, las posibles implicaciones para el norte del país en caso de una guerra a gran escala y las posibilidades de que otras naciones como Irán o Siria se involucren. De hecho, hay mucho de qué preocuparse, trabajar, rezar y tener cuidado.

Israel es increíblemente resiliente, capaz, poderoso, feroz, inteligente y fuerte. Con la ayuda de Dios, Israel perseverará y el pueblo, aunque profundamente herido, se recuperará.

Pero, aquí está la cosa. Cuando rezo, defiendo o no puedo dormir preocupado por la seguridad de nuestros hermanos y hermanas en Israel en este mismo momento, no estoy preocupado por el futuro de Israel a largo plazo. Israel es increíblemente resiliente, capaz, poderoso, feroz, inteligente y fuerte. Con la ayuda de Dios, Israel perseverará, el ejército de Israel triunfará y el pueblo, aunque profundamente herido, se recuperará. (Esta semana tuve el privilegio de representar a nuestra sinagoga y a nuestra comunidad llevando suministros, juguetes, abrazos y amor a los soldados del ejército de Israel y a los ciudadanos que debieron abandonar sus casas. Con mis propios ojos pude ver una decisión, una unidad y una energía increíble. Espero poder compartir más sobre este viaje en los próximos días).

El pueblo de Israel ha demostrado que detrás del importante y a menudo ruidoso debate, se esconde una nación de una fe profunda, de unidad y convicción. Israel saldrá de esto más fuerte que nunca.

El Rabino Jonathan Sacks zt"l, cuyo tercer iortzait es esta semana, dijo las siguientes palabras en una conferencia de AIPAC hace diez años, comentarios que suenan como si los hubiese pronunciado esta semana:

Tengo que decirles que aquello con lo que crecimos, "nunca más", pareciera estar convirténdose en "siempre más". Y en el fondo de todo está la hostilidad hacia Israel. Por supuesto, no todas las críticas a Israel son antisemitismo. Pero no nos equivoquemos respecto a lo que ha sucedido.

En la Edad Media, los judíos eran odiados por su religión. En los siglos XIX y XX fueron odiados por su raza. Hoy, cuando ya no se odia a las personas por su religión o por su raza, se los odia por su estado. La razón cambia, pero el odio sigue siendo el mismo. El anti-sionismo es el nuevo antisemitismo. …

Hoy lo que está en juego en la supervivencia de Israel es el futuro de la libertad misma. Porque, no nos equivoquemos, esta será la batalla definitoria del siglo XXI. ¿Qué prevalecerá? La voluntad de poder con su violencia, terror, misiles y bombas, o la voluntad de vivir, con sus hospitales, escuelas, libertades y derechos. …

Cada vez que visito Israel encuentro entre los israelíes, seculares o religiosos, una dedicación absoluta e inquebrantable al gran mandato de Moshé: Uvajarta BaJaim , "Elige la vida". Israel es el desafío sostenido al odio y al poder en nombre de la vida, porque somos el pueblo que santifica la vida. …

El judaísmo es la derrota de la probabilidad por el poder de la posibilidad. Y en ningún lugar se ve más el poder de la posibilidad que en el actual estado de Israel. Israel tomó una tierra estéril y la hizo volver a florecer. Israel tomó una lengua antigua, la lengua de la Biblia, y la hizo volver a hablar. Israel tomó la fe más antigua de Occidente y la rejuveneció. Israel tomó a una nación destrozada y la hizo revivir. Amigos, no descansemos hasta que la luz de Israel brille por todo el mundo, el mayor símbolo mundial de vida y esperanza.

Si bien no debemos dejar de rezar, donar, apoyar y visitar, en definitiva Israel estará bien. La verdadera pregunta es qué ocurrirá con aquellos judíos que viven fuera de Israel. Aunque antes del 7 de octubre, todos sabíamos acerca de los enemigos que rodeaban a Israel, pocos realmente sabíamos cuántos enemigos vivían entre nosotros y cómo, si tuvieran la oportunidad, alzarían audaz y descaradamente sus horribles cabezas e ideas.

Seguramente pensamos que tomar partido en una cuestión tan clara y obvia, como apoyar a civiles inocentes, ancianos, mujeres y niños que fueron víctimas de una serie de pogromos y asesinatos sistemáticos, versus asociarse, simpatizar o directamente apoyar por completo a malvados y ruines terroristas, la elección sería clara. Incluso si alguien regularmente critica a Israel y apoya un estado palestino, seguramente sería simple condenar objetivamente las atrocidades objetivas y expresar simpatía por los civiles masacrados y los rehenes secuestrados.

Los campos universitarios son físicamente peligrosos para quienes se identifican orgullosamente como judíos o apoyan a Israel.

En cambio, las últimas semanas fueron una enorme llamada de atención para los judíos de la Diáspora. Las universidades más importantes, alguna vez consideradas como bastiones del intelectualismo, centros de sofisticación, capitales de progreso y avance, han abandonado a sus estudiantes judíos, sin poder protegerlos de sus compañeros de estudios y profesores que simpatizan con Hamás. Los campos universitarios y otros lugares ahora son físicamente peligrosos para quienes se identifican orgullosamente como judíos o apoyan a Israel.

Cada día parece traer nuevas historias que deberían estremecernos. Un israelí fue golpeado en la universidad de Columbia con un palo. Los estudiantes judíos de Cooper Union fueron encerrados en una biblioteca mientras una horda de estudiantes amenazadores, algunos alentados por profesores, golpeaban las puertas y ventanas. Los judíos en las universidades de Estados Unidos están siendo amenazados, acosados e intimidados físicamente, mientras que los académicos de esas instituciones en el mejor de los casos emiten declaraciones sobre "escalada de violencia", o en el peor de los casos simplemente califican las atrocidades de Hamás como "resistencia" y culpan a Israel por todo lo que ocurrió el 7 de octubre. Un profesor de una prestigiosa universidad pronunció un discurso horripilante, grabado en video, donde describió sentir "júbilo" al ver cómo se desarrollaban los acontecimientos del 7 de octubre.

Las imágenes y videos de las manifestaciones a favor de Hamás en ciudades de Estados Unidos, Europa y todo el mundo son impactantes, discordantes y francamente aterradoras. Estas incluyeron esvásticas y convocatorias a "gasear a los judíos". Las vidas judías no parecen importar y el antisemitismo está abierto al debate, ya que las organizaciones supuestamente dedicadas a los derechos civiles y a la justicia no tuvieron vergüenza de celebrar a los terroristas que se lanzaron en parapente para masacrar a 260 personas inocentes. Experimentamos un legado de medios de comunicación que abandonaron los principios y las prácticas periodísticas, demasiado ansiosos por tragar y regurgitar la propaganda de Hamás sin verificarla ni sustanciarla.

Fuimos testigos de cómo nuestros congresistas apoyaban a los perpetradores sobre las víctimas y difundían un líbelo de sangre acusando falsamente a Israel de atacar un hospital, acciones con consecuencias reales.

También fuimos testigos de extraordinarias expresiones y demostraciones de apoyo, de la mayor parte del Congreso que apoya apasionada y compasivamente a Israel, desde el presidente Biden, que ha demostrado un enorme apoyo al viajar hacia la guerra, pedir una significativa financiación para Israel y apoyar firmemente el derecho de Israel a defenderse, hasta la entusiasta defensa de Israel por parte de muchos funcionarios electos, incluidos aquellos que se alejaron de sus partidos y de sus grupos, como el congresista Ritchie Torres. Vimos a multimillonarios quitar su financiación y sus vínculos de larga data con universidades e instituciones que no se lo merecen. Experimentamos medios de comunicación que se conmovieron hasta las lágrimas por lo sucedido en Israel.

Sí, hay razones para tener esperanza y optimismo, pero con todos los enemigos que enfrenta Israel, la seguridad y los derechos de los judíos en la diáspora parecen más frágiles y vulnerables que en cualquier otro momento de mi vida.

Para todos, la pregunta respecto a irse a vivir a Israel no debe ser una cuestión de si debemos hacerlo, sino de cuándo hacerlo.

La respuesta simple a la condición ahora revelada de los judíos de todo el mundo es mudarse a Israel. Por cierto, Israel es nuestra patria, nuestro destino, y ahora más que nunca debemos reconocer que debe ser parte del destino final de cada uno. Incluso si no vivimos ahora en Israel, la aliá no debe ser una pregunta de si debemos hacerlo, sino de cuándo hacerlo.

Pero lo más probable es que los millones de judíos que viven en la diáspora no vayan a decidir empacar y mudarse mañana. ¿Qué pasará entonces? ¿Cómo debemos afrontar la nueva realidad que hemos visto?

Si bien es inseguro espiritual y ahora también físicamente, ¿no hay consecuencias en que no haya estudiantes judíos en las universidades, nadie que defienda a Israel, ni representantes de nuestro pueblo? ¿Hay algo más que podamos hacer para asegurar que aquellos que simpatizan con el terrorismo no sean elegidos para ningún cargo en este país? ¿Es suficiente con cancelar las suscripciones a los medios tradicionales que tienen un sesgo claro, o podemos hacer algo más para que los periodistas asuman su responsabilidad? Y, quizás lo más importante, ¿las manifestaciones y las personas que sacaron despectivamente los carteles de los judíos secuestrados han cambiado nuestras consideraciones de seguridad en nuestras sinagogas, escuelas y comunidades judías? ¿Seguimos confiando en nuestras destacadas fuerzas de seguridad e inteligencia locales para que nos protejan o acaso esta nueva realidad exige que elevemos nuestras medidas de seguridad?

No tengo respuestas para estas preguntas, pero deben ser consideradas. Israel ha cambiado para siempre pero también ha cambiado el mundo de aquellos que todavía no vivimos allí.

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