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En cada día de la creación, Dios contempló Su mundo y dijo que éste era “bueno”. En el sexto día, sin embargo, Dios miró Su mundo y afirmó que era “muy bueno”.
Los sabios se preguntaron qué ocurrió el sexto día de la creación para que Dios dijera que era “muy bueno”. La respuesta es que Dios creó la muerte, y la muerte es muy buena.
¿Pero acaso puede ser la “muerte”, según la filosofía judía, la única creación a la cual Dios se refiere como muy buena?
A primera vista, esto puede parecer un concepto extraño, pero al pensarlo mejor tiene mucho sentido. Todos sabemos que si tenemos tres meses para prepararnos para un examen, estudiaremos más durante el último mes, las últimas semanas o al menos los últimos días antes del mismo. ¿Para qué molestarnos tres meses antes si tenemos mucho tiempo más? Sólo cuando el examen se aproxima sentimos repentinamente mucha presión.
La vida es exactamente igual. Si viviéramos para siempre, ¿por qué molestarnos en levantarnos mañana? ¿Para qué adelgazar los 10 kilos de más, ahora? ¡Piérdelos dentro de diez mil años más! Si la vida fuera eterna no tendríamos motivaciones para hacer nada.
El hecho de que tenemos una fecha tope (literalmente) significa que tomamos conciencia de que debemos hacer las cosas. Por supuesto que de todas maneras podemos ignorar esta fecha límite, generalmente hasta que ya es demasiado tarde, pero si nosotros lo permitimos, ésta nos puede ayudar a motivarnos. La razón por la cual tenemos la habilidad de aprovechar cada momento, es sólo porque la vida es corta
La muerte es algo muy bueno, porque sin ella, no valdría la pena vivir la vida.
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