Mientras lucha con un cáncer avanzado, Orly Fuerst corre más de 9 km por día

28/02/2024

7 min de lectura

Los médicos le dijeron a Orly que le quedaban sólo seis meses de vida y que nunca volvería a correr. Ella les demostró que estaban equivocados.

Cuando los médicos le dijeron a Orly Fuerst que le quedaban seis meses de vida, ella no les creyó ni por un segundo. De hecho, esa no fue la primera vez que Orly desafió las predicciones médicas. Años antes le habían dicho que nunca podría tener hijos. En contra de todas las predicciones, ella tuvo seis milagros. "Por un lado, debes hacer todo lo que los médicos te dicen", dijo Orly en una entrevista exclusiva con Aishlatino.com. "Pero al mismo tiempo, cuando te dicen que te queda determinado período de vida, no debes escucharlos. Eso está en manos de Dios.

Hoy Orly corre seis millas (más de 9 kilómetros) cada día y sigue participando cada año de maratones. Ella también tiene un trabajo de tiempo completo y simultáneamente está haciendo su doctorado en Estudios del Holocausto.

Orly lleva años corriendo maratones. En junto del 2022 comenzó a sentirse un poco mareada cuando corría. "Seguí sintiéndome mareada. Me desmayé y me golpeé la cabeza contra el suelo. Comencé a sangrar". Orly quiso dejar que la herida se curara sola, especialmente porque no quería que los médicos le afeitaran el cabello para darle puntos. Una semana más tarde, los hijos de Orly, que no sabían nada sobre la caída de su madre, llegaron a casa desde todos los rincones del país para sorprenderla porque cumplía 58 años. Cuando sonó el timbre, Orly estaba descansando en el sofá, sintiéndose exhausta.

"Cariño, ¿puedes abrir la puerta?", le dijo su esposo, sabiendo que del otro lado la esperaban sus hijos para darle una gran sorpresa.

Orly estaba muy cansada, pero se esforzó para levantarse. "Abrí la puerta y vi a mis seis hijos sonriéndome. Me sentí muy feliz".

Durante la celebración de su cumpleaños, no se sintió bien, pero nadie supo la causa. Una amiga cercana finalmente la convenció para que fuera al médico. Allí descubrieron que su hemoglobina estaba muy baja. Necesitaba una transfusión de sangre y le hicieron una colonoscopía que reveló la presencia de un gran tumor.

"Tenía cáncer de colon estadio IV. El tumor era tan grande que ni siquiera pudieron hacer la colonoscopia. Yo no tenía idea de que estaba tan enferma". El cáncer había hecho metástasis en el hígado, los pulmones y los ganglios linfáticos de Orly. "Pasé de pensar que todo estaba a bien a saber que todo se estaba derrumbando".

Los médicos de Orly realizaron una cirugía y le insertaron una bolsa de colostomía. "En la vida real es todavía más grotesco de lo que suena. No le conté a nadie que tenía una bolsa de colostomía hasta que me la sacaron, un año más tarde". Los médico también le pusieron una bomba de quimioterapia y monitorearon el progreso.

"Me dijeron que tendría que usar la bolsa de colostomía por el resto de mi vida, lo cual ellos pensaron que sería sólo seis meses. También me dijeron que nunca podría volver a correr. Pero yo tenía otros planes"

Correr por tu vida

Los primeros días después del terrible diagnóstico fueron muy duros. La condición médica de Orly era abrumadora y le resultó difícil procesarla.

"Los dos primeros días me quedé en la cama. Entonces decidí que si de todas formas iba a estar acostada, también podía acostarme en el sofá y de esa forma por lo menos estar cerca de mi familia. Unos días más tarde, empecé a levantarme y a caminar un poco por la casa. Entonces pensé que si podía caminar, también podía correr".

Con esta decisión, Orly comenzó a correr en una caminadora dentro de la casa, porque se avergonzaba de su bolsa de colostomía y se negaba a que la vieran con ella. Tampoco sus tratamientos de quimioterapia le impidieron correr. La quimioterapia causa neuropatía, lo que le impedía sentir sus pies. Orly tiene que ser sumamente cuidadosa cuando corre para asegurar que sus pies entren en contacto con el suelo.

Si bien algunos pueden llegar a decir que hacer ejercicio fuerte con cáncer de estadio IV es un poco extremo, Orly siente que correr le salva la salud y le da fuerza emocional. Esto le provee objetivos a los cuales apuntar fuera de hitos relacionados con el cáncer.

"Cuando corro, no soy un paciente con cáncer. Sólo una corredora, esforzándome por respirar y por llegar a la línea final. Cuando compito, nadie sabe que tengo cáncer. Esto es lo único que el cáncer no ha podido quitarme".

Su hija, Abrielle, agrega: "Correr la ayuda a mantener su identidad, cuando gran parte de su identidad le ha sido arrancada".

Orly y Abrielle corren en pareja. Ellas eligieron zapatillas a juego y disfrutan el desafío de correr juntas.

Orly y Abrielle

"Mi madre es la mujer más valiente que conozco. Correr le salva la vida. Ahora corre más que antes de su diagnóstico. Ella me enseñó cómo ser valiente al enfrentar desafíos. A nuestra entrevista con ABC, fue con una camiseta que decía: "¡Hey Cáncer, elegiste a la ** equivocada!". Los médicos le dijeron que le quedaban seis meses. Ella dijo: "¡Eligieron a la mujer equivocada!".

Un milagro corriendo

Después de menos de un año de estar corriendo, el tumor en el pulmón de Orly se volvió insignificante. El enorme tumor en su colon se había reducido lo suficiente como para permitir una cirugía y los médicos pudieron retirar permanentemente la bolsa de colostomía.

Los cirujanos estimaron que la cirugía llevaría unas 18 horas. Pero terminaron en seis horas. Como Orly es una corredora, sus latidos se mantuvieron estables durante todo el procedimiento y la operación fue más sencilla de lo previsto. También su recuperación fue mejor. "Podríamos decir que es una corredora basándonos en sus órganos internos", señalaron los médicos.

El hecho de correr también le da a Orly la energía emocional para desarrollar sus otras pasiones, como obtener su doctorado en Estudios del Holocausto.

"Mi madre es una sobreviviente. Después de la guerra sufrió de culpa de sobreviviente y desarrolló anorexia. Ella pesaba 36 kilos cuando estaba embarazada de mí, y tuvo que tomar una medicación específica que provoca infertilidad en las hijas mujeres. Por eso pensaban que yo nunca podría tener hijos".

Orly dice que su mayor fuente de energía es su gran familia.

"Mi esposo es maravilloso. Cuando me diagnosticaron, lo tomó peor que yo, y en muchos aspectos todavía es así. Él lee cada informe, cada estudio. Yo no. Él odia correr. Sin embargo me acompañó a correr varias veces 5 kilómetros, sólo para apoyarme. Cuando pensamos que se me iba a caer el cabello, él se rapó. Siempre soñamos con tener una biblioteca de dos pisos. Cuando me dijeron que me quedaban seis meses de vida, lamenté no llegar a ver nunca esa biblioteca. Entonces él la hizo construir".

Correr más rápido

Orly y Abrielle entienden que correr no es algo adecuado para todo el mundo, pero ellas alientan a los demás a dedicar tiempo haciendo cosas que disfruten. Ya sea correr, coser o contar chistes, no puedes perderte de vista a ti mismo en tu batalla.

Abrielle agrega: "La lección más importante que aprendí es que la alegría quiebra todos los límites. Es crucial hacer espacio para ser feliz y no sentirse culpable por eso".

Más profundamente, la familia ha visto la mano de Dios a través de la prueba de Orly. Abrielle lo resume de esta forma: "Al crecer, vivimos en tres costas diferentes. Mis padres llegaron por casualidad a Texas. Resultó que uno de los mejores hospitales para el tratamiento de cáncer se encuentra a 20 minutos de la casa de mis padres. Mi madre tiene acceso a tratamientos que ni siquiera existen en otros países. Por ejemplo, crearon un nuevo tratamiento médico biológico, especialmente diseñado para su clase de cáncer".

Juntas, Orly y Abrielle quieren despertar conciencia. Ellas crearon un grupo de apoyo llamado "“KICK CANCER IN THE A*S.” (Patea al cáncer en el trasero). Su objetivo es romper el estigma que rodea a la enfermedad y permitir que la gente formule abiertamente sus preguntas y compartan sus historias.

Abrielle también desea difundir la importancia de la asistencia preventiva.

"A mí me hicieron una colonoscopía cuando tenía sólo 32 años. El médico me aseguró que no debería haberlo hecho, pero resultó que encontraron un pólipo precanceroso. El doctor se quiso comer sus palabras. Si mi madre se hubiera hecho ese estudio, no habría llegado a tener cáncer en estadio IV".

Con ayuda de Dios, vamos venciendo al cáncer de a un paso a la vez.

Cuando le preguntan si puede mantener la alegría frente a sus adversidades, Orly responde: "Algunos días, no estoy nada feliz. La quimioterapia es agobiante, y después me siento un poco vencida. Tienes que prestarle atención a eso y luego seguir empujando hacia adelante. Hay momentos en los que trato de pensar que por ese día no voy a ser un paciente con cáncer. Entonces me miro al espejo y veo que mis uñas se caen y mi cabello parece paja. Yo quiero intentarlo, pero me pega una cachetada. Esos días son difíciles".

A pesar de estas dificultades, Orly se mantiene motivada para seguir corriendo.

"Corro seis millas al día (más de nueve kilómetros), seis días a la semana. Como lo vengo haciendo hace tanto tiempo, sería más difícil no hacerlo. Me despierto a las 4 de la madrugada, para poder ir a correr antes de mi trabajo. Bebo un café, y parto".

Orly se dice a sí misma: Es difícil, pero está bien. Lo haré de todos modos. A ella le gusta la expresión: "Corre con fuerzas cuando más te cueste correr".

"En los días que me resulta difícil, es precisamente cuando tengo que levantarme y correr. Es muy fácil caer en la trampa de la postergación, diciéndote a ti mismo: hoy no, lo haré mañana… A mí me funciona correr. Cada uno tiene que hacer lo que lo ayude. Es una enfermedad horrible. Nadie sabe de lo que eres capaz, excepto tú mismo".

El último mensaje de Orly es: "No te des por vencido. Lo que sea que debas enfrentar en la vida, no abandones. No te culpes a ti mismo por los malos días que sin duda llegarán. Sólo sigue poniendo un pie delante del otro".

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