¿Cuál es el secreto de un matrimonio duradero?

30/08/2023

3 min de lectura

Cómo tus pensamientos internos negativos pueden socavar tu matrimonio, a pesar de conocer cuáles son las mejores prácticas.

Mis primeros años de matrimonio fueron como un caso sacado de un libro de texto. Como hija de padres divorciados, entré al matrimonio pensando que un matrimonio duradero en el mejor de los casos era algo impredecible, y en el peor de los casos algo improbable. Pero en lo más profundo quería que mi matrimonio funcionara. Sólo que no estaba segura de tener algo que ver en el asunto.

En algún momento durante esos frenéticos primeros meses, encontré un libro que mi madre me había dado cuando estaba en la universidad, llamado "La verdad sobre el amor". Ya lo había leído antes de casarme, pero no recordaba demasiado, por lo que volví a leerlo con mucho más interés. El libro describe la ciencia del enamoramiento y da información concreta sobre qué es lo que tienen los matrimonios duraderos a diferencia de aquellos que no duran. Esa fue la primera vez que cuestioné mi idea respecto a que el matrimonio era una cuestión de suerte. Al parecer, había algunas cosas concretas que podía aprender.

La información del libro era valiosa, pero no tanto como la idea de que tal vez el matrimonio fuera algo sobre lo que uno puede aprender.

Ese pensamiento me impulsó a participar en todas las clases sobre matrimonio que se me cruzaban por el camino, cada libro sobre el que escuchaba una recomendación, y cada artículo que podía encontrar. Estaba sedienta por saberlo todo. Pero algo seguía faltando...

Nuestras creencias sobre nosotros mismos, sobre nuestros matrimonios y nuestros esposos son la base de cualquier trabajo que podamos hacer sobre nuestro matrimonio.

Me llevó algunos años entender la pieza final. Las clases sobre matrimonio y los libros a menudo están llenos de "cómo hacer" y las mejores prácticas para las parejas casadas. En el mejor de los casos, también incluyen sugerencias prácticas y algunos estudios para respaldar sus argumentos. Yo tenía en mi mente una imagen clara de lo que debía hacer como mujer y esposa para tener un matrimonio sano.

Pero no me veía a mí misma capaz de vivir a la altura de ese ideal.

Esto suena trivial, pero en verdad es lo más importante de todo. Y tras haber trabajado con cientos de mujeres casadas, tanto de padres divorciados como no, recién casadas y casadas durante décadas, sé que no soy la única. Nuestras creencias sobre nosotras mismas, sobre nuestros matrimonios y nuestros esposos son la base de cualquier trabajo que podamos hacer sobre nuestro matrimonio.

Pensar que yo no era suficientemente buena para hacer "todas las cosas" implicaba que de hecho estaba MÁS nerviosa después de leer un libro o tomar una clase. Mi espiral de vergüenza era mucho más intenso. Porque cuando pensamos que no podemos hacer algo, nuestros cerebros nos creen y eso se convierte en una profecía autocumplida.

Y no se trataba sólo de mí misma… Si me preocupaba sobre mi relación en general, estaba más enfocada en las cosas que no hacíamos bien que en lo que sí estaba bien. Si me faltaba confianza en mi esposo, el efecto era similar.

No se trata de engañarnos pensando que todo va bien cuando en realidad no es así. Sin embargo, nuestro cerebro tiene un sesgo de negatividad. Es más probable que notemos lo que va mal y no lo que está bien (una cualidad valiosa para mantenernos vivos, pero menos útil para mantenernos casados).

Lo primero que tenía que hacer era dejar de prestar atención a mis pensamientos. En cambio, decidí que cada vez que tuviera un sentimiento negativo lo escribiría. Eso me ayudó a ver que la historia que me estaba contando a mí misma estaba creando negatividad.

Luego comencé a registrar cómo mi comportamiento se veía afectado por este sentimiento. ¿Me quedaba revisando sin sentido las redes sociales cuando me sentía desilusionada o me ponía nerviosa cuando me sentía vulnerable? Lo anoté todo. Tenía frente a mis ojos pruebas concretas de que no me estaba pasando nada, simplemente yo y mis pensamientos éramos la raíz de lo que experimentaba en mi matrimonio. Esta fue la mejor noticia de mi vida, porque si los pensamientos eran el único problema, ese problema podía estar bajo mi control.

Presta atención a lo que haces bien.

Saber cómo funcionamos nos permite prestar más atención intencionalmente a aquello que está bien por encima de lo que marcha mal. Esto crea más seguridad y estabilidad en nuestra experiencia del matrimonio. Desde ese lugar, es mucho más sencillo implementar todos esos magníficos consejos.

Lo que me faltaba agregar a todo el material que había aprendido era tener conciencia de mí misma (porque no me malinterpreten, las clases y los libros fueron sumamente valiosos cuando aprendí cómo usarlos). Antes de poder utilizar todas esas herramientas y técnicas, necesitaba tomar conciencia de mis propios pensamientos, reconocer lo que eran (nada más que una frase corriendo por mi mente) y comprender el impacto que tenían sobre mi matrimonio.

Ya sea que nos sintamos inadecuadas o resentidas con nuestros esposos, o que dudemos sobre nuestra relación en general, nuestros pensamientos marcan una fina línea entre observar y crear nuestra realidad.

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