La luz en medio de la oscuridad

02/01/2024

5 min de lectura

Shemot (Éxodo 1:1-6:1 )

Es una de las heroínas más inesperadas de la Biblia hebrea. Sin ella, tal vez Moshé no habría sobrevivido. Toda la historia del Éxodo hubiera sido diferente. Ella no era una israelita. Con su coraje, no tenía nada que ganar y mucho que perder. Sin embargo, parece que no tuvo dudas, no experimentó ningún arrepentimiento, no titubeó. El faraón fue quien afligió a los hijos de Israel, y otro miembro de su propia familia salvó el vestigio decisivo de esperanza: la hija del faraón.

Recordemos el contexto. El faraón había decretado la muerte de todos los niños varones israelitas. Iojeved, la esposa de Amram, tuvo un bebé. Durante tres meses pudo ocultar su existencia, pero luego ya no fue posible. Temiendo que lo mataran si seguía escondiéndolo, lo colocó en el Nilo, dentro de una canasta, esperando contra todas las probabilidades que alguien pudiera encontrarlo y le tuviera misericordia. Entonces, esto fue lo que sucedió:

La hija del faraón descendió para bañarse en el río, y sus doncellas caminaron junto al río. Ella vio la canasta entre los juncos y envió a su criada y la tomó. La abrió y vio al niño. Y he aquí un jovencito que lloraba. Se apiadó de él y dijo: "Este es uno de los niños hebreos" (Éxodo 2:6).

Prestemos atención a la secuencia. Primero ella vio que era un niño y le tuvo misericordia. Una reacción natural, humana. Sólo entonces entendió quién debía ser ese niño. ¿Quién más podía abandonar a un niño? Ella recordó el decreto de su padre contra los hebreos. Instantáneamente la situación cambió. Salvar a ese bebé implicaba desobedecer el mandato real. Eso sería algo muy grave para cualquier egipcio, todavía más para un miembro de la familia real (1).

Tampoco estaba sola cuando esto ocurrió. Estaba con sus doncellas, a su lado estaba su sierva. Corría el riesgo de que alguna de ellas, en un momento de enojo o sólo por chismear, se lo contara a alguien. Los rumores se esparcían en las cortes reales. Sin embargo, no se inmutó. Ella no le dijo a una de sus siervas que se llevara al bebé y lo escondiera con su familia. Tuvo coraje y compasión. No lo dudó. Y ocurrió algo extraordinario:

La [hermana] del niño le dijo a la hija del faraón: "¿Quieres que vaya y llame a una nodriza de las hebreas para que amamante al niño?". La hija del faraón le dijo: "Ve". La joven fue y llamó a la madre del niño. La hija del faraón le dijo: "Llévate a este niño y amamántalo para mí, y yo te daré tu salario". La mujer tomó al niño y lo amamantó. (Éxodo 2:7-9)

La simplicidad con la cual se narra esto oculta la sorprendente naturaleza de este encuentro. En primer lugar: ¿cómo es posible que una niña, no sólo una niña sino alguien que es miembro de un pueblo perseguido, tuviera la audacia de hablarle a una princesa? Allí no hubo ningún preámbulo. No le dijo "Su alteza real", ni ninguna otra formalidad de la clase que encontramos en cualquier otra narrativa bíblica. Parecen hablar de igual a igual.

Igualmente sorprendentes son las palabras no pronunciadas. Implícitamente, la hermana de Moshé dijo: "Tú sabes y yo sé quién es este niño; es mi hermano bebé". La niña le propone un plan brillante en su simpleza. Si la madre puede mantener al niño en su hogar para amamantarlo, ambas minimizamos el peligro. Tú no tendrás que explicar en la corte cómo apareció de repente este niño. Nosotros nos salvaremos del riesgo de criarlo. Podemos decir que no es un niño hebreo, y que la madre no es la madre sino sólo una nodriza. El ingenio de Miriam se vio acompañado por el acuerdo instantáneo de la hija del Faraón. Ella supo, entendió y dio su consentimiento.

Entonces llega la sorpresa final:

El niño creció y entonces ella [su madre] lo llevó a la hija del faraón y él fue un hijo para ella. Y llamó su nombre Moshé, porque dijo: "De las aguas lo extraje" (Éxodo 2:10).

La hija del faraón no tuvo un sólo momento de compasión al rescatarlo. Ella tampoco olvidó al niño. El paso del tiempo no hizo que disminuyera su sensación de responsabilidad. No sólo seguía comprometida con su bienestar, sino que tomó la estrategia más arriesgada. Ella adoptó al niño y lo crió como su propio hijo (2). Esto fue un acto de mucho valor.

Sin embargo, el detalle más sorprendente está en la última frase. En la Torá, los padres son quienes dan al niño su nombre, y en el caso de un individuo especial, se lo da Dios mismo. Dios fue quien dio el nombre Itzjak, el primer bebé judío; un ángel de Dios le dio a Iaakov el nombre Israel; Dios cambió los nombres de Abram y Sarai a Abraham y Sará. También encontramos un nombre adoptivo, Tzafenat Paneaj, el nombre por el cual Iosef era conocido en Egipto. Sin embargo, Iosef siguió siendo Iosef. Es sorprendentemente extraño que el héroe del Éxodo, el más grande de todos los profetas, no llevara el nombre que sin dudas Amram y Iojeved usaron hasta ese momento, sino el nombre que le dio su madre adoptiva, una princesa egipcia. Un Midrash habla sobre este tema:

Esta es la recompensa de aquellos que hacen el bien. Aunque Moshé tuvo muchos nombres, el único por el cual es conocido en toda la Torá es el nombre que le dio la hija del Faraón. Incluso el Santo, Bendito Sea, lo llamó por ese nombre (3).

De hecho, Moshé (Mses) es un nombre egipcio que significa "hijo", como vemos en Ramsés (que significa hijo de Rá. Rá era el más grande de todos los dioses egipcios).

¿Quién era entonces la hija del Faraón? En ninguna parte se la nombra explícitamente. Sin embargo, el Primer Libro de Crónicas (4:18) menciona a una hija del Faraón, llamada Batya, y fue ella a quien los sabios identificaron como la mujer que salvó a Moshé. El nombre Batya significa "la hija de Dios". A partir de esto, los sabios extrajeron una de sus lecciones más impactantes: "El Santo, bendito sea, le dijo: 'Moshé no era tu hijo, sin embargo, lo llamaste tu hijo. Tú no eres Mi hija, pero yo te llamaré Mi hija'"(4). Añadieron que ella fue una de las pocas personas (la tradición enumera nueve) que fueron tan justas que entraron al paraíso en vida (5).

Pensemos en esta historia pero en vez de leer "la hija del faraón", leamos "la hija de Hitler" o "la hija de Stalin" y entenderemos todo lo que estaba en juego. La tiranía no puede destruir la humanidad. El coraje moral a veces puede encontrarse en lo más profundo de la oscuridad. Que la Torá misma relate la historia de esta forma tiene grandes implicaciones. Significa que cuando se trata de personas, nunca debemos generalizar ni estereotipar. Los egipcios no eran todos malvados: incluso del mismo faraón nació una heroína. Nada puede mostrar con más fuerza que la Torá no es un texto etnocéntrico; que debemos reconocer la virtud donde sea que se encuentre, incluso entre nuestros enemigos, y que el eje básico de los valores humanos (humanidad, compasión, coraje) es realmente universal. La santidad puede que no lo sea, pero la bondad sí.

Fuera de Yad Vashem, el museo del Holocausto en Jerusalem, hay una avenida dedicada a los gentiles justos. La hija del faraón es el símbolo supremo de lo que ellos hicieron y de lo que fueron. Yo me siento profundamente conmovido por ese encuentro en la orilla del Nilo entre una princesa egipcia y una niña israelita, la hermana de Moshé, Miriam. El contraste entre ellas, en términos de edad, cultura, estatus y poder, no podría ser más grande. Si embargo, su profunda humanidad eliminó todas las diferencias, toda las distancias.

La historia de dos heroínas que deben inspirarnos.

Shabat Shalom


NOTAS

  1. Al ver que [la hija del faraón] quería salvar a Moshé, ellas [las siervas] le dijeron: "Señora. Se acostumbra que cuando un rey de carne y hueso emite un decreto, incluso si todo el mundo no lo cumple, por lo menos sus hijos y los miembros de su familia lo cumplen. ¡Pero usted transgrede el decreto de su padre!" (Sotá 12b)
  2. Sobre la adopción de un niño expósito en el mundo antiguo, ver Nahum Sarna, "Exploring Exodus" (Nueva York: Schocken, 1986), 31-32.
  3. Shemot Rabá 1:26
  4. Vaikrá Rabá 1:3
  5. Derej Eretz Zuta 1
Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.