¿Qué tiene que ver Dios con que yo encuentre un lugar para estacionar?

31/07/2023

6 min de lectura

El increíble impacto del monoteísmo en nuestras vidas cotidianas.

¿Acaso Dios tiene algo que ver con que encuentres lugar para estacionar? ¿Un trabajo? ¿Un departamento? ¿Un esposo? Y si encuentras algo de esto, ¿qué tiene que ver Dios si te rayan el auto, si tu nuevo jefe tiene mal carácter, si el departamento tiene una pérdida de agua o tu cónyuge gasta demasiado o escatima?

¿Hay dominios sobre los que Dios gobierna, como los tornados y los terremotos, y otros dominios, como nuestras vidas cotidianas, en las que Dios no tiene nada que ver?

El judaísmo sostiene una idea que es tan radical hoy como hace un milenio: que hay una única fuerza operativa en el universo, y esta es Dios. En la antigüedad, esto implicaba que en vez de las diversas deidades del mar, la tierra, el viento, etc., cada uno con su propio dominio, había un único Dios que gobernada sobre todo y en todas partes. En nuestra época, el monoteísmo judío implica que hay un poder superior que dirige y controla todo lo que ocurre en todas partes.

Desde una perspectiva judía, creer que la causa última por la que perdiste tu trabajo son las fuerzas económicas, es tan falso como creer que la causa última de las tormentas eléctricas es Zeus.

La descripción misma de Dios es que Dios es Quien tiene todo el control, Quien dirige el universo, desde la fusión nuclear dentro de las estrellas hasta el hecho de que encuentres estacionamiento. La Torá nos dice que no debemos creer en elohim ajerim. Esta frase por lo general se traduce como 'otros dioses', pero en verdad alude a 'otras fuerzas'. Desde el punto de vista judío, creer que la causa última por la que perdiste tu trabajo son las fuerzas económicas, es tan falso como creer que la causa última de las tormentas eléctricas es Zeus. Hay sólo un único poder detrás de todo, y ese es Dios.

Y el dominio de Dios no se limita a los procesos cósmicos. Dios está involucrado en todos los pequeños detalles. De hecho, así es como Dios se presentó a Sí mismo ante toda la nación en el Monte Sinaí. El primero de los Diez mandamientos es: "Yo soy Hashem, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud". Los comentaristas judíos clásicos señalan que en vez de presentarse a Sí mismo como "Yo soy el Creador del universo", sin dudas un alias más impresionante, Dios eligió presentarse como Quien interviene en la historia humana, para nuestro beneficio.

Este es un antiguo debate teológico: Después de crear el mundo, ¿Dios dejó que funcionara por sí mismo?

El Dios del judaísmo interviene en la historia, tanto en el macro como en el microcosmos.

El judaísmo rechaza esta idea de forma radical. El Dios del judaísmo interviene en la historia, tanto en el macro como en el microcosmos. Dios se comunica con los seres humanos, directamente a través de la profecía en la era bíblica, y desde entonces indirectamente a través de lo que ocurre en nuestras vidas. Que te quedes atrapado en un embotellamiento de tránsito y pierdas tu vuelo, es un mensaje Divino. De ti depende descifrar el mensaje.

Actos de Dios y actos del hombre

Es más fácil ver lo que se acostumbra a llamar "Actos de Dios", como huracanes y terremotos, como actos Divinos. O que crees en el azar, que las cosas "simplemente suceden", o que crees en una fuerza causal precisa. Puedes identificar esa fuerza como "Naturaleza". (De pequeño, ¿nunca te preguntaste quién era exactamente la "Madre Naturaleza"?). O puedes identificarla como Dios.

Si crees en Dios tal como lo presentan las fuentes judías, reconoces el control Divino no sólo cuando un volcán hace erupción, sino cuando falla tu Wi-fi; no sólo respecto a si hoy va a llover, sino también respecto a si vas a dar a luz a un bebé sano. El judaísmo llama a esto supervisión Divina, en hebreo, Hashgajá. Existe tanto una providencia general que dirige a poblaciones enteras, como una providencia individual que dirige los detalles de las vidas individuales.

Dios creó el mundo para tener una relación con los seres humanos. Por lo tanto, Dios está involucrado en nuestras vidas e interviene para nuestro beneficio espiritual, guiando los eventos de nuestras vidas de una manera que lleve a nuestra máxima rectificación espiritual. La enfermedad, las pérdidas económicas o el desempleo a pesar de ser dolorosos, pueden ser el catalizador para la rectificación, que es el verdadero propósito de la vida humana. La base del judaísmo es que Dios está involucrado en todos los detalles, y todo lo que hace es en nuestro beneficio.

En Rosh Hashaná, Dios evalúa el estado espiritual de cada ser humano y decreta lo que cada uno necesita para su rectificación. Tendemos a aprender más de nuestras circunstancias y pruebas difíciles que de los días que pasamos tomando sol en la playa. Por lo tanto, los decretos Divinos pueden incluir toda clase de desafíos rigurosos, porque esta vida es el "entrenamiento básico" para convertirnos en los mejores seres humanos que podemos llegar a ser.

¿Pero qué ocurre si somos víctimas de una gente humano, el esposo que te ridiculiza, el compañero de trabajo que te sabotea, el vecino que te grita, una cita que te miente? El judaísmo insiste que los seres humanos tienen libre albedrío y son responsables por sus acciones. El esposo irascible, el compañero de trabajo que conspira, el vecino volátil y la cita deshonesta son responsables por sus elecciones y deberán rendir cuentas en un sistema de contabilidad espiritual meticulosamente preciso.

¿Pero dónde está Dios en estas situaciones?

Libre albedrío y control Divino

A lo largo de los últimos 1500 años, los sabios judíos han escrito muchos volúmenes sobre el tema de cómo interactúa el control Divino con el libre albedrío humano. ¿Acaso todo lo que ocurre es el resultado de un decreto Divino, o alguien puede dañarte (o ayudarte) a pesar del decreto emitido en Rosh Hashaná?

Una postura es que sólo el decreto de Dios determina lo que te ocurre, a pesar de que otros seres humanos tengan libre albedrío respecto a ser el agente de ese decreto. Por ejemplo, si Dios determinó en Rosh Hashaná que el ego inflado de Jaime necesita ser rectificado sufriendo una humillación, ese acto de humillación puede tener lugar cuando el jefe de Jaime lo reprende en frente de todos los empleados de la oficina.

Pero si el jefe de Jaime decide no hacer eso (¡buena elección!), la humillación puede llegar a través de un pariente, un vecino o un cónyuge. Como dicen los Sabios: "Dios tiene muchos osos y leones". La persona que humille a Jaime comete una grave transgresión moral de acuerdo con la Torá) y debe rendir cuentas por sus actos. Pero el sufrimiento de Jaime fue determinado por Dios.

Todos están de acuerdo respecto a que los seres humanos tienen libre albedrío y que nada ocurre sin permiso de Dios.

Otras fuentes sostienen que la elección humana puede afectar a otra persona sin relación con el decreto Divino. Un criminal en una calle oscura a la madrugada puede elegir robar a un transeúnte incluso si sobre este no se decretó una pérdida económica. Entonces, ante la elección de un malhechor, el tema es si Dios intervendrá para proteger a la víctima. Esta es una pregunta teológica muy complicada, que tiene relación con cuánto mérito tenga la víctima, el grado de peligro al cual la víctima se ha expuesto, y otros factores. A veces, aunque Dios no lo decretó, Él lo permite.

Pero todos están de acuerdo en que sin importar si la fuente del sufrimiento es un decreto Divino o una elección humana, los seres humanos tienen libre albedrío y nada ocurre sin permiso de Dios.

Dios en tu matrimonio

A menudo, el control de Dios es más difícil de ver dentro del terreno de prueba conocido como "matrimonio". La mayoría de los matrimonios a veces o habitualmente degeneran en rondas de quejas y culpas. Sin embargo, todas las frustraciones, desilusiones e irritaciones de tu matrimonio vienen de un decreto Divino, o por lo menos tienen lugar con permiso de Dios, para desafiarte a reaccionar de una forma que nos lleve a llegar a ser lo mejor que podemos ser. Eso no quita la responsabilidad del cónyuge errante. (Ni es una invitación al abuso. El cónyuge que no se comporta de la forma adecuada siempre es responsable por sus malas elecciones).

Pero tan importante como lo que hizo tu cónyuge, algo que no puedes controlar, es tu propia reacción. Si reaccionas culpándolo y con críticas, en un esfuerzo inútil de rectificar a tu pareja (los cónyuges no cambian ni siquiera con años de culpas y críticas), cedes a la oportunidad de afectar a la única persona a quien puedes hacer cambiar: tú mismo. Enfocarte en tus propias elecciones no es una excusa para el mal comportamiento de tu pareja. Pero eso te permite actuar en la única esfera sobre la que tienes control: ejerciendo tu libre albedrío para cumplir tu propósito de crecimiento espiritual y desarrollar tu carácter.

Si entiendes que los desafíos matrimoniales, como todo en la vida, son un mensaje de Dios ofreciéndote un camino para la autorreflexión (¡no para la culpa!) y el autoperfeccionamiento, entonces has logrado una victoria. Habrás reforzado tu relación con tu pareja, con Dios y con tu propio ser.

Y sí, yo siempre rezo pidiendo encontrar lugar para estacionar. Y le agradezco a Dios cuando encuentro uno.


Imagen: Unsplash.com, Alevision.co

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.