Batman, el batimóvil y una forma de ayudar a los niños enfermos

27/02/2023

5 min de lectura

Josh Aryeh ayuda a los niños enfermos a cumplir sus sueños.

Cuando Josh Aryeh era un niño en Nueva York, vivía rodeado de niños ricos, pero él era de clase media. En la escuela se burlaban de él por no tener lo mismo que tenían los otros niños. Por eso decidió que cuando creciera, se convertiría en Bruce Wayne, sería increíblemente rico y tendría aviones privados, bellas mansiones y, por supuesto, autos exóticos.

Al crecer, sus prioridades cambiaron. Pero mantuvo su amor por los autos deportivos. Terminó trabajando para amigos millonarios y disfrutaba manejando sus autos elegantes cuando tenía que hacer mandados para ellos.

Un día, Aryeh comprendió que si a él le encantaban esos autos cuando era pequeño, sin duda a otros niños también les encantarían. Comenzó a llamar a diferentes organizaciones que ayudan a niños con cáncer para ver si alguno de los niños deseaba dar una vuelta en uno de esos autos deportivos… obviamente que con permiso de los dueños.

Aryeh recibió una llamada de la familia de una niña de 8 años de Queens. Ella estaba enferma y su sueño era viajar en un Lamborghini. Aryeh viajó hasta la casa de la familia, emocionado de ver la reacción de la pequeña.

"Al ver el convertible amarillo brillante, su rostro se iluminó", cuenta Aryeh. "Esa fue una de las sonrisas más grandes que he visto. Sus padres la ayudaron a levantarse de la silla de ruedas y paseamos durante unos 15 minutos".

Cuando regresaron a la casa, la madre de la niña comenzó a llorar histéricamente. Aryeh se preocupó.

"Le dije que por favor me dijera si había hecho algo incorrecto o insensible", cuenta Aryeh. "Pensé que tal vez había dicho algo inapropiado. Ella dijo: 'No, no lo entiendes. Mi hija se enfermó de cáncer cuando tenía cuatro años. Ella pasó más de 20 cirugías. Estuvo parcialmente paralizada debido a una infección. Esta es la primera vez que la veo sonreír desde su diagnóstico'".

Aryeh comprendió que podía tener mucho impacto con esta idea y quiso hacer más.

"A fin de cuentas, era sólo un auto", explica, pero comprendió que podía tener un gran impacto. "Cambié mi foco de querer ser Bruce Wayne a querer usar esos autos para un propósito más noble".

Aryeh decidió que no sólo iba a manejar un auto lindo, sino que también se iba a disfrazar de Batman. Él había oído sobre Lenny B. Robinson, un hombre judío que visitaba en los hospitales a niños enfermos vestido como Batman. Lamentablemente, Robinson tuvo un accidente y falleció cuando bajó de su Batimóvil y otro auto lo atropelló.

"Nunca llegué a conocer a Lenny, pero quería continuar con su legado. Decidí que yo también me convertiría en Batman".

Sonrisas a través de autos

Hoy, Aryeh ha establecido su organización "Smiles Through Cars" (sonrisas a través de autos), como una organización sin fines de lucro. Él trabaja de forma voluntaria de domingo a jueves, visitando hospitales y enviando a sus amigos con trajes de superhéroes y princesas. Él puede llegar en el Lamborghini o en el Rolls Royce que pertenece a su organización. Avi Karadi de ASAP Restauration en Hewlett, Nueva York, el principal patrocinador de la organización, donó los dos autos.

Josh Aryeh (izquierda) y Avi Karadi (derecha) con el Lamborghini y el Rolls Royce.

Además de visitar hospitales y hogares de niños enfermos, "Smiles Throught Cars" alimenta a los hambrientos en Janucá y provee lo necesario para Shabat a familias necesitadas. Ellos también entregan tarjetas de regalo a los niños para que puedan ir de compras y llevan a los niños a partidos de basquetbol. Si un niño no vive en Nueva York o en los alrededores, Aryeh puede coordinar una llamada por FaceTime con alguno de los voluntarios. Él estima que ha ayudado a más de 50.000 personas en estados como Nueva York, Florida y Nevada, y publica historias inspiradoras en sus grupos de Instagram @batmanrealaccount y @smilesthroughcars, que tienen cerca de 500.000 seguidores en conjunto.

Aryeh recibe frecuentemente mensajes de seguidores que se emocionan con lo que él hace. "Hay gente que me escribe y me dice que yo soy la razón por la que viven. Me cuentan que pasaron algunos de los peores momentos de sus vidas y que contemplaron la idea de suicidarse porque sentían que ya era suficiente. Pero al ver nuestra página día tras día y todo lo que hacemos, eso les dio esperanzas. Uno nunca puede saber cuán lejos puede llegar un pequeño acto de bondad".

Conocer el dolor

Lamentablemente, Aryeh no desconoce el dolor. Hace diecisiete años, su hermana Aviva regresó de un seminario en Israel justo antes de Pésaj. Una noche ella se sintió mal. Aryeh se despertó con el ruido de los paramédicos en su casa.

"Pensé que habían llegado porque mi padre tenía problemas de salud, pero entonces vi que los labios de mi hermana se habían vuelto azules por falta de oxígeno".

Durante la semana siguiente, Aryeh y su familia estuvieron al lado de la cama de su hermana en el hospital. Ella estuvo a punto de morir en varias ocasiones.

"Fue como estar en una montaña rusa", recuerda Aryeh.

Una semana más tarde, trágicamente Aviva falleció y su familia se sentó en shivá hasta Pésaj.

"Yo sé lo que es estar en el hospital, rezando para que un ser querido pueda salir adelante", dice Aryeh. "Yo no pude salvar a mi hermana, pero puedo tratar de salvar a la hermana, la hija o el hermano de otra persona. Puedo estar allí para ellos. Por eso soy tan apasionado en lo que hago".

Aryeh no teme ser abierto respecto a sus dificultades personales. Además de contar la historia de su hermana, él también publicó sobre ir a funerales de niños que no lograron salir adelante. Él quiere que la gente vea la realidad de la situación.

"No es fácil, sin importar que tenga que hacerlo una o un millón de veces. Veo sufrir a un niño. Es algo espantoso; ves lo que experimentan las familias. Es realmente difícil, por eso es importante saber que está bien estar triste y hablar con alguien. Yo voy a un terapeuta una vez por semana porque a veces es muy triste. Es importante rodearse de personas que pueden entenderlo".

Aunque su trabajo a veces puede ser perturbador, Aryeh no lo cambiaría por nada en el mundo. En cambio, él transforma su dolor en positividad.

"Yo digo una plegaria pidiendo que cualquier dolor que un niño pueda tener desaparezca. Uno no puede llegar a descifrar por qué un bebé de tres meses, o cualquier niño, pueda tener cáncer. Todo lo que uno puede hacer es entender que hay un plan más grande y que somos parte de él. Todos somos parte de ese plan mayor".

Ser parte de él implica tratarnos mutuamente con bondad y amor. Aryeh dice que no hace falta mucho para lograrlo. Todo puede empezar con un pequeño acto a la vez.

"Puede ser tan simple como ponerse un disfraz".

 

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