Un antiguo precedente legal judío: un peón demandó a su jefe tóxico hace 2.600 años

01/06/2023

4 min de lectura

Esta fascinante carta del año 630 AEC es el primer ejemplo documentado de cómo los judíos incorporaban las leyes del judaísmo a sus vidas cotidianas.

Siete fragmentos de una carta hebrea, escrita sobre pedazos quebrados de cerámica, componen la inscripción descubierta en 1960 por el arqueólogo de la Universidad Hebrea, Iosef Naveh (1928-2011), en Metsad Hashaviahu. Cuidadosamente reconstruido, todo el documento de forma trapezoidal no mide más que 20 por 17 centímetros, un poco más pequeño que un iPhone, pero registra información sumamente especial: es el primer ejemplo documentado de cómo los judíos comunes y corrientes incorporaban las leyes del judaísmo a su vida cotidiana, un hallazgo en un texto hebreo no bíblico.

Irónicamente, se trata de una queja.

Reconstrucción del óstracon de Metsad Hashaviahu (GU-theolog, dominio público, via Wikimedia Commons)

Más específicamente, este texto sobre una cerámica de 2.600 años de antigüedad, llamado óstracon, registra la queja de un trabajador de campo contra su empleador abusivo. Es la primera demanda encontrada presentada por un judío común y corriente que invoca la autoridad de la Torá para respaldar su reclamo.

El óstracon, también conocido como la carta del Iam Iavne porque fue descubierto cerca del puerto de la antigua Iavne en la costa Mediterránea, fue profundamente analizado por el profesor Naveh.

La precisa escritura paleohebrea temprana y otros factores arqueológicos le permitieron entender que el óstracon data de fines del siglo VII, probablemente durante el reinado del rey Josías, durante el período del Primer Templo.

Los errores gramaticales del texto sugieren que el escriba profesional transcribió palabra por palabra el relato del trabajador, con errores y todo, para presentarlo ante el gobernador local.

¿Qué fue exactamente lo que ocurrió? Necesitamos leer entre líneas para reconstruir el problema inicial. Al parecer, el peón se tomó un muy merecido descanso en el campo tras terminar su cuota de trabajo previa al Shabat. En el texto, adaptado de la traducción de Anson F. Rainey (Posen Library of Jewish Culture and Civilization, Volumen 1), el peón se refiere a sí mismo humildemente en tercera persona como el "siervo".

¡Que el señor, el gobernador, escuche la palabra de su siervo! Con respecto a su siervo, su siervo estaba cosechando en Hatsar-asam. Su siervo cosechó, terminó y lo almacenó en el granero como siempre antes del Shabat.

Momentos después, fue acosado por Hoshaiahu ben Shobay, aparentemente un supervisor o alguna clase de capataz, quien castigó a este siervo anónimo por su presunta pereza tomando su capa como garantía durante un período de tiempo no especificado, o tal vez hasta que completara la recolección de una medida de la cosecha.

Cuando su siervo ya había medido su cosecha y la había almacenado en el granero como siempre, entonces vino Hoshaiahu hijo de Shobay y se llevó la capa de su siervo. ¡Él se llevó la capa de su siervo cuando yo ya había completado mi cosecha como siempre!

El peón se siente indignado con toda justicia, e insiste que él ya había completado su cuota de trabajo y que Hoshaiahu (cuyo nombre, 26 siglos más tarde, es recordado como el primer "jefe tóxico" en la historia legal judía mencionada en un texto hebreo no bíblico) le impuso un castigo duro e ilegal. A pesar de que el peón ya había completado su trabajo, y por lo tanto merecía un momento de descanso, el mal jefe dio un paso draconiano y le quitó su capa.

Debemos recordar que en el siglo VII AEC, los empleados pobres probablemente contaban sólo con una muda de ropa, y la capa les servía tanto como protección del clima durante el día como de manta por la noche. El peón estaba dispuesto a apoyar su reclamo con testigos:

Y mis compañeros testificarán en mi favor, aquellos que cosecharon a mi lado bajo el calor del sol… mis compañeros confirmarán mi testimonio. Soy inocente de toda culpa.

¡Devuelva mi capa!

Desde que el profesor Naveh hizo este increíble descubrimiento, muchos grandes eruditos dedicaron sus energías a extraer cada significado posible de esta breve y fragmentaria queja. Tal vez la observación más profunda es el entendimiento implícito del peón respecto a que la acción disciplinaria de su capataz fue más allá de las reglas de conducta aceptadas, tal como enseña la Torá misma.

A pesar de que el peón puede haber sido analfabeto, aparentemente conocía las reglas estrictas que debían seguirse para quitarle a otro sus prendas, tal como es descrito en Deuteronomio 24:10-13 y aquí, en Éxodo 22:25-27:

Si tomas la vestimenta de tu prójimo en garantía, hasta la puesta del sol se la habrás devuelto. Pues ese es su único ropaje, su vestimenta para su cuerpo, ¿en qué se acostará? Y cuando él clame a Mí lo oiré, porque Yo soy piadoso.

Es irónico que la primera evidencia de la aplicación de la ley judía, fuera del texto de la Biblia hebrea, sea una demanda contra un jefe tóxico. Pero lo que esto nos dice sobre la sociedad judía durante el período del Primer Templo es fascinante: incluso un peón pobre y analfabeto sabía que la Torá dictaminaba protección para sus necesidades básicas, y estuvo dispuesto a hacer valer sus derechos ante el mismo gobernador.

Aparentemente, el fenómeno de la jutzpá judía tiene un antiguo precedente.

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