Geografía
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10 datos asombrosos sobre los judíos de Irán.
Hoy en día, Irán es el estado shiita más grande del mundo, con un régimen teocrático que alienta el fanatismo religioso. Pero la diversidad y la tolerancia religiosa fueron algunos de los pilares de la historia persa antigua.
Antes del islam, el zoroastrismo era la religión oficial de varias de las grandes dinastías persas. El judaísmo precede al islam en el Irán moderno por más de 1.000 años y los judíos son una de las minorías religiosas más antiguas del país, conocido como Persia hasta 1935 (los judíos tuvieron allí una presencia continua durante 2.700 años). Los primeros judíos llegaron como cautivos babilonios después de la caída del Primer Templo en el año 586 AEC, cuando el rey babilonio Nebujadnetzar conquistó Jerusalem.
Judíos lamentan la destrucción del Primer Templo en Jerusalem. De “Our day in the light of the prophecy”, 1921.
Cuando Ciro el Grande conquistó Babilonia en el año 539 AEC, sintió una responsabilidad inspirada por la Divinidad de permitirle a sus súbditos judíos regresar a Jerusalem y construir el Segundo Templo. El libro de Isaías dice que Ciro fue designado por Dios, mientras que el libro de Ezra hace un recuento de las palabras de Ciro en el momento de su decreto de construcción del Segundo Templo:
“Todos los reinos de la tierra el Eterno, el Dios de los cielos, me los ha dado y él también me ha encargado construirle una casa en Jerusalem, la cual está en Iehudá”.
Increíblemente, Ciro incluso envió a sus súbditos judíos que regresaban vasijas sagradas del Primer Templo (que había sido destruido décadas antes) y una gran suma de dinero para la reconstrucción. Ciro, el fundador del impero persa, es mencionado en varios textos judíos antiguos . Al permitirle al pueblo judío regresar a Jerusalem, él puso fin al Primer Exilio.
El Cilindro de Ciro, un antiguo cilindro de arcilla, ha sido considerado la declaración más antigua de derechos humanos y contiene referencias al decreto de Ciro de que todas las personas deportadas y esclavos tienen permitido regresar a sus hogares.
Ciro el Grande murió en una batalla en el año 529 AEC y su hijo, Cambises II, que fue menos amistoso hacia los judíos, suspendió la construcción del Segundo Templo. Pero el trabajo se reanudó con el Rey Darío, quien llegó a tener una nuera muy especial: la Reina Ester.
Ciro el Grande les permitió a sus súbditos judíos regresar a Jerusalem para reconstruir el Segundo Templo.
La Reina Ester fue la amada esposa del hijo de Darío, el Rey Jerjes, conocido en la Meguilá de Ester como Ajashverosh. Los judíos de Irán creen que la tumba de Ester y Mordejai está ubicada en la ciudad de Hamadán, al norte de Irán, que continúa siendo un sitio de plegarias judías, especialmente durante Purim, cuando algunos judíos iraníes peregrinan al lugar.
Durante siglos, mujeres judías, musulmanas y cristianas visitaron la tumba para rezar por fertilidad. Las devotas judías a menudo escribían notas y las ponían cerca de las tumbas, similar a la práctica en el Muro de los Lamentos en Jerusalem.
En años recientes, el edificio ha sido blanco de ataques antisemitas, incluyendo un intento de incendio en el 2020, pero no dañaron las tumbas.
Las tumbas de Ester y Mordejai en la ciudad moderna iraní Hamadán.
El advenimiento del islam alteró para siempre la vida de los judíos de la antigua Persia. La conquista musulmana de Persia en el siglo diecisiete, incluyendo una batalla en el año 642 que los árabes llamaron la “victoria de las victorias”, efectivamente puso fin a la seguridad y la tolerancia que los judíos disfrutaron bajo la mayoría de los reyes persas (la batalla también puso fin a 2.000 años de independencia persa).
Como el islam se difundió rápidamente, los líderes musulmanes se vieron obligados a encontrar la forma de relacionarse con las comunidades no musulmanas, incluyendo a muchos judíos, quienes constituían la mayoría de varias ciudades. A medida que las restricciones y las humillaciones aumentaron, el Pacto de Omar hizo la vida incluso más difícil para los judíos, quienes tenían prohibido tener cargos gubernamentales, servir en el ejercito o incluso montar burros blancos (un símbolo de pureza). Los judíos persas fueron también obligados a llevar brazaletes amarillos; los cristianos llevaban brazaletes azules.
Hombres judíos en Hamadán, 1918
Cuando los safávidas llegaron al poder a principios del siglo XVI, introdujeron algunas de las prácticas más duras en contra de los que no eran musulmanes y convirtieron a la fuerza a la población sunita del país al chiismo. Bajo el mandato de los safávidas, los judíos y otros no musulmanes sufrieron severa discriminación basada en acusaciones falsas de ser “nayes” o ritualmente impuros (por ende, representaban una amenaza de contaminación física y ritual para los musulmanes). Los judíos no tenían permitido salir de sus casas cuando llovía o nevaba, no fuera a ser que el viendo y el agua esparciera sus contaminantes. No tenían permitido tocar comida en los bazares, construir sus entradas más altas que las de los musulmanes ni se les podía ofrecer algo de comer, beber o fumar en casa de un musulmán, debido a su supuesta impureza.
En el siglo XX, los judíos que escaparon de Irán después de la revolución de 1979 contaron que no tenían permitido tocar frutas frescas en los mercados al aire libre, e incluso peor, podían ser falsamente acusados de tocar alimentos y que los obligaran a pagar lo que supuestamente habían tocado y “contaminado”.
Servicio de Shabat en la sinagoga Pol-e-Choubi en Teheran, abril del 2012 (Crédito AP)
Si alguna vez te beneficiaste de la ayuda de un médico, abogado, empresario, maestro, autor o filántropo judío persa, en parte se debe a la extraordinaria bondad que los filántropos judíos franceses brindaron a las comunidades judías de Medio Oriente hace más de 100 años a través de la famosa Alliance Israélite Universelle. La organización judía internacional con sede en Paris (fundada en 1860) creía que la autosuficiencia y autodefensa judía podía lograrse a través de la educación y el entrenamiento vocacional.
Conocida por las comunidades judías del Medio Oriente como la “Alliance”, la organización estableció escuelas en francés que ofrecían a los judíos en países como Irán, Marruecos, Irak, Turquía, Túnez, Siria y otros, su primera exposición a estudios seculares, además de una educación judía. La Alliance fue en particular significativa para la vida de niños judíos de familias pobres. Se fundaron más de 60 escuelas de Alliance en Irán, África del norte y el Medio Oriente, en ese entonces controlado por los otomanos, incluyendo al Mandato de Palestina, años antes del establecimiento del Estado de Israel moderno.
La presencia de escuelas de la Alliance en Irán ayudó a sacar a los judíos persas de la pobreza y les dio oportunidades educativas y vocacionales de la sociedad en general. Esto también explica por qué muchos de nuestros padres, abuelos y bisabuelos hablaban francés con fluidez.
Un coro de niñas en una escuela de la Alliance Israélite Universelle (AIU) en Teherán, 1947
Hoy en día, el líder supremo de Irán usa Twitter para negar el Holocausto. Pero a principios de 1940, un diplomático musulmán de Irán llamado Abdol Hossein Sardari, quien representaba al gobierno de Shá (rey) secular de Irán, salvó a miles de judíos de Europa usando su poder en la misión diplomática de Irán en Paris emitiendo pasaportes y otros documentos de viaje. A través de una gran cantidad de meticulosas conversaciones con líderes nazis, Sardari obtuvo excepciones de las notoriamente mortales leyes raciales de los nazis para más de 2.000 judíos iraníes que en ese momento estaban en Francia, alegando que eran iraníes y que no tenían lazos de sangre con los judíos europeos.
Eventualmente le quitaron su inmunidad diplomática y su estatus de cónsul. Después de la revolución islámica en Irán en 1979, Sardari perdió sus propiedades en Teherán así como su pensión de embajador. Murió en Inglaterra en 1981 sin haber pedido ningún reconocimiento por su trabajo que salvó vidas durante el Holocausto. En una ceremonia en el año 2004, el Centro Simón Wiesenthal en Los Ángeles reconoció de forma póstuma el sacrificio y el trabajo humanitario de Sardari. Un libro del 2011, In the Lion’s Shadow: The Iranian Schindler and His Homeland in the Second World War, por Fariborza Mokhtari, relata los increíbles detalles del trabajo de Sardari.
Con las tropas de Hitler peligrosamente cerca de las fronteras de Irán y la propaganda nazi (en persa) infiltrándose a través de las transmisiones de radio, de todos modos Irán ofreció refugio a más de 1.000 judíos de Polonia, en su mayoría niños, durante la Segunda Guerra Mundial. Muchos niños (y adultos) fallecieron al llegar a Irán debido a enfermedades y malnutrición, lo cual explica por qué hay una sección dedicada a los polacos en el cementerio judío de Teherán. Los sobrevivientes fueron albergados en tiendas de campaña en las antiguas barracas militares de la fuerza aérea de Irán. El campamento de refugiados eventualmente se conoció como “la casa de Teherán para niños judíos”. La comunidad judía de Teherán, al igual que la Organización Sionista de Mujeres Hadassah y el Comité Judío Estadounidense de Distribución Conjunta (Joint) apoyaron al campamento y los niños se conocen como los “niños Teherán”. La Agencia judía eventualmente reubicó a más de 860 niños en moshavim (aldeas cooperativas para familias) y kibutzim (granjas colectivas), pero el camino de Irán al entonces Mandato de Palestina era arduo y agotador. Varios años después, algunos de estos “niños Teherán” lucharon en la Guerra de Independencia de Israel: 35 de ellos fallecieron como soldados o civiles.
El cementerio Beheshtiyah de Teherán tiene una sección polaca. Crédito: Hasan Sarbakhshian.
Bajo el mandato de la dinastía Pahlaví, la cual comenzó con el Shá Reza Pahlavi (reinó 1925-1941) y continuó con su hijo, Mohammad Reza Pahlavi (reinó 1941-1979), los judíos iraníes experimentaron un enorme desarrollo educativo, vocacional, cultural y social. Ambos quisieron establecer a Irán como uno de los estados más seculares y occidentalizados del Medio Oriente. Antes de la Revolución islámica de 1979 que derrocó al Shá Mohammad Pahlavi y estableció una teocracia chiita fanática liderada por un clérigo radical llamado Ayatolá Ruhollah Khomeiní, la población judía de Irán era de más de 100.000 personas.
Pero después de la revolución de 1979, más del 90% de los judíos del país huyeron. Los judíos restantes, ya sea en Teherán, Isfahán, Shiraz, Hamadán y en otras partes, fueron obligados a cumplir mandatos musulmanes que convirtieron a Irán en una teocracia chiita oficial.
Desde comienzos de 1980 hasta la actualidad, las mujeres iraníes, de 5 o de 50 años, son obligadas a usar el hiyab, la cobertura obligatoria de la cabeza. Los niños judíos en las escuelas de todo el país fueron obligados a cantar “¡Muerte a Norteamérica!” y “¡Muerte a Israel!”, incluso en las escuelas que fueron fundadas por los judíos antes de la revolución de 1979. El sionismo se convirtió en un delito capital, castigado con la muerte. Hoy en día, a los judíos se les permite administrar sinagogas y programas de estudios judíos para jóvenes, pero hay retratos del Ayatolá Khomeiní (y después de su muerte, del Ayatolá Ali Khamenei, el actual líder supremo de Irán), tanto como representaciones del profeta chiita, Ali, en centros y salas de clase judíos, debido al carácter teocrático del régimen.
Hermanos iraníes vestidos como Israel e Irán, Purim 1964 (crédito: Light and Shadows: The Story of Iranian Jews)
Pregúntale a cualquier judío de Irán, incluyendo aquellos en ciudades como Los Ángeles, Great Neck, Toronto, Milán u otras, cuál es su comida iraní favorita y la respuesta probablemente será gondi: albóndigas de pollo o cordero con harina de garbanzo que se comen en Shabat y a menudo se sirven en un caldo de carne repleto de cúrcuma llamado ab-ghoost.
Se dice que el gondi se originó en la comunidad judía de Teherán. Como la carne era cara, se reservaba sólo para Shabat. La versión más famosa de gondi se prepara con pollo molido, cebolla picada, harina de garbanzo y una buena cantidad de cardamomo molido, mientras que otras comunidades judías prefieren usar comino u otras especias. A menudo confundido fuera de Irán con “Sopa de bolitas de matzá persa”, el gondi no tiene absolutamente nada que ver con la comida típica ashkenazi, fuera de la forma de las albóndigas, que por lo general son más grandes que las bolitas de matzá. El gondi también se sirve solo, sin caldo, a menudo como aperitivo.
Y aunque Purim se ha convertido en un sinónimo de Oznei Hamán, los judíos de Irán tienen su propia galleta de Purim: una galleta persa tradicional llamada Koolocheh. A esta galleta también la preparan en Irán los musulmanes para celebrar el año nuevo persa (Nowruz) y los cristianos para celebrar la pascua. Las Koloochech a menudo se preparan con nueces, dátiles, cardamomo o agua de rosas.
Gondi y ab-ghoosht (Crédito: Proportional Plate)
Quedan aproximadamente 8.500 judíos en Irán (de una población de más de 100.000 antes de la revolución islámica de 1979). Las comunidades más grandes están en Teherán y Shiraz. Ellos tienen acceso a sinagogas, carniceros y comida kasher, mikves y varios centros de estudios. Pero hoy en día, los judíos en Irán tienen sumo cuidado de no identificarse públicamente con Israel de ninguna forma, ya que el apoyo al sionismo se castiga con la pena de muerte. Habib Elghanian, un adinerado industrial y filántropo judío, fue acusado de ser un espía sionista, debido a las contribuciones de caridad que hizo a organizaciones judías y lo asesinaron en mayo de 1979. Su impactante muerte forzó a decenas de miles de judíos a huir de Irán. Durante las últimas cuatro décadas, otros judíos iraníes también fueron falsamente acusados de espiar para Israel. Algunos de ellos cumplieron condenas en prisión y fueron eventualmente liberados, mientras que otros no fueron tan afortunados.
En cuanto a Israel, allí se encuentra la mayor población de judíos iraníes de todo el mundo, con casi 250.000 israelíes que son descendientes de judíos de Irán que partieron en la primera ola de migración al estado judío a principios de 1950 y una segunda ola más pequeña que escapó de Irán durante la revolución de 1979 e hizo aliá. Algunos de los mejores lugares de comida persa se encuentran en pequeños e incluso improvisados puestos manejados por inmigrantes judíos de Irán en ciudades como Tel Aviv. La próxima vez que vayas a Israel y veas un restaurante o café persa, pide una galleta koloochehj.
Imagen: Surmeh Kimiabaksh en el día de su boda en Hamadán, Irán, 1910. Foto cortesía de la familia Soomekh.
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