Los seguidores

16/07/2023

6 min de lectura

Devarim (Deuteronomio 1:1-3:22 )

En el último mes de su vida, Moshé reunió al pueblo, instruyó sobre las leyes que debían cumplir y les recordó su historia desde el Éxodo. De esto trata el Libro de Devarim. Al comienzo de este proceso, Moshé recuerda el episodio de los espías, la razón por la cual los padres de esa generación no tuvieron la oportunidad de entrar a la tierra. Moshé quiso que la siguiente generación aprendiera la lección de ese episodio y la recordara siempre. Tenían que tener fe y coraje. Quizás eso siempre formó parte de lo que significa ser un judío.

Pero la historia de los espías tal como Moshé la relata aquí es muy diferente de la versión que encontramos en la parashá Shlaj (Números 13-14), que describe los eventos tal como ocurrieron en el momento, casi 39 años antes. Las discrepancias entre los dos relatos son numerosas. Aquí nos enfocaremos sólo en dos de ellas.

Primero: ¿Quién propuso enviar a los espías? En Shlaj, Dios le dijo a Moshé que lo hiciera. "Hashem habló a Moshé, para decir: 'Envía para ti hombres…". En nuestra parashá, el pueblo fue quien lo pidió: "Entonces todos ustedes se acercaron a mí y dijeron: 'Enviemos hombres…'. ¿Quién fue el que lo propuso? ¿Dios o el pueblo? Esto marca una enorme diferencia en la forma que entendemos el episodio.

Segundo: ¿Cuál era su misión? En nuestra parashá, el pueblo dijo: "enviemos hombres para espiar (veiajperu) la tierra por nosotros (Deuteronomio 1:22). Los diez hombres "se dieron vuelta y subieron a la montaña y llegaron al valle de Eshcol y la espiaron (veieraglu) (Deuteronomio 1:24). En otras palabras, nuestra parashá usa dos verbos hebreos, lajpor y leraguel, que significan espiar.

Pero el relato en Shlaj no menciona el hecho de espiar. En cambio, allí se usa trece veces el verbo latur, que significa recorrer, explorar, viajar, inspeccionar. Incluso en nuestra parashá, cuando Moshé habla no de los espías sino de Dios, dice que Él "marcha delante de ustedes en el mismo camino para buscarles (latur) un lugar para que acampen" (Deuteronomio 1:33)

De acuerdo con el Malbim, latur implica buscar lo que hay de bueno en un lugar. Lajpor y leraguel implican buscar las debilidades, lo vulnerable, lo expuesto, la falta de defensas. Recorrer y espiar son actividades completamente diferentes. Entonces, ¿por qué el relato de nuestra parashá presenta lo ocurrido como una misión de espionaje, mientras que el relato de Shlaj enfáticamente no lo hace?

Estas dos preguntas combinan con una tercera, que surge a partir de una declaración extraordinaria de Moshé en nuestra parashá. Después de decir que los espías y el pueblo fueron castigados y no vivirán para entrar a la Tierra Prometida, Moshé dice:

"También conmigo se enfureció Hashem a causa de ustedes, diciendo: 'Tú tampoco entrarás allí. Iehoshúa, hijo de Nun, quien te asiste, él entrará allí; fortalécelo, ya que él habrá de hacer que Israel la herede". (Deuteronomio 1:37-38)

Esto en verdad es muy extraño. No es algo normal que Moshé parezca estar culpando a otros de su propia falla. Además, esto contradice el testimonio de la misma Torá que nos dice que Moshé y Aharón fueron castigados y no pudieron entrar a la Tierra por lo que pasó en Kadesh, cuando el pueblo se quejó porque no tenía agua. Los comentaristas discuten qué fue exactamente lo que hicieron mal. ¿Fue porque Moshé le pegó a la roca? ¿Fue porque perdió el control y se enojó? ¿O por alguna otra razón? Sea la que sea, fue allí cuando Dios dijo: "Porque ustedes no hicieron que se confiara en Mí, para santificarme a los ojos de los israelitas, por ello ustedes no llevarán a esta congregación a la Tierra que Yo les he entregado" (Números 20:12). Esto ocurrió unos 39 años después del episodio de los espías.

Respecto a la discrepancia entre los dos relatos de los espías, Rav David Tzvi Hoffman argumenta que el relato en Shlaj cuenta lo que ocurrió. El relato de nuestra parashá, una generación más tarde, no viene a informar sino a advertir. Shlaj es una narrativa histórica; nuestra parashá es un sermón. Estos son géneros literarios diferentes con distintos propósitos.

Respecto a las palabras de Moshé: "También conmigo se enfureció Hashem a causa de ustedes", el Rambán sugiere que simplemente estaba diciendo que al igual que los espías y el pueblo, también él fue condenado a morir en el desierto. Alternativamente, Moshé estaba aludiendo a que nadie podía llegar a decir que Moshé se salvó del destino de la generación que condujo.

Sin embargo, el Abarbanel ofrece una alternativa fascinante. Quizás la razón por la que a Moshé y a Aharón no les permitieron entrar a la tierra no fue por el episodio del agua y la roca en Kadesh. Eso tiene la intención de distraer la atención de sus pecados reales. El pecado real de Aharón fue el Becerro de Oro. El pecado real de Moshé fue el episodio de los espías. La pista que indica que es así son las palabras de Moshé: ""También conmigo se enfureció Hashem a causa de ustedes".

¿Cómo es posible que el episodio de los espías fuera por culpa de Moshé? Él no fue quien propuso enviarlos. Fue idea de Dios o del pueblo. Él no fue en esa misión. Él no trajo un informe sobre la tierra. Él no fue responsable de desmoralizar al pueblo. ¿Cuál fue entonces la falta de Moshé? ¿Por qué Dios se enojó con él?

La respuesta se encuentra en las dos primeras preguntas: ¿Quién propuso enviar a los espías? Y, ¿Por qué hay una diferencia en los verbos que se usan aquí y en Shlaj?

Siguiendo a Rashi, los dos relatos, aquí y en Shlaj, no son dos versiones diferentes del mismo evento. Son la misma versión del mismo evento, pero dividida en dos: la mitad se relata aquí, y la mitad en Shlaj. El pueblo fue quien pidió los espías (como dice aquí). Moshé llevó su pedido ante Dios. Dios aceptó el pedido, pero como una concesión, no como un mandato: "Puedes enviar, no "Debes enviar" (como vemos en Shlaj).

Sin embargo, al dar permiso, Dios hizo una aclaración: El pueblo pidió espías. "Enviemos hombres para espiar (veiajperu) la tierra". Dios no le dio permiso a Moshé para enviar espías. Él usó específicamente el verbo latur, es decir que dio permiso para que los hombres recorrieran la Tierra y al regresar testificaran que se trataba de una tierra buena y fértil, donde manaba leche y miel.

El pueblo no necesitaba espías. Como dijo Moshé, a lo largo de los años en el desierto, Dios marchó "delante de ustedes en el mismo camino, para buscarles un lugar para que acamparan, con fuego de noche para mostrarles el camino que habían de seguir, y una nube de día" (Deuteronomio 1:33). Pero ellos necesitaban testigos oculares de la belleza y la fecundidad de la tierra a la que viajaban y por la cual tendrían que luchar.

Sin embargo, Moshé no dejó clara esta distinción. Él les dijo a los doce hombres: "Observen la tierra qué tal es y al pueblo que habita en ella, si es fuerte o débil, poco o numeroso. ¿Cómo es la tierra en la que habitan? ¿Es buena o mala? ¿Cómo son las ciudades donde habitan? ¿Son campamentos o fortificaciones". Esto suena peligrosamente como las instrucciones para una misión de espionaje.

Cuando diez de los hombres regresaron con un informe desmoralizante y el pueblo entró en pánico, por lo menos parte de la culpa era de Moshé. El pueblo había pedido espías. Él debería haber dejado claro que los hombres que enviaba no debían actuar como espías.

¿Cómo llegó Moshé a cometer este error? Rashi sugiere una respuesta. Nuestra parashá dice: "Entonces todos ustedes se acercaron a mí y dijeron: 'Enviemos hombres para espiar la tierra para nosotros'. En español no logramos captar la sensación de amenaza del original. Rashi dice que fueron "en multitud", sin respeto, protocolo ni orden. Eran una mafia, potencialmente peligrosos. Eso refleja el comportamiento del pueblo al comienzo de la historia del Becerro de Oro: "Cuando el pueblo vio que Moshé tardaba tanto en bajar de la montaña, se unieron contra Aharón y le dijeron…".

Al enfrentar una muchedumbre furiosa, un líder no siempre está en control de la situación. El verdadero liderazgo es imposible ante la locura de la masa. El error de Moshé, si este análisis es correcto, fue muy sutil, la diferencia entre una misión de espionaje y un relato de testigos oculares sobre la tierra para elevar la moral del pueblo. Incluso así, eso hubiera sido casi inevitable dado el estado de ánimo del pueblo.

A esto se refirió Moshé al decir: "También conmigo se enfureció Hashem a causa de ustedes". Quiso decir que Dios se enojó con él por no mantener un liderazgo fuerte, pero fueron ustedes (mejor dicho, sus padres) quienes hicieron imposible ese liderazgo.

Esto sugiere una verdad fundamental, contraria a la lógica. Hay una interesante charla de TED sobre el liderazgo.(1) Sólo lleva 3 minutos verla, y allí preguntan: "¿Qué es lo que hace a un líder?". La respuesta: "La primera persona que lo sigue".

Hay un dicho famoso de los Sabios: "Hazte un maestro y adquiere un amigo".(2) El orden de los verbos parece erróneo. Uno no hace un maestro, lo adquiere. Y no se adquiere un amigo, se lo hace. Pero en verdad, la declaración es precisa. Tú haces un maestro al estar dispuesto a aprender. Haces un líder al estar dispuesto a seguirlo. Cuando el pueblo no está dispuesto a seguirlo, ni siquiera el mejor líder puede guiarlos. Eso fue lo que le ocurrió a Aharón en el momento del Becerro, y de una forma más sutil a Moshé con los espías.

Pienso que esta es una de las razones por las cuales Iehoshúa fue elegido como sucesor de Moshé. Había otros candidatos distinguidos, incluyendo a Pinjás y a Caleb. Pero Iehoshúa, al servir a Moshé durante los años que estuvieron en el desierto, era un modelo a seguir de lo que era ser un seguidor. Eso era lo que necesitaban aprender lso israelitas.

Creo que el arte de los seguidores está muy descuidado. Los líderes y quienes los siguen forman una sociedad de mutuo respecto y desafío. Para el judaísmo, ser un seguidor no es ser sumiso, no tener pensamiento crítico ni aceptar ciegamente. Cuestionar y discutir forman parte de la relación. Sin embargo, con frecuencia nos quejamos de una falta de liderazgo cuando en realidad sufrimos de una falta de seguidores.

Shabat Shalom


NOTAS

  1. Derek Sivers, "How to Start a Movement"
  2. Mishná, Avot 1:6
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