Un mensaje de esperanza para Pésaj tras la masacre del 7 de octubre

17/04/2024

4 min de lectura

El misterioso Séder de Pésaj de Rabí Akiva que encontramos en la Hagadá nos brinda ideas significativas para nuestra realidad actual.

El 7 de octubre nos dejó traumatizados. Caminamos y hacemos lo que tenemos que hacer, tratamos de vivir la vida tal y como era el 6 de octubre. Pero estamos en duelo. No podemos imaginar un mundo diferente al del 8 de octubre. Con el espíritu de redención de Pésaj en mente, ofrezco estas breves ideas que se aprenden de Rabí Akiva, el "profeta" de la esperanza.

Ocurrió una vez [en Pésaj] que Rabí Eliezer, Rabí Iehoshúa, Rabí Elazar ben Azariá, Rabí Akiva y Rabí Tarfón estuvieron reclinados en Bnei Brak relatando la historia del éxodo de Egipto durante toda la noche. Hasta que llegaron sus estudiantes y anunciaron: "Llegó la hora de [recitar] el Shemá de la mañana".

Esta narración de los sabios reunidos en Bnei Brak se encuentra en la Hagadá inmediatamente después de que nos dicen que "incluso si todos fuéramos sabios e inteligentes… debemos relatar la historia". En un nivel simple, el relato de la reunión en Bnei Brak sirve como un ejemplo de cómo incluso aquellos que claramente conocen la historia, de todos modos se reúnen y exponen sobre ella (Malbim, Hagadá). Además, la reunión sirve para fijar un estándar elevado respecto a cuán lejos debemos llegar idealmente para cumplir el mandamiento de relatar la historia; es decir "hasta que… llegue la hora del Shemá de la mañana" (Hagadá Sacks).

Pero la expresión "había llegado la hora del Shemá de la mañana" pide que profundicemos sobre ella. Si todo lo que la narrativa quiere compartir fuera el momento en que terminó el Séder, podría haberlo dicho en términos mucho más simples: "al amanecer".(1)

Rabí Akiva era conocido como el bastión de fe y optimismo de su época, una época de destrucción y persecución.

De hecho, la reunión en Bnei Brak está rodeada de un misterio sublime. Para comenzar, ¿por qué la reunión fue en Bnei Brak, en la casa de Rabí Akiva (Talmud, Sanedrín 32b)? Esto es especialmente extraño porque Rabí Akiva era menos importante que los demás. Rabí Elazar ben Azariá era el nasí, el líder religioso de la comunidad judía. Rabí Iehoshúa era su adjunto. Rabí Tarfón fue el primer maestro de Rabí Akiva y Rabí Eliézer era un anciano estadista (Hagadá Sacks). El misterio es todavía mayor teniendo en cuenta que está registrado que Rabí Eliezer exhortó a todos a pasar las festividades en sus hogares con sus familias (Sucá 27b). ¿Por qué estos líderes comunitarios dejaron a sus familias para pasar toda la noche del Séder con Rabí Akiva?

Rav Yehiel Epstein (Hagadá Leil Shimurim) explica que la respuesta es que Rabí Akiva era conocido como el bastión de fe y optimismo de su época, una época de destrucción y persecución. De hecho, con la pérdida del Templo, los sabios estaban hundidos en profundo desconsuelo y depresión. El Talmud (Makot 24a-b) describe la reacción de Rabán Gamliel y de otros tres de los invitados en el Séder de Bnei Brak, Rabí Elazar ben Azariá , Rabí Iehoshúa y Rabí Akiva, ante la evidencia de la destrucción del Templo. Los sabios lloraron y rasgaron sus ropas en señal de duelo, pero Rabí Akiva sonrió. Los Sabios le preguntaron a Rabí Akiva qué significaba su reacción tan incongruente, y él explicó que si habían vivido para ser testigos del cumplimiento de las profecías de destrucción, sin duda también las profecías de redención se volverían realidad. Los Sabios exclamaron: "Akiva, ¡nos has consolado (nejamá)!".

Rabí Akiva fue capaz de sonreír ante la adversidad porque él vivía de acuerdo con la creencia de que "Todo lo que hace Dios es para bien" (Brajot 60b). Él mantuvo esta fe hasta el día de su muerte, cuando mientras los romanos le arrancaban la piel de la cara él aprovechó su último aliento para decir el Shemá (Brajot 61b). Pero, ¿por qué el Shemá? ¿Cuál es el significado del Shemá?

Rav Shimshon Rafael Hirsh explica que el Shemá, "Shemá Israel, Hashem Elokeinu, Hashem Ejad", tiene demasiadas palabras sólo para declarar que Dios es uno. Para eso nos habría bastado decir "Hashem Ejad – Dios es Uno". Si quisiéramos decir que Dios actuando con misericordia (lo que queda aludido por el Nombre de Dios: Hashem), y Dios actuando con juicio (aludido en el Nombre de Dios: Elokeinu) son dos aspectos del mismo y Único Dios, hubiera sido suficiente con decir: "Hashem Elokeinu Ejad – Hashem, nuestro Dios, es Uno". Pero al decir "Hashem Elokeinu Hashem Ejad", declaramos nuestra fe en que tanto cuando vemos a Dios actuar con misericordia (Hashem) como cuando lo vemos actuar con juicio (Elokeinu), aceptamos que todo viene de la misericordia de Dios (Hashem), "incluso como Elokim (juicio) Él es Hashem (misericordia)" (Hirsch, Deuteronomio 6:4).

Aunque todavía estamos en medio de la oscuridad más profunda, ha llegado el momento de expresar nuestra fe en que el Juicio de Dios es una expresión de misericordia.

No es una declaración de fe sencilla, y por eso nos cubrimos los ojos al decir estas palabras, indicando que aunque puede que no veamos esto en nuestro mundo, de todos modos lo aceptamos. Esta es la declaración de fe que concluye el Séder de Pésaj ejemplar en casa de Rabí Akiva. "Ha llegado el momento del Shemá de la mañana". Aunque todavía estamos en medio de la oscuridad más profunda, ha llegado el momento de expresar nuestra fe en que "incluso como Elokim (juicio), Él es Hashem (misericordia)"; que "todo lo que hace Dios es para bien". Porque, en efecto, tan seguro como que el amanecer sigue a la noche, nuestra redención seguirá a los tiempos oscuros y difíciles.

Y esto nos lleva al presente. No podemos comparar el cataclismo de la destrucción del Templo con la destrucción del 7 de octubre, pero podemos comparar los sentimientos esenciales de desesperación. Tal como los judíos de entonces caminaban en luto, incapaces de imaginar un futuro positivo, también hoy nosotros caminamos con el corazón quebrado, incapaces de imaginar que el tan mencionado "día después" nos depare algo positivo. Precisamente aquí es donde debemos recordar el fiel optimismo de Rabí Akiva. Debemos comprender que incluso cuando Dios se relaciona con nosotros con Juicio, como Elokim, Él actúa con misericordia, Él es Hashem. Tenemos que recordar que "todo lo que hace Dios es para bien". Debemos consolarnos (nejamá) sabiendo que si vivimos para ser testigos de las profecías de redención (Jeremías 33:10), sin duda también las profecías de culminación se harán realidad (Jeremías 33:11).

Pero Rav Iehudá Amital señala que la materialización completa de la redención lleva su tiempo. El Talmud explica que la redención llega "poco a poco, como el amanecer del día" (Brajot, Talmud de Jerusalem, 1:1). Durante la larga noche debemos mantenernos firmes. Ha llegado el momento del Shemá de la mañana.


  1. Curiosamente, una reunión paralela de Sabios en Lod tuvo el mismo límite: "Hasta que cantó el gallo" (Tosefta Pesajim 10:12). Ambas reuniones terminaron al alba, pero una fue anunciada por un animal y la otra por seres humanos. El contraste sugiere que mientras el gallo señala la llegada física del sol naciente, los estudiantes se refirieron a algo más sublime.

© Mois Navon 2 www.DivreiNavon.com

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Mary
Mary
13 días hace

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