El elixir de la vida

07/04/2024

4 min de lectura

Tazriá (Levítico 12-13 )

Si una persona tuviese en la piel de su carne… afección de tzaraat" (Vaikrá 13:2)

El Talmud es muy claro respecto a que la aflicción de tzaraat (cuya naturaleza exacta nos es desconocida) es un castigo por hablar lashón hará, hablar negativamente de otra persona.

En este versículo, la palabra hebrea que la Torá usa para "persona" es Adam. Hay muchas otras palabras hebreas para "persona": enosh, ish, guever. Los escritos éticos señalan que cada una de ellas se refiere a un nivel espiritual, y Adam representa el nivel más elevado. Por lo tanto, debemos entender por qué la Torá eligió la palabra Adam para la persona afectada con tzaraat.

El Jafetz Jaim dijo que la yuxtaposición de esta porción de la Torá con la de la porción anterior que habló sobre los animales no kasher nos enseña que las personas que pueden ser meticulosas respecto a lo que entra en su boca, deben ser igualmente escrupulosas respecto a lo que sale de sus bocas. Hay pecados que una persona observante de la Torá nunca cometerá, pero en lo que respecta a lashón hará, es rara la persona que está a salvo de este pecado (Bava Batra 164b). Por lo tanto, incluso una persona espiritual, Adam, es vulnerable al lashón hará.

El Midrash cuenta que un vendedor ambulante iba por las calles gritando: "¿Quién desea comprar un elixir de vida?" Rabí Ianai , que estaba absorto en su estudio de la Torá, pidió ver su mercadería. El vendedor ambulante le dijo: "No tengo nada para ti". Ante la insistencia de Rabí Ianai, el vendedor ambulante sacó un Libro de Salmos y le mostró el versículo: "¿Quién es la persona que desea la vida y ama los días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal y tus labios de palabras engañosas" (Salmos 34:13-14). Entonces Rabí Ianai dijo: "Toda mi vida he recitado este Salmo, pero nunca lo entendí hasta que este vendedor ambulante me lo señaló" (Vaikrá Rabá 16:2).

Este Midrash ha desconcertado a muchos estudiosos de la Torá. ¿Qué hay en estos versículos que Rabí Ianai nunca antes había comprendido? Las palabras del Salmo no podrían ser más claras: Cuidar la lengua de lashón hará conduce a una larga vida.

Quizás podemos entenderlo examinando la declaración talmúdica respecto a que el remedio para el lashón hará es el estudio de la Torá (Arajin 15b). Varios comentaristas preguntan: ¿En qué sentido el estudio de la Torá es una penitencia para el lashón hará? De acuerdo con la ley judía, si ofendes a alguien es esencial enmendar el asunto con esa persona y pedirle disculpas. La respuesta es que no es el estudio de la Torá en sí lo que constituye la penitencia. Más bien, el estudio de la Torá le permitirá a la persona comprender la gravedad del lashón hará para que haga lo que sea necesario para ser perdonado.

La gravedad del lashón hará podemos verla en el episodio de Iosef y sus germanos, provocado porque Iosef habló negativamente de ellos (Génesis 37:2), y con lo que ocurrió con la profetisa Miriam cuando habló indebidamente de Moshé (Números 12:1-10). Hasta el día de hoy sufrimos las consecuencias del lashón hará que los espías dieron a Moshé (Ibíd. 13:31-32). Esto debería hacernos tomar consciencia del alcance que pueden tener los efectos del lashón hará y de lo diligentes que debemos ser para hacer la teshuvá adecuada.

Si bien la mitzvá de estudiar Torá es extraordinariamente grande (Shabat 127a), el Talmud señala que la Torá puede ser un arma de doble filo. "Si uno tiene méritos, la Torá puede ser un elixir de vida; si no tiene méritos, la Torá puede ser un veneno mortal" (Ioma 72b). ¡Qué palabras profundas! Si no se la usa correctamente, la Torá puede ser destructiva.

El impacto del habla despectiva depende del carácter el orador. Si una persona poco creíble hace un comentario negativo sobre alguien, es probable que la gente lo desestime como tonterías sin valor. Sin embargo, si el que habla es una persona de prestigio, un erudito cuya opinión tiene cierto peso, la actitud hacia sus palabras es: "Si él lo dice, debe ser verdad. Él sabe de lo que habla". Cuanto más erudita es la persona y mayor su estima, más en serio se toman sus palabras.

El Baal Shem Tov enseñó que toda cualidad de carácter humana puede aprovecharse. ¿Pero qué hay respecto a la vanidad? Es una cualidad tan abominable que aleja a la Presencia Divina (Arajin 15b). ¿Cómo puede tener la vanidad una aplicación positiva?

Podemos ver que incluso la vanidad puede tener un rasgo redentor. Antes de hacer un comentario negativo sobre una persona, no seas humilde. No pienses que eres una persona insignificante a cuyas palabras nadie le presta atención. Este es el momento en el cual la vanidad temporalmente puede ser útil. "Debo tener cuidado con lo que digo. Lo más probable es que la gente no tome mis palabras a la ligera. Soy una persona importante y mis palabras pueden tener un gran impacto".

Cuanto más Torá tiene la persona, más debe cuidar lo que dice. Las palabras de un estimado erudito de la Torá se toman muy en serio. Si él habla negativamente de alguien, permite que su erudición de la Torá se convierta en una fuerza negativa. El Midrash dice que el lashón hará destruye a tres personas: al que habla, al que le habla y a aquél de quien se habla (Devarim Rabá 5:10). Si la sabiduría de la Torá da credibilidad a nuestro lashón hará, se convierte realmente en un "veneno mortal".

El hombre que vendía el "elixir de la vida" no era un ignorante. Él intentaba enseñar musar, desarrollo personal. Él no pensó que un gran estudioso de la Torá como Rabí Ianai necesitara sus enseñanzas. Cuando le dijo a Rabí Ianai que sus enseñanzas sobre lashón hará no eran relevantes para los eruditos de la Torá, Rabí Ianai respondió: "No sabía que la gente tuviera esa impresión equivocada. Por el contrario, los eruditos de la Torá son quienes necesitan ese elixir de vida, porque la Torá sólo tiene valor si uno es virtuoso. La negligencia por parte de un erudito de la Torá, especialmente al hablar lashón hará, puede distorsionar gravemente el valor de la Torá.

Podemos librarnos del lashón hará si incorporamos la segunda mitad del versículo: "Ama los días para ver el bien". En su plegaria matutina introductoria, Rabí Elimelej de Lizshank dice: "Ayúdanos a ver lo bueno en nuestros semejantes y no sus defectos".

Si nos concentramos en buscar lo bueno de la gente, no tendremos necesidad de hacer comentarios negativos sobre nadie.

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