Fundamentos
7 min de lectura
8 min de lectura
El calendario judío es un sistema exacto y sofisticado que se ha usado durante milenios. También es una importante herramienta para el desarrollo espiritual.
El calendario judío es una clase de calendario lunisolar, es decir, un calendario lunar con un ajuste solar. Un ciclo lunar (basado en el mes sinódico, o ciclo completo de las fases de la luna vistas desde la Tierra), dura 29,5 días y se calcula de modo tal que la luna llena siempre cae el día 15 de cada mes. Para compensar por ese medio día extra, los diferentes meses hebreos alternan entre 29 y 30 días.
Si hacemos la cuenta, 12 meses lunares sólo suman 354 días, es decir unos 11 días menos que un año solar (365,25 días). Sin alguna clase de ajuste, las festividades se adelantarían 11 días cada año. Viajarían a lo largo del calendario y volverían al mismo lugar sólo una vez cada 33 años.
Sin embargo, esto no ocurre porque la Torá (Deuteronomio 16:1) ordena que Pésaj se celebre en la primavera(1) (similar a lo que fue el Pésaj original que registra el libro de Éxodo). Para que esto ocurra, eventualmente se adoptó un sistema que agrega siete meses adicionales o bisiestos a lo largo de un ciclo de 19 años, lo que resulta aproximadamente una vez cada tres años.
El tiempo es fundamental para la observancia judía. La Torá comienza con la creación del tiempo, el establecimiento y el nombre de las diferentes partes del día,(2) y el establecimiento de un ciclo semanal que culmina con un Shabat, un día de descanso. El ciclo semanal es significativo en cuanto que a diferencia de otras demarcaciones de tiempo (como el día, el mes y el año), no tiene relación con un ciclo astronómico. En el pensamiento judío, la semana se considera un sistema espiritual. La semana se construye en torno a un Shabat semanal, y se superpone a otros ciclos temporales "naturales", además de sustituirlos.
También es importante marcar el tiempo. El gran comentarista bíblico medieval, Rashi (Rabí Shlomo Itzjaki, 1040-1105), dice sobre Génesis 1:1, el primer versículo de la Torá: "Dios no tendría que haber comenzado la Torá [con 'En el comienzo'], sino con [Éxodo 12:2] 'Este mes será para ustedes el inicio de los meses', porque ese es el primer mandamiento que se le ordenó a Israel". Su punto es que si la Torá supuestamente es un libro de mandamientos, debería comenzar con la primera vez que se le dio un mandamiento al pueblo judío, y no con la historia de la creación. Ese primer mandamiento fue el de establecer un calendario.
Como dijimos, este mandamiento se encuentra en Éxodo 12, donde se describe el sacrificio de Pésaj, tanto su preparación como su aplicación. Pero para explicar cuándo comienza ese proceso, es necesario establecer un calendario, por lo cual Éxodo 12:2 continúa diciendo: "[Este mes] será el primer mes del año".(3)
El calendario judío comienza con el nacimiento del pueblo judío. Pésaj ocurre en el primer mes, y le siguen otras festividades. Rosh Hashaná, el año nuevo judío, se celebra en el primer día del séptimo mes,(4) porque el orden de los meses comienza desde el momento de Pésaj pero no la cuenta del año. El año judío se cuenta desde Rosh Hashaná, siendo el año cero la creación de Adam y Javá, que tuvo lugar en el Sexto Día de la historia de la creación (Génesis 1:26-30), y no desde el comienzo de la creación.
El año judío tiene 12 meses. La Torá no nombra estos meses, sino que se refiere a ellos por números: el primer mes, cuando se celebra Pésaj, es llamado "el primer mes"; el siguiente mes es llamado "el segundo mes", etc. Luego del exilio de Babilonia (alrededor del año 370 AEC), los refugiados que regresaron adoptaron los nombres de los meses babilónicos (los cuales pueden venir del antiguo calendario sumerio), y esos son los nombres que seguimos usando.
De acuerdo con el sabio del siglo XIII, Rav Moshé Najmánides,(5) la Torá cuenta los meses comenzando desde Pésaj para mantener vivo el recuerdo del éxodo y la redención de Egipto. Luego del retorno de los cautivos de Babilonia, los líderes judíos de esa época comenzaron a usar los nombres de los meses babilónicos para preservar también el recuerdo de esa redención.
Los nombres de los 12 meses del calendario judío son:
El calendario judío es un calendario lunar con un ajuste solar. Un mes lunar, basado en el mes sinódico (o ciclo completo de las fases de la Luna vistas desde la Tierra) dura unos 29,5 días, lo que multiplicado por 12 meses equivale sólo a 354 días. Esta cifra es unos 11 días inferior a la del año solar (el tiempo necesario para que la Tierra gire alrededor del Sol), que es de 365,25 días. Sin alguna clase de corrección, cualquier fecha hebrea ocurriría cada año 11 días "antes" en relación con el ciclo solar y las estaciones (que se basan en la posición de la Tierra con respecto al Sol).
La Torá (Deuteronomio 16:1) requiere que Pésaj, que comienza el 15 de nisán, se celebre en la primavera. Para que esto sea posible, se añade un mes adicional siete veces en un periodo de 19 años, o aproximadamente una vez cada tres años. Ese mes que se añade es un segundo adar, y los años bisiestos judíos contienen un adar I y un adar II, llamados adar alef (אדר א) y adar bet (אדר ב). Durante un año bisiesto judío, la fiesta de Purim, que tiene lugar los días 14 y 15 de adar, se celebra en adar bet.
Durante gran parte de la historia, las cortes decidían cuándo agregar un año bisiesto basándose en factores estacionales y observaciones visuales, pero en cierto punto, debido a la persecución romana y al crecimiento de la diáspora, eso ya no pudo sustentarse. En el año 358, el sabio Hilel (a menudo llamado Hilel II para no confundirlo con el erudito del siglo I, Hilel el anciano), creó el sistema del calendario que sigue en uso hasta la actualidad.
Como ya hemos dicho, el mes hebreo es un mes sinódico(6) (el ciclo completo de fases de la luna vistas desde la Tierra), que no debe confundirse con el mes sideral(7) (el tiempo necesario para que la luna vuelva al mismo lugar sobre el fondo de las estrellas). La duración de un mes sinódico es de unos 29,5 días, y para compensar ese medio día extra, los diferentes meses hebreos alternan entre 29 y 30 días.
Inicialmente, el alto tribunal judío, llamado el Sanedrín, declaraba cada mes basándose en el testimonio de testigos oculares. Los testigos declaraban haber visto la primera aparición de la luna nueva, llamada molad (מולד), y el tribunal determinaba, basándose en diversos factores, el comienzo del nuevo mes. Con la disolución del Sanedrín, eso ya no fue posible, por lo que se estableció un sistema fijo de meses y también se fijó un ciclo de años bisiestos (ver más arriba).
El calendario hebreo se considera una clase de calendario metónico. Metón de Atenas fue un astrónomo griego que en el año 432 AEC introdujo el calendario ático o ateniense. El ciclo de Metón es un sistema compuesto por 235 meses sinódicos, lo que supone un periodo de unos 19 años.(8) En el transcurso de esos 19 años, siete de ellos incluyen un año bisiesto. En el sistema judío, esos años bisiestos se producen en los años tercero, sexto, octavo, undécimo, decimocuarto, decimoséptimo y decimonoveno. Estos años bisiestos tienen 13 meses en lugar de los 12 meses de los años normales.
El sistema judío difiere del calendario metónico en varios aspectos, y es posible que se haya desarrollado paralelamente al calendario babilónico. En cualquier caso, el número necesario para esos cálculos se conocía desde hace milenios. De acuerdo con el Talmud,(9) compilado en el siglo V, el mes sinódico tiene 29,5 días más 793/1080 partes de una hora o, en lenguaje moderno, 29,530594 días. Este número no es exclusivo de la tradición judía, aunque llevarlo al sexto decimal es un nivel de precisión inusual.(10)
Cuando Hilel estandarizó el calendario en el año 358, realizó una serie de ajustes (particularmente en lo que respecta a la duración de los meses de Marjeshvan y Kislev) para asegurar que Iom Kipur nunca cayera en domingo ni en viernes, a fin de no afectar negativamente al ayuno ni sus preparativos.
En el pensamiento judío, uno viaja a lo largo del calendario y llega a varias estaciones a lo largo del camino.(11) Ese viaje se repite cada año, pero esas estaciones (que incluyen el Shabat, los días festivos y otros momentos significativos) son las mismas. Cada estación es una oportunidad que sólo está disponible en ese momento. Si estás preparado, cuando llegues a una estación determinada podrás aprovechar esa oportunidad concreta. Si no, la oportunidad pasará de largo. Lo que hagas de ella depende de ti.
Por ejemplo, por eso la Torá llama a Pésaj "el tiempo de nuestra libertad" y a Sucot "el tiempo de nuestra alegría". Esas épocas son oportunidades para centrarse en los conceptos judíos de libertad y alegría. La libertad y la alegría también se pueden trabajar en otros momentos, pero cuando llegas a esas estaciones, están en el aire. Es más fácil trabajar sobre eso, porque es la estación o el momento adecuado.
Esta idea también es válida para otros momentos importantes del calendario judío.
El calendario judío, o hebreo, es un calendario lunar con un ajuste solar. Este ajuste es necesario porque la Torá exige que Pésaj se celebre en la primavera. La Torá da a entender la necesidad de un calendario, que era ajustado periódicamente por el Sanedrín, el tribunal supremo judío. El calendario actual fue establecido en el año 358 por el sabio talmúdico Hilel II. Su sistema se basa en una serie de cálculos complejos, y consta de un ciclo de 19 años con siete años bisiestos que ocurren aproximadamente cada tres años. El calendario fue ajustado para que Iom Kipur nunca caiga en domingo ni en viernes. El calendario judío también tiene una dimensión espiritual, y se considera una herramienta importante para el crecimiento personal.
Esta es una pregunta capciosa. En la Torá, nisán, que suele caer en marzo y/o abril, se llama "el primer mes". Sin embargo, el año se cuenta a partir de Rosh Hashaná, que cae el primer día de tishrei, llamado en la Torá "el séptimo mes.
El calendario judío se considera un calendario metónico, aunque no se basa necesariamente en los cálculos de Metón, y algunos piensan que se desarrolló junto con el calendario babilónico. La Torá es muy específica sobre ciertos aspectos del calendario, como el momento de las festividades, el establecimiento de cada mes y la imposición de la semana (que, a diferencia de los demás aspectos del calendario, es de naturaleza espiritual y no se basa en observaciones astronómicas). El calendario judío actual fue establecido por Hilel II en el año 358, y es un sistema de 19 años que contiene siete años bisiestos a lo largo de ese ciclo.
Notas:
Nuestro newsletter está repleto de ideas interesantes y relevantes sobre historia judía, recetas judías, filosofía, actualidad, festividades y más.