Apreciar las bendiciones

27/08/2023

3 min de lectura

Ki Tavó (Deuteronomio 26:1-29:8 )

Tal vez la mejor estrategia para mejorar nuestro nivel general de felicidad es trabajar sobre la cualidad de la gratitud. En la literatura psicológica, la gratitud consistentemente tiene correlación con la felicidad. Asimismo, trabajar sobre la gratitud a través de diferentes intervenciones, como escribir un diario, ha demostrado mejorar los niveles de felicidad. Además de simplemente demostrar la conexión entre gratitud y felicidad, los investigadores, también trataron de entender el por qué de esta conexión.

¿Qué tiene la gratitud que incrementa la felicidad? En uno de los artículos más importantes sobre este tema, los investigadores Robert Emmons y Michael McCullough presentan la hipótesis de que responder con gratitud a las circunstancias de la vida les permite a las personas "interpretar de forma positiva las experiencias cotidianas". El bienestar y la felicidad surgen de "la capacidad de reconocer, valorar y saborear los elementos de la propia vida".

Al describir las bendiciones que recibiría el pueblo por obedecer a Dios Moshé declara: "Sobre ti llegarán todas estas bendiciones (uvau aleja) y te alcanzarán (vehisiguja)" (Devarim 28:2). Los comentaristas se preguntan respecto a la aparente redundancia del versículo. ¿Qué función tiene que una bendición alcance a alguien si ya le ha llegado? Rav Isasjar Frand cita a Rav Eliakim Schlessinger, quien explica que las bendiciones pueden "llegarnos", pero podemos no darnos cuenta de ello. Aunque nuestras vidas puedan estar llenas de bendiciones, esas bendiciones pueden no "alcanzarnos". Las bendiciones están allí, pero necesitamos prestarles atención.

Rav Moshé Jaim Efraim, en su obra "Deguel Majané Efraim", señala otra peculiaridad del versículo. Allí debería estar escrito que las bendiciones "te llegarán y tú las alcanzarás". Pero en cambio, en el versículo la persona es completamente pasiva: las bendiciones "te alcanzarán". Rav Moshé Jaim explica que no sólo a veces damos por sentadas las bendiciones, sino que a veces activamente nos escapamos de ellas. Las bendiciones a menudo traen con ellas elementos de estrés y nos cuesta distinguir qué es para nuestro propio bien. El bono adicional de estas bendiciones particulares es que ellas nos persiguen incluso si nosotros nos escapamos de ellas; es decir que ellas nos alcanzarán, incluso si no las buscamos.

Una razón por la cual nos puede costra reconocer las bendiciones es que hay una tendencia humana a querer siempre más. Sí, tengo algo de dinero, pero siempre puedo tener más. Después de delinear la confesión que acompaña a la ofrenda de los primeros frutos en el Templo, el versículo concluye: "Y te regocijarás en todo lo bueno (vesamajta bejol hatov) que Hashem, tu Dios, ha concedido a ti y a tu casa" (Devarim 26:11). Rav Mordejai Gifter entiende el regocijo no como una descripción sino como un mandamiento. Porque existe una tendencia a quitar importancia a las bendiciones de la cosecha, la Torá requiere que superemos esa tendencia estando satisfechos, valorando lo bueno y estando felices.

La interpretación subjetiva de los eventos no se aplica sólo a las bendiciones, sino que también tiene parte en el entendimiento de las maldiciones. Un versículo particularmente oscuro delinea tres elementos relativos al miedo: "(1) Tu vida estará en suspenso frente a ti; (2) y sentirás pavor noche y día, (3) y no creerás en tu vida" (Devarim 28:66). El Talmud (Menajot 103b) interpreta las tres partes de este versículo como representando tres enfoques que puede tener la gente al comprar alimento antes de necesitarlo. (1) Quien compra grano de un año a otro, porque no está seguro de encontrar granos para comer a lo largo del año. (2) Quien compra granos cada viernes para toda la semana, porque no está seguro de tener suficiente para comprar a lo largo de la semana. (3) Quien confía en que el panadero le dará pan porque no tiene su propio grano.

Rav Jaim Shmuelevitz utiliza esta enseñanza para demostrar la subjetividad de la experiencia de la maldición y el subsecuente miedo y ansiedad. En la medida que tenemos lo que necesitamos ahora mismo, teóricamente eso debería ser suficiente para calmar nuestras preocupaciones. Pero si estamos obsesionados respecto a la próxima semana o demasiado preocupados por el próximo año, entonces subjetivamente podemos crear nuestra propia maldición a través de una angustia mental autoimpuesta.

Nuestras vidas están repletas de bendiciones y maldiciones, cosas agradables y dificultades, experiencias positivas y negativas. De nosotros depende determinar las realidades subjetivas de las bendiciones y las maldiciones. Elijamos enfocar lo que nos dan con valoración y gratitud, contando nuestras bendiciones y agradeciéndole a Dios por el bien que Él nos ha brindado.

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