Sociedad
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En este momento se está escribiendo el siguiente capítulo de la historia del pueblo judío, y tienes un rol en él.
Es necesario aprender la historia del pueblo judío para no quedar como un barco sin ancla en medio de la tormenta.
Crecí escuchando a mis padres hablar sobre el antisemitismo abierto que provocó miedo y eventualmente el infierno del Holocausto. Mis abuelos me contaron sobre la indiferencia de los vecinos que pensaban que eran sus amigos. Los eslogan venenosos, los boicots, las golpizas, la quema de libros y las leyes contra los judíos, cosas que todos pensaban que era imposible que ocurrieran en una sociedad culta.
Nadie pensó que podría suceder. A fin de cuentas, tener un alto nivel educativo implica vivir con más claridad y un nivel moral más elevado, ¿verdad?
No.
En unas pocas semanas vimos una erupción de odio que no se asemeja a ninguna otra cosa de la que hayamos sido testigos. Hoy vemos la indiferencia de quienes ocupan puestos de autoridad. Ocultos detrás de recursos legales, ellos hablan del "contexto" y cierran los ojos mientras las multitudes sacuden sus campos universitarios pidiendo el genocidio de los judíos, la "intifada global", la "resistencia por cualquier medio y en todas las formas".
Después de haber decapitado, violado, quemado y raptado, uno hubiera imaginado que habría una amplia repulsión hacia su bestial comportamiento. Pero, en cambio, son celebrados por profesores, estudiantes y multitudes en las calles.
Hamás, una organización terrorista abiertamente antijudía, se convirtió en el nuevo superhéroe de la joven generación. Su carta fundacional de 1988 apoya el asesinato de cada judío que encuentren sobre la tierra. Sus líderes alientan a "Jihad contra cada judío". Después de haber decapitado, violado, quemado y raptado, uno hubiera imaginado que habría una amplia repulsión hacia su bestial comportamiento. Pero, en cambio, son celebrados por profesores, estudiantes y multitudes en las calles. "Todos somos Hamás", gritan. Una semana después de que las manos de los terroristas se tiñeran con la sangre de nuestro pueblo, declararon su intención de repetir una y otra vez sus actos asesinos del 7 de octubre, hasta que Israel desaparezca del planeta.
En vez de gritar por la injusticia de que se llevaran rehenes a bebés, mujeres y civiles inocentes, que mutilaran partes de sus cuerpos, que las mujeres fueran violentamente violadas mientras suplicaban por una muerte rápida, el mundo volvió a culpar a los judíos.
Israel y el pueblo judío son llamados "colonizadores", "ocupantes", "asesinos" y "estado apartheid". Sorprendentemente, la mayoría de los jóvenes entre 18 y 24 años piensan que hay que poner fin a Israel y entregarlo a Hamás. Este fue el grupo que contó con la mayor proporción de encuestados que respondieron que estaban de acuerdo con la afirmación de que Israel no tiene derecho a existir. Los jóvenes tienen más sentimientos antijudíos que cualquier otro grupo y estuvieron de acuerdo con una serie de declaraciones antisemitas, entre otras: "los judíos tienen demasiado poder", "Israel se victimiza y utiliza el argumento del Holocausto para sus propios fines", e "Israel tiene demasiado control sobre los asuntos globales". Uno de cada cinco jóvenes cree que el Holocausto es un mito.
¡Cómo se puede atrever el mundo a olvidar!
Yo crecí sin más de la mitad de mi familia. Nunca escuché las dulces canciones de cuna de mi abuela, nunca pude estar en los brazos de mi abuelo, ni sentir su voz y su amor. Primos, tías y tíos eran sombras por encima de nuestras cabezas, llevábamos sus nombres. Nosotros vivíamos porque ellos no pudieron hacerlo. Los metieron en vagones de ganado, los asesinaron, los quemaron en hornos y exhalaron su último aliento mientras el mundo permanecía en silencio. Decir que el Holocausto es un mito es negarles su última dignidad, su historia y su misma alma. No creer en las atrocidades de esa época oscura nos permite hacer la vista gorda ante lo que sucede hoy. Borrar los recuerdos permite al mundo borrar el momento mágico que nos brindó el regalo de nuestra tierra, Israel.
Demasiados jóvenes carecen del conocimiento de la historia judía que proporciona un contexto esencial para el conflicto actual.
No había ningún país del mundo dispuesto a aceptar a mis padres. Los huérfanos, con el corazón quebrado y los huesos secos, no tenían ningún lugar de la tierra a donde ir. Mis padres tuvieron que quedarse en campos de refugiados mientras suplicaban a un país tras otro que les permitieran comenzar una nueva vida. El Israel que nació y protegió a una nación destruida es el mismo Israel que hoy continúa protegiéndonos y nutriendo nuestra fe en el futuro.
Demasiados jóvenes carecen del conocimiento de la historia judía que proporciona un contexto esencial para el conflicto actual. Ellos protestan, gritan, hablan contra el único lugar en la tierra que es el hogar de la nación judía. Durante miles de años soñamos con Jerusalem, hemos mencionado su nombre al enfrentar la destrucción de nuestros Templos, al ser vendidos como esclavos en los mercados de Roma, crucificados en las cruzadas, torturados en la inquisición, al soportar los libelos de sangre, las cámaras de gas y los campos de concentración. Nunca perdimos nuestra esperanza de retornar a nuestra Tierra, y a Jerusalem.
Al sentarnos en la orilla de los ríos de Babilonia, lloramos al recordar a Sión. Hoy, lloramos nuevamente en duelo por esas bellas almas cruelmente masacradas y secuestradas. Lloramos por los jóvenes soldados que dan sus vidas defendiendo nuestra tierra. Pero aquí está la diferencia. Milagrosamente, después de miles de años, hemos vuelto a casa. Estamos frente al Muro Occidental de nuestro antiguo Templo, una fortaleza de fe, testimonio de la promesa Divina de los judíos. Caminamos por la misma tierra que caminaron Abraham, Itzjak y Iaakov. Nosotros, el pueblo judío, nunca cederemos a nuestro legado eterno.
El odio que vemos en las calles del mundo y en las universidades está entrelazado con la cancelación de nuestra larga historia. La historia de mis padres comenzó con intimidaciones, acosos y la repulsión hacia los judíos. Al ver cómo se repite la misma historia, sé que debemos comprometernos a aferrarnos a nuestra fe, a nuestro amor fraternal y a la verdad de nuestro destino.
Después de haber sido atacados por la nación de Amalek, la Torá nos advierte: "¡zajor! ¡recuerda!". No olviden nunca a aquellos que trataron de borrarlos de la faz de la tierra. El conocimiento es poder. El pueblo judío no tiene sólo una historia pasada, sino una historia personal sobre la familia judía que abarca desde el comienzo del tiempo hasta la actualidad. En la noche de Pésaj relatamos nuestra historia para que la escuche cada generación, fortaleciendo el eslabón actual de la cadena, y recordamos: "En cada generación trataron de exterminarnos, pero Dios nos salva de sus manos".
Cuando pierdes la memoria, cedes tu historia y quedas sin un ancla. Aprende sobre tu herencia espiritual. Acércate a la historia de tu familia y profundiza tu entendimiento de lo que significa ser judío.
En este momento se está escribiendo el siguiente capítulo de la historia del pueblo judío, y tú tienes un rol en él. Mantente fuerte.
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