Sesgos personales

20/04/2023

3 min de lectura

Tazriá (Levítico 12-13 )

El conocimiento preciso y exacto de uno mismo es esquivo. Los psicólogos han identificado una serie de sesgos cognitivos, cuya función es proteger a nuestro ego. El hecho de que la mayoría atribuyamos nuestros éxitos a nuestras habilidades y los errores a cosas que están fuera de nuestro control, o que la mayoría pensemos que estamos por encima del nivel promedio, refleja estas tendencias. De hecho, algunos estudios diseñados de forma muy ingeniosa demuestran que incluso tenemos un sesgo para negar el hecho de que tenemos sesgos. Podemos identificar rápidamente estos sesgos en los demás, pero pensamos que nosotros somos inmunes.

Esta idea queda aludida en una ley que tiene su raíz en la parashat Tazría. Los cohanim son responsables de diagnosticar y supervisar el proceso de purificación de la tzaraat. Incluso si una persona presentaba todos los síntomas, si un cohen no declaraba oficialmente que era tzaraat, carecía del estatus de la enfermedad. Sin embargo, un cohen no tenía la capacidad de diagnosticarse a sí mismo. Incluso si él "sabía" que tenía la enfermedad, otro cohen tenía que evaluarla debido a la ley que encontramos en la Mishná (Negaim 2:5): "Una persona puede inspeccionar las aflicciones de cualquier otro, excepto las propias". Rav Menajem Meiri (nació en 1249, en Francia) interpreta esta ley de forma homilética. La palabra negaim  es literalmente una referencia a las aflicciones físicas como la tzaraat, pero también se puede interpretar como una referencia a las deficiencias, insuficiencias y fallas de la personalidad. Podemos ver los defectos de los demás, pero no podemos detectar esos mismos defectos en nuestra propia personalidad. Como consecuencia, se nos alienta a "adquirir un amigo" (Pirkei Avot 1:6), para que él pueda ayudarnos a identificar nuestras debilidades, lo que puede inspirarnos a trabajar en nuestra superación personal.

Tomar conciencia y tratar de cambiar nuestros sesgos cognitivos es algo esencial para el crecimiento religioso y nos ayuda a mantenernos alejados de la arrogancia, lo que tal vez sea la cualidad personal más condenada en la literatura judía. Llegar a comprender que tal vez no somos tan grandes y perfectos como pensamos, es un paso importante para adquirir humildad y una sentido adecuado, no inflado, de uno mismo. Sin embargo, existe toda una categoría de sesgos que son lo opuesto al egoísmo. En vez de pensar erróneamente sobre el yo de la forma que lleva a la arrogancia, muchas personas sacan conclusiones inadecuadas sobre sí mismas, que las llevan a la depresión. En vez de atribuir el éxito a su habilidad y el fracaso a las circunstancias, ellos piensan que los fracasos tienen relación con sus habilidades y que los éxitos son obra del azar. En vez de pensar que están por encima del nivel promedio, piensan que no valen nada y que no tienen esperanza.

Tal como es difícil que uno mismo logre identificar sus sesgos cognitivos egoístas, lo mismo ocurre con los sesgos autodestructivos. Las personas tienden a ser jueces inadecuados de sí mismas, ya sea en sentido positivo o negativo. Tener a otra persona (ya sea un maestro, un amigo, un miembro de la familia o un terapeuta) que pueda ayudarnos a identificar nuestros sesgos cognitivos, es esencial para nuestro crecimiento espiritual, emocional y personal.

Enfrentar nuestras tendencias y esforzarnos por llegar a una comprensión adecuada de quiénes somos, es una tarea agotadora. Si sentimos que nuestro ser más interno siempre está amenazado, se manifestará una ansiedad profunda y será difícil lograr un autoanálisis preciso. Quizás otra lección de la parashá de esta semana puede ayudarnos a crear el contexto emocional adecuado para llegar a la reflexión necesaria. Al describir a alguien que ve síntomas de lo que puede llegar a ser tzaraat, el versículo declara (Vaikrá 13:2): "Si una persona tuviese en la piel de su carne una mancha clara, una mancha blanquecina o una mancha brillante, y se convirtiese en afección de tzaraat en la piel de su carne…" El Or HaJaim dice que el hecho de que el versículo use las palabras "en la piel de su carne" (בעור בשרו) nos enseña que la tzaraat sólo se encuentra a nivel de piel, por así decirlo. No es algo que penetre a la esencia de lo que es la persona. Este mensaje es esencial si queremos trabajar sobre nuestros propios sesgos o ayudar a otros a hacerlo. Los defectos de una persona nunca se convierten en toda su identidad. Entender esto puede ayudarnos a relajar nuestras defensas y ser más receptivos al analizar nuestros propios sesgos, con el objetivo de llegar a tener una sensación adecuada de nuestro propio yo que pueda ayudarnos a ser una persona más auténticamente religiosa.

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