A los 38 años quedó viudo y con 11 niños para criar solo

25/01/2024

10 min de lectura

Una conversación franca sobre el sufrimiento con Guershon Schusterman, un rabino que a los 38 años quedó viudo y con 11 niños.

¿Por qué Dios? ¿Por qué?

A los 38 años, Rav Gershon Schusterman de repente quedó viudo y con 11 niños para criar solo. En ese momento, Rav Schusterman era el director de la Academia Hebrea de Huntington Beach en el sur de California, con 400 alumnos. Un domingo por la mañana, su esposa, Rajel Léa, lo llamó mientras él daba clases para decirle que se sentía muy mal.

“Por su voz, supe de inmediato que algo estaba muy mal, así que volví a casa lo más rápido que pude y la llevé a la sala de emergencias”, recuerda Rav Schusterman. Mientras rezaba en la sala de espera pidiendo que ella se recuperara, salió un médico con la terrible noticia. “Puso su mano en mi hombro y me dijo: ‘Hicimos todo lo que pudimos, pero su esposa falleció’. Para mis hijos y para mí, la vida tal como la conocíamos había cambiado para siempre”.

Su esposa tenía sólo 36 años y había vivido con un defecto cardíaco congénito no detectado.

Rajel Léa tenía sólo 36 años y había vivido con un defecto cardíaco congénito no detectado. Su hijo mayor tenía 14 años y los más pequeños eran mellizos de 16 meses. “Estaba devastado”, escribe en su libro "Why, God, Why? How to Believe in Heaven When It Hurts Like Hell" (¿Por qué, Dios, Por qué? Cómo creer en el Cielo cuando duele como el infierno).

Durante décadas, Rav Schusterman consideró escribir un libro que brindara un marco para ayudar a asimilar la inexplicable tragedia y pérdida. Rav Schusterman cumplió esta meta al presentar su libro, "Why God Why?". Basado en sus experiencias personales y también en la sabiduría judía, el libro provee una guía hacia la aceptación y ayuda a adoptar una perspectiva de vida con visión al futuro.

Aishlatino.com tuvo la oportunidad de entrevistar a Rav Schusterman.

AishLatino: En su libro, hace referencia al famoso libro de 1981 de Rav Harold Kushner, "Cuando a la gente buena le pasan cosas malas", del cual se vendieron millones de copias. En su opinión, ese libro es problemático como guía para aquellos que sufrieron una tragedia. ¿Cuál es el problema con ese libro?

Rav Schusterman: Rav Kushner y su esposa sufrieron terriblemente al perder a su hijo de 14 años debido a una rara enfermedad genética llamada progeria, que causa un envejecimiento prematuro. Sin dudas siento el dolor de ambos. Pero la respuesta de Rav Kushner a la pregunta: “¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena?” fue que simplemente Dios es incapaz de prevenir ciertas tragedias o desgracias en la vida. Si esto fuera cierto, gran parte del sufrimiento humano sería arbitrario.

Esta no es una respuesta judía autentica y también es problemática psicológicamente. Al igual que Rav Kushner, yo también enfrenté una crisis espiritual cuando mi joven esposa falleció de forma repentina. Sin embargo, siempre entendí que Dios fue el Director de lo que nos ocurrió, que nada fue al azar. Pasé muchos años buscando más profundo en nuestras enseñanzas y en mi propio corazón para poder apreciar lo que el judaísmo realmente enseña respecto a aceptar lo que no se puede entender y cómo seguir adelante con mi vida, eventualmente con optimismo.

Aishlatino: ¿Qué aprendió sobre usted mismo y sobre su propia fe después de su pérdida?

Rav Schusterman: Yo había sido Rabino comunitario durante muchos años, y cuando alguien de mi comunidad o de nuestra escuela sufría una pérdida trágica, Dios no quiera, yo diligentemente me sentaba con las familias, los escuchaba, les daba las respuestas judías tradicionales que ya había repetido decenas de veces a aquellos que sufrían un duelo. Como el “jefe del consuelo”, pensaba que tenía todas las respuestas.

Pero cuando falleció mi esposa sufrí un profundo shock y dolor. Carecía del lenguaje emocional para expresar mis sentimientos, incluso para mí mismo, y no fue una sorpresa que comenzaran a carcomerme por dentro. De hecho, me sentí traicionado por Dios y comencé a distanciarme de Él. No hice gimnasia mental para intentar convencerme de que de alguna forma era algo bueno. Era malo, trágico y emocionalmente devastador. Pero, como Job le dijo a su esposa cuando se retorcía por el dolor de su sufrimiento: "¿Acaso aceptaremos lo bueno de Dios y no aceptaremos lo malo?".

En mi mente, yo seguía aceptando el absoluto dominio y la bondad de Dios como un principio de fe, pero mi corazón se había enfriado y tenía resentimiento contra de Dios. Con la ayuda de consejos sabios, aprendí que podía "liberar a Dios" (por así decirlo) de esos rencores. Necesitaba a Dios y necesitaba renovar nuestra relación a un estado sin restricciones. Entender esto me permitió volver gradualmente a mi estado de equilibrio.

Aishlatino: Si esto fue tan difícil para usted como Rabino, ¿qué probabilidad tienen las personas “comunes y corrientes” de no sentir ese rencor o no ponerse en contra de Dios, asumiendo en primer lugar que creen en Dios? ¿Cómo podemos entender la tragedia y las cosas malas?

Rav Schusterman: En el libro de Éxodo, Dios le dice a Moisés: “Ningún humano puede ver Mi rostro y vivir, [pero] tú puedes ver Mi espalda, pero no Mi rostro”, por así decirlo. Esto significa que sólo en retrospectiva podemos llegar a entender las decisiones más misteriosas e incluso más difíciles de Dios. Podemos llegar a comprender esto durante nuestra vida, pero también es posible que tengamos que esperar por la claridad hasta después de que acabe nuestra vida física y vivamos en el Mundo de la Verdad.

Permítete desafiar a Dios, hazle saber que estás molesto, que te sientes traicionado y que estás enojado.

Otra forma de salir adelante es apoyándose en Dios y permitiéndote desafiarlo, haciéndole saber que estás molesto, que te sientes traicionado y que estás enojado. Yo tenía miedo de hacerle saber a Dios cuán molesto y traicionado me sentía y mantuve esas emociones reprimidas durante mucho tiempo. Cuando me sentí listo para “darle a Dios su merecido”, por así decirlo, comencé a construir con Él una relación más profunda, con más confianza y más auténtica.

Una relación sólida y segura puede soportar una pelea ocasional, incluso una pelea muy seria. Después de permitirme esa libertad de hacerle saber a Dios cómo me sentía realmente, me resultó más fácil ver Sus bendiciones y Su infinita bondad. Desde entonces, tengo una relación más cercana que antes con Dios, y también una relación más honesta.

Entiendo que este resultado puede parecer algo remoto, si no imposible, para quienes se encuentran en las primeras etapas de duelo. Incluso para mí, alcanzar esta cercanía requirió muchos años de trabajo. Pero yo estaba decidido a encontrar las respuestas que sabía que existían dentro del judaísmo, lo que me llevó a descubrir enseñanzas que transformaron mi vida y enriquecieron mi fe. En particular, sé que incluso cuando las acciones de Dios van más allá de nuestro entendimiento, Dios es el mayor mentor, siempre preocupado por nosotros y siempre dispuesto a escucharnos. Desde un abismo de dolor y desconcierto, aprendí a reconstruir una vida significativa, con propósito y llena de alegría.

Aishlatino: ¿Qué hay de sus hijos? ¿Cómo hizo para criar solo a 11 niños?

Rav Schusterman: Gracias a Dios, tuve la fortuna de volver a casarme después de unos años. Jana Rajel ha sido una maravillosa esposa y madre para nuestros hijos. Pero sin duda esos largos primeros meses después de que Rajel Léa falleciera fueron los meses más difíciles de mi vida. Nuestras vidas estaban llenas de confusión e incertidumbre. Yo había perdido mi equilibro y no me sentía normal, lo que sea que signifique normal. No estaba seguro de cómo seguir adelante.

Rav Schusterman y su esposa Jana Rajel

Con tiempo y terapia, llegué a entender que no sentirme normal era normal… para ese momento. Aprendí que eso pasaría y surgiría una nueva normalidad, pero que sería diferente para cada uno de los miembros de la familia. Para algunos sería un camino más corto y para otros más largo; para algunos sería un camino más suave y para otros más accidentado. Y así fue.

Aishlatino: En su libro, escribe sobre la necesidad de aceptar las circunstancias dolorosas que nos hacen sufrir. ¿Por qué esto es importante?

Rav Schusterman: Primero que nada, pienso que es importante distinguir entre dolor y sufrimiento. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es una elección. Entendí que dentro de mi dolor tenía una elección: ¿Me aferraría a ese dolor como un fin en sí mismo? Si la respuesta era sí, entonces escogía sufrir. Eso me convertiría en una víctima de mi predicamento.

Mi fe en Dios eventualmente me mostró que mi dolor tenía un propósito, lo cual sólo podría ver una vez que me subyugara y aceptara la voluntad de Dios. En psicología, cuando trabajas a través de las cinco etapas del duelo, la etapa final es la aceptación. También desde un punto de vista religioso la fe te lleva a esa etapa final.

La aceptación no disminuye el dolor, pero es importante porque puede darnos la fortaleza y la resistencia para seguir adelante.

La aceptación no disminuye el dolor, pero es importante porque puede darnos la fortaleza y la resistencia para seguir adelante. Las cámaras de nuestro corazón son bastante grandes como para contener dos sentimientos de forma simultánea: hay espacio para sentir el dolor por la pérdida y espacio para mantener nuestra fe en Dios, Quien orquestó todos los eventos con un propósito que está más allá de nuestra comprensión.

Aishlatino: ¿Cómo entiende usted por qué ocurrió el Holocausto?

Rav Schusterman: Mi capítulo sobre el Holocausto fue el más difícil de escribir. Su vasta depravación asesina alejó a muchas personas de Dios. Escritores y teólogos analizaron y escribieron sobre el Holocausto durante dos generaciones. Sus opiniones van desde sugerir que Dios mismo, como si fuera, fue asesinado con los seis millones (por más odiosas y blasfemas que estas palabras sean para los oídos de un creyente), hasta que el Holocausto fue un castigo por alguno de los miles de pecados y ofensas. A partir de lo que aprendí de mi maestro y líder, el Rebe de Lubavitch, Menajem Mendel Schneerson, yo rechazo toda idea de que el Holocausto haya sido un castigo de cualquier índole.

Escribir sobre el Holocausto pone a un escritor en una situación sin salida. Encontrar una respuesta –como si eso siquiera fuese posible– de hecho racionaliza y por lo tanto “justifica” el evento. Esta es una sugerencia imposible, tanto como una profanación de la memoria de los seis millones asesinados y quizás también una profanación de Dios mismo.

En mi capítulo sobre el Holocausto me refiero cuidadosamente a varias explicaciones religiosas que intentar encontrar sentido a esta masiva maldad sin precedentes. Mi conclusión es que es imposible encontrar cualquier respuesta satisfactoria. La única forma de asimilar esto es a través del reconocimiento y la aceptación de que hay aspectos de Dios que son incognoscibles. De hecho, sin aceptar a Dios y el rol de Dios en la tragedia y su resolución, no hay resolución comprensible de la tragedia. Se trata de sobrellevar, no de resolver.

Es interesante que aunque muchos sobrevivientes perdieron su fe en el Holocausto, muchos otros de hecho encontraron la fe en los campos de concentración al esforzarse por llegar a aceptar la tragedia de las tragedias. Esto ha sido bien documentado, incluso a través de un estudio realizado por la Universidad de Tel Aviv sobre la fe después del Holocausto.

Pero incluso si pudiéramos entender Sus razones para crear el sufrimiento, es posible que no quisiéramos saber esas razones. Piensa en esto: si entendiéramos la imagen general y las razones claves del dolor y el sufrimiento, nos volveríamos insensibles al sufrimiento de los demás. Lo que Dios quiere es que canalicemos nuestra indignación y compasión que surgen al observar la maldad y la injusticia para aliviar el sufrimiento y hacer actos de bondad y generosidad. Esto trae sanación y justicia.

Aishlatino: ¿Qué pasa después de morir? ¿Hay vida después de la muerte?

Rav Schusterman: El judaísmo cree que cada uno posee un alma eterna que nunca muere. Cuando acaba nuestra vida física, nuestras almas transitan al Mundo Venidero. Este es el momento y el lugar donde se resuelven los asuntos pendientes de la vida y cuando todo será bueno. Este es el Mundo Venidero que hemos estado esperando, un mundo de claridad y suprema satisfacción espiritual.

El concepto de un alma eterna no es una posición extrema, intolerable, poco realista ni contraria a la ciencia. Es verdadera y consistente con teorías científicas sensatas. Hay miles de reportes de personas que “pasaron al otro lado” brevemente y regresaron, y sus declaraciones son extraordinariamente consistentes. El Talmud incluso relata una de esas historias. Cuando nuestras almas se eleven al Cielo, estaremos completamente liberados de los mensajes confusos, las tentaciones materiales, físicas e incluso intelectuales de esta vida. Entonces veremos claramente la verdad y la realidad absoluta y objetiva de Dios y la Divinidad.

Como explico en el capítulo sobre el Mundo Venidero, este mundo es la mayor experiencia en lo que hace a la clarificación de valores. La recompensa y el castigo en el cielo puede significar que finalmente entenderemos qué debía ser la vida. Nuestras almas tendrán placer por haber vivido una vida que validó esos valores (eso sería el Cielo), o sufrirán por darse cuenta cuánto de la vida malgastaron sin sentido… o algo peor (eso sería el Infierno).

En el Mundo Venidero podremos reflexionar en retrospectiva sobre nuestras dolorosas luchas mundanas. Experimentaremos un cambio de paradigma: la confirmación de que todos nuestros desafíos fueron oportunidades para refinarnos y prepararnos para esta última etapa. Las pruebas y dificultades por las que nos quejamos y preguntamos: “¿Por qué nos pasan a nosotros estas cosas malas?”, entonces se expresarán de otra manera: “Ahora veo que estos eventos difíciles ocurrieron para nuestro bien”.

Esto es lo que significa “ver la luz”. Esto sólo puede ocurrir una vez que entramos en el ámbito Divino, listos para recibir directamente las revelaciones Divinas de nuestra alma.

Aishlatino: ¿Qué pasa si alguien simplemente no puede salir de su dolor? ¿Qué debe hacer?

Rav Schusterman: Si sufres dolor, deja que pase sobre ti como una ola. Sobrevivirás, serás más fuerte y podrás lidiar con la próxima ola con más resiliencia. Si necesitas ayuda, pide apoyo de un amigo, un consejero capacitado o un miembro del clero, y hazlo en un medio seguro y de apoyo.

No somos víctimas a quienes “les sucedió” una tragedia. Cada uno es el capitán de su barco y el dueño de su destino.

No hay una receta general para enfrentar y superar los dolorosos desafíos de la vida y las pérdidas. Pero Dios tiene fe en ti y quiere que hagas más que sólo sobrevivir. Dios quiere que mejores, que te hagas más fuerte y resiliente. Puede sonar como un cliché, pero de todos modos es verdadero: La actitud lo es todo. No somos víctimas a quienes “les sucedió” una tragedia. Cada uno es el capitán de su barco y el dueño de su destino.

Verte a ti mismo como una víctima de las circunstancias es una profecía autocumplida. Si este es el mensaje que te repites a ti mismo, te convertirás en una víctima. Pero puedes cambiar eso y verte como una persona que recibió un desafío para probar su fortaleza. Este mensaje interno sacará a la luz tu resiliencia y tu fuerza.

Tienes que saber que Dios nos envió estas pruebas, para nuestro propio bien. Las entendamos o no, si las apreciamos y nos sentimos listos para enfrentar el desafío, eso nos ayuda a adoptar la actitud de que de alguna manera eso tiene un propósito e incluso es para nuestro propio beneficio.

Por lo tanto, cuando aparece una poderosa ola de dolor, tienes que saber que puedes montar la ola. Sumérgete en su interior y reconoce que hay un plan positivo en lo que aparenta ser destructivo. Si te comprometes a aprender a hacer esto, puedes tener una emocionante, positiva y extensa experiencia de crecimiento.

Rav Najman de Breslov dijo: “Tenemos que empezar de nuevo cada día y, a veces, muchas veces al día”. A veces sólo tenemos que respirar profundo y volver a empezar.

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