La fascinante historia de los judíos de Jamaica

28/08/2023

6 min de lectura

¿Qué tienen en común Bob Marley y los judíos?

¡Jamaica! Música reggae, Bob Marley, playas, palmeras, Usain Bolt y… judíos.

¿Judíos?

¡Sí! Sorprendentemente, la conexión judía con Jamaica es muy antigua y sumamente interesante. Para entender la conexión judía con Jamaica necesitamos remontarnos a España en 1492.

El año 1492 por lo general nos recuerda a Cristóbal Colón y el descubrimiento del Nuevo Mundo. Pero 1492 también fue el año de uno de los eventos más traumáticos de la historia judía: la expulsión de los judíos de España. De hecho, estos dos eventos están conectados.

El 31 de julio de 1492 fue la fecha establecida por Fernando e Isabel, los reyes de España, para que los judíos se convirtieran o abandonaran el país. En ese día llegó a su fin la comunidad judía de España, que había florecido y prosperado durante 780 años. Se estima que aproximadamente la mitad de los judíos se convirtieron y se quedaron. Muchos siguieron manteniendo sus tradiciones judías en secreto, convirtiéndose en "Marranos" o Bnei Anusim (que en hebreo significa "los hijos que fueron obligados"). Con grandes riesgos, estos judíos secretos siguieron practicando el judaísmo, mientras que una cantidad similar abandonó el país.

Muchos se fueron a Portugal, donde cinco años más tarde fueron bautizados a la fuerza. Inmediatamente después de la fecha límite del 31 de julio, Colón, que posiblemente tenía ancestros judíos, partió en tres barcos con una tripulación de 88 personas (cinco de ellos eran judíos), en busca de una ruta occidental que llevara al Lejano Oriente. Dos meses más tarde, el 12 de octubre de 1492, llegaron a las Bahamas y dieron comienzo a la colonización europea de las Américas.

Parte de la recompensa que Colón recibió por su descubrimiento fue la isla de Jamaica.

El descubrimiento accidental de América dio lugar a una masiva conquista, colonización y competencia por el Nuevo Mundo, principalmente entre España, Portugal y Francia que eran católicas con Inglaterra y Holanda que eran protestantes (Holanda declaró su independencia de España en 1581).

El Nuevo Mundo también abrió un nuevo puerto de refugio para los judíos perseguidos y expulsados de la Península Ibérica.

Hoy en día, en Norteamérica se encuentra la comunidad judía más grande de la Diáspora, constituida principalmente por descendientes de europeos orientales, millones de judíos ashkenazíes que huyeron de la Rusia zarista entre 1882 y 1914. Mucho antes de que llegara algún judío a Norteamérica, los judíos se establecieron en las Indias Occidentales y en América del Sur, y los judíos sefaradíes (de España) llegaron allí siglos antes de que aparecieran los ashkenazíes.

La expulsión de 1492 y las dificultades que le siguieron para aquellos que se quedaron en España y Portugal, fueron las razones principales de la llegada de esos primeros judíos sefaradíes al nuevo mundo.

En España y Portugal, a comienzos del siglo XVI, los miles de judíos que habían sido forzados a convertirse al cristianismo y ahora eran conocidos como "cristianos nuevos", vivían en constante terror de ser descubiertos por la inquisición española. La inquisición, que comenzó en 1478, persiguió, arrestó y a menudo torturó y asesinó a decenas de miles de cristianos nuevos bajo sospecha de seguir practicando secretamente su antigua fe e influir negativamente sobre otros nuevos cristianos. Se estima que más de 30.000 personas, muchos de ellos judíos, fueron ejecutadas por la inquisición, la cual sólo terminó oficialmente en 1834.

La sinagoga Shaaré Shalom

Durante el siglo XVI, el miedo a la inquisición y el deseo de tener libertad religiosa llevó a muchos de estos cripto-judíos (conversos obligados que en secreto seguían apegándose a su fe) a huir de España y Portugal hacia el Norte de África, Holanda, el Imperio Otomano y el Nuevo Mundo.

América era una opción atractiva para los refugiados cripto-judíos. La colonización abrió muchas oportunidades económicas y allí había mucha más libertad dado que esas colonias españolas y portuguesas estaban muy lejos de los ojos observadores de la inquisición. La más antigua de esas comunidades se encontraban en en Brasil, Surinam (Guayana holandesa), Curazao, Santo Domingo, Barbados y Jamaica.

Los refugiados cripto-judíos de la península ibérica comenzaron a llegar a Jamaica poco después del viaje de Colón, probablemente alrededor de 1494. Ellos se identificaban como españoles o portugueses, no como judíos, y se establecieron en Kingston, Puerto Real, Bahía Montego y otros lugares de la isla. Colón, que controlaba la isla, no permitió que la inquisición entrara a Jamaica, por lo que si bien estos cripto-judíos aún no podían practicar abiertamente su fe, era mucho más fácil y seguro practicar su fe en secreto en Jamaica que en España. También abundaban las oportunidades económicas, especialmente en el comercio de azúcar, vainilla, tabaco, ron y oro. La comunidad prosperó y creció en relativa libertad.

La situación de los judíos de Jamaica mejoró dramáticamente cuando Inglaterra, que era el archienemigo de España, conquistó la isla en 1655. El momento fue perfecto, ya que Oliver Cromwell, quien gobernaba Inglaterra en ese momento, acaba de permitirles a los judíos regresar a Inglaterra 365 años después de que fueran expulsados por Eduardo I en el año 1290. Los judíos de Jamaica finalmente podían practicar su fe de forma abierta. Después de Cromwell, el rey Carlos II confirmó la ciudadanía y los derechos de los judíos tanto en Gran Bretaña como en sus colonias, incluyendo a Jamaica.

La primera sinagoga de Jamaica fue construida en la segunda mitad del siglo XVII, pero fue destruida por un terremoto en 1692. Las sinagogas en Jamaica y en las Indias Occidentales tenían una característica singular: pisos de madera cubiertos de arena. Hay mucha especulación respecto a la razón de esto, desde que era un recordatorio de los años que el pueblo judío deambuló por el desierto después del éxodo de Egipto, hasta que conmemoraba los intentos de los cripto-judíos en España, quienes vivían con miedo a la inquisición, y colocaban arena para acallar sus pasos cuando rezaban en secreto. A medida que creció la población, también creció el número de sinagogas que había por toda la isla.

Un piso de arena dentro de la sinagoga Shaaré Shalom

La expansión de la población judía en el siglo XVII ayudó a convertir a Jamaica en un próspero centro comercial en el Caribe, y también un importante punto de partida para las incursiones contra las navegaciones españolas y portuguesas. Judíos como Abraham Blauvelt trabajaron como corsarios (legalmente autorizados por el gobierno británico para atacar barcos enemigos como parte de la guerra marítima), mientras que otros judíos, como Moshé Cohen Enrique, eran verdaderos piratas.

El grado exacto de la actividad pirata judía es muy debatido y probablemente exagerado, pero sin dudas hubiera sido una dulce venganza para los judíos de Jamaica, cuyos ancestros fueron tan abusados en la península ibérica en el siglo XV. En el cementerio de la Bahía Hunt (en Jamaica hay 22 cementerios judíos), hay siete lápidas que tienen grabada una calavera con huesos cruzados.

Una calavera y huesos cruzados en una lápida judía, cementerio de la Bahía Hunt, Jamaica

Los judíos ashkenazíes comenzaron a llegar a Jamaica a comienzos del siglo XVIII y para el año 1719 aproximadamente el 20% de la población de Kingston, la mayor ciudad y actualmente la capital, eran judíos. La población judía llegó a su cumbre en 1880, cuando 22.000 de los 580.000 habitantes de la isla eran judíos, incluyendo cuatro de los alcaldes de Kingston.

Jamaica se independizó de Gran Bretaña en 1962 y su primer embajador en los Estados Unidos, Neville Ashenheim, fue judío. La inestabilidad política en los años 70 llevó a un éxodo de los judíos de la isla y en la actualidad quedan sólo entre 300 y 500 judíos. Además del Beit Jabad, la única sinagoga que está abierta es Shaaré Shalom en Kingston, construida en 1885.

Una conexión fascinante entre los judíos y Jamaica es el movimiento religioso y social rastafari, que apareció en Jamaica en la década de 1930 y fue popularizado por el músico reggae Bob Marley. Si bien los judíos no tienen nada que ver con la fundación del movimiento rastafari, no cabe duda que el judaísmo y temas y conceptos bíblicos como la narrativa del éxodo jugaron un rol muy significativo dando forma al movimiento. La música de Bob Marley tiene entrelazada referencias bíblicas e incluso citas directas de la Biblia.

Por lo tanto, la próxima vez que escuches a Bob Marley cantar "El tren de Sion viene hacia nosotros", sabrás que este ya hizo una parada en Jamaica hace más de 500 años.


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