Cocinar y hornear para los soldados en Israel

25/10/2023

8 min de lectura

Un verdadero ejército de civiles provee comida y otras necesidades a los soldados y los civiles israelíes.

En los últimos días, Israel ha movilizado a 360.000 reservistas, pidiéndoles poner sus vidas en la línea para proteger a Israel en la guerra actual. Esta es la mayor convocatoria de reserva en Israel en décadas.

Pero no sólo el ejército se está movilizando en el estado judío: también se ha levantado un verdadero ejército de civiles, ayudando a los soldados israelíes, proveyéndoles comida, suministros y apoyo moral. Hoy, en Israel, de alguna manera parece que todos se dedican a cocinar, hornear y repartir alimentos a los soldados, ayudándolos a suplementar sus raciones frías de combate y brindándoles un poco del tan necesario sabor de hogar. Miles de civiles israelíes también cuentan con la generosidad de sus hermanos: muchos israelíes se vieron obligados a abandonar sus hogares por la guerra y a refugiarse en otras partes del país, apoyándose en sus amigos y vecinos, incluso en completos extraños, para que los ayuden cocinando.

En una serie de entrevistas exclusivas, algunos de estos cocineros amateurs explican por qué están trabajando tan duro, cocinando para ayudar a sus hermanos en un momento de necesidad.

Tova Horowitz: una madre ocupada que prepara el desayuno para cientos de personas

"Yo soy la señora de los huevos", explica con una sonrisa Tova Horowitz. Una madre ocupada que vive en el pequeño pueblo de Mitzpé Ierijó, Tova y sus vecinos recibieron a cantidades de familias que se vieron obligadas a abandonar sus hogares por los incesantes bombardeos de Hamás y Hezbolá. Apenas comenzaron a llegar los primeros refugiados, las mujeres de Mitzpé Ierijó entraron en acción. Comenzaron organizando rotaciones para cocinar y ayudar con "comidas, cuidando a los niños y entreteniéndolos… cualquier cosa que necesiten".

Los beneficiados no son sólo las familias que debieron dejar sus casas. Con todos los hombres de edad de servicio movilizados, también sus familias precisan ayuda.

Como si ayudar a las familias desesperadas no fuera suficiente, las mujeres de Mitzpé Ierijó también se movilizaron para cocinar para los soldados de una base del ejército cercana. "El ejército les da raciones de combate", explica Tova. Siendo la típica ídishe mame, ella agrega: "Queremos asegurarnos de que nuestros soldados tengan cada mañana un desayuno rico en proteínas para comenzar su día". Las mujeres del lugar planearon menús diarios, y Tova y sus vecinas se anotaron para cocinar diferentes partes de las comidas. Tova encontró su nicho: entre tres y cuatro mañanas, ella cocina 120 huevos revueltos para los soldados de la base.

Es un emprendimiento caro. Durante la primera semana, Tova se hizo cargo personalmente de la cuenta de cientos de huevos, además de aceite, especias y el gas para cocinarlos. "Hace un par de días, comenté que esto estaba empezando a ser demasiado", señala. La gente comenzó a hacerle donaciones- Primero sus vecinos, luego un amigo de un amigo en Estados Unidos la ayudó a costear los gastos. Tova rechaza cualquier sugerencia respecto a que lo que está haciendo sea algo extraordinario. "Intentamos participar", dice modestamente, antes de seguir cocinando.

Dave Kaplan y Elliot Auerbacher: haciendo asados por todo Israel

Hace algunos años, Dave Kaplan y Elliot Auerbacher, amigos de la ciudad de Modiin, quisieron hacer algo para el hijo de Dave, que completaba su servicio en el ejército. Ellos compraron parrillas, carne, platos, cubiertos, ensaladas y bebidas, todos los componentes para una gran parrillada, e hicieron un asado en la base de su hijo. Los soldados disfrutaron tanto de la comida que Dave y Elliot decidieron volver a hacerlo. Ellos establecieron una organización que permite a la gente patrocinar asados en bases del ejército.

Con la masiva convocatoria de los servicios de reserva, Dave y Elliot comenzaron a dar un uso más intensivo a sus parrillas. "Antes de la guerra, hacíamos uno o dos asados por semana", explicó Dave. "Ahora hacemos entre siete y diez".

También llegaron muchos voluntarios para satisfacer la demanda. Más de 150 israelíes se unieron para comprar alimentos y otras necesidades, viajar a lejanas bases militares, y preparar asados para bases enteras. "Asamos carne, hamburguesas, salchichas, chorizos… También llevamos guarniciones, postres y bebidas. Llevamos condimentos, parrillas, carbón, pan… todo lo necesario. Nuestro servicio se ha incrementado".

Hasta ahora, Dave y Elliot lograron responder a cada soldado que se puso en contacto con ellos para pedirles un asado. A medida que se pasa la voz, la cantidad de llamadas crece exponencialmente. Una gran cantidad de voluntarios responden a cada pedido dentro de un plazo de una a dos horas. En algunos acasos, el asado es má que una comida divertida: Dave y Elliot se encontraron con unidades que fueron movilizadas y durante las primeras horas en su nueva localización carecían por completo de alimentos. En algunos casos, los asados fueron la primera comida que esos soldados hambrientos recibieron en su nuevo puesto.

"La forma en que esto eleva la moral es impresionante", señala Dave. Los soldados "nos dicen que les elevamos la moral más que cualquier otra cosa que podamos imaginar. Les ofrecemos un asado de la mejor calidad. Cuando lo ven, es como si cambiáramos sus vidas".

Ilan Blumental: un estudiante de ieshivá

Cuando Ilan Blumental, un joven de 18 años de Chicago, viajó a Israel para estudiar un año en una ieshivá después de terminar la escuela secundaria, no imaginó que muy pronto tendría otro trabajo vital: empacar alimentos para los soldados. La ieshivá de Ilan en Jerusalem, Eretz Hatzvi, alienta a sus estudiantes a encontrar un trabajo voluntario para ayudar a Israel ahora que está en guerra. "Es nuestra forma de participar y ayudar con lo que ocurre. De lo contrario nos sentiríamos inútiles en un momento de necesidad como este", explica Ilan.

Ilan y sus compañeros se ofrecieron como voluntarios en una organización de caridad, empacando cajas de alimentos para ser enviadas a las bases del ejército. La organización, Kvutzot Gorema, por lo general envía cajas de comida a familias pobres, pero ahora también está ayudando a los soldados israelíes y precisa toda la ayuda que pueda recibir. "Obviamente, nosotros no podemos servir en el frente. Esto es algo que podemos hacer para sentir que ayudamos al pueblo de Israel".

Shira Katz: repartir 30.000 hogazas de jalá

"Challot4Chayalim (Jalot para los soldados) comenzó hace diez días, y se duplicó en una semana", explica Shira Katz, una ocupada mamá que vive en la ciudad de Modiin. Apenas se anunció la movilización de los reservistas de Israel, Shira supo que quería hacer algo para ayudar. "A mí me encanta hacer jalá. Preparar jalá es fácil… también es algo que dura varios días. Eso también ofrece la oportunidad de decir una brajá (bendición), una parte integral al preparar una gran cantidad de masa para jalot, señala Shira. Recibir una hogaza de jalá casera recién horneada "es como un abrazo del hogar" para los soldados israelíes.

Shira ofreció su casa para que la gente pueda llevar las jalot para ser distribuidas a los soldados el 12 de octubre. También otras ocho personas ofrecieron sus casas en Modiin y Jerusalem como centros de recolección. Para el 19 de octubre, Challot4Chayalim contaba con 17 centros en todo Israel.

No es sencillo. En las últimas semanas las escuelas no tuvieron clases y Hamás y Hezbollá arrojaron miles de misiles a Israel, por lo que hubo sirenas interrumpiendo la vida cotidiana. "Mis hijos no volvieron a la escuela desde Iom Kipur", explica Shira. Pero a pesar del miedo constante a los misiles y la responsabilidad de cuidar a sus hijos en casa, Shira no se detiene. Ella sigue cocinando, horneando y organizando lo que se convirtió en un emprendimiento nacional.

La primera semana de Challot4Chayalim, la gente donó 10.000 hogazas de jalot. Shira decidió duplicar esa cantidad para la semana siguiente, cuando logró recolectar 30.000 hogazas. Repartir la jalá a los soldados es un gran desafío: Shira trabaja con voluntarios para asegurarse que las jalot lleguen a soldados por todo el país.

Neeli Engelhart es una de las voluntarias horneando jalot. "Nosotros preparamos seis jalot", explica la médica de Modiin, insistiendo que hornear esa cantidad de jalot no es tan complicado. "Somos un pequeño engranaje en todo esto, una pequeña pieza en estas enorme iniciativa de jésed (bondad)" que están inundando al estado judío.

La respuesta a Challot4Chalyalim fue abrumadora. "A todo el mundo le encanta. Es muy reconfortante", señala Shira Katz.

Alise Gold: Una turista que no deja de ayudar

Alise Gold estaba pasando unas muy esperadas vacaciones con su familia en Israel cuando comenzó el ataque de Hamás el 7 de octubre. Al protegerse en el refugio antibombas con su esposo y sus hijos, Alise también respondió llamadas de sus alumnas de la academia judía Ida Crown de Chicago, donde enseña Biblia. "Las niñas de Ida Crown querían hacer algo, querían recolectar dinero para Israel, pero no sabían qué hacer con el dinero". Alise les propuso un desafío: si ellas recolectaban el dinero para ayudar a Israel, ella encontraría la forma de que ese dinero sirviera para ayudar al estado judío.

Una vieja amiga que vive en Israel le contó a Alise que estaba llevando comida a un nuevo centro del ejército donde los soldados se reunían antes de ser enviados a sus puestos. Alise de inmediato llevó a sus hijos de compras cerca de Jerusalem, para adquirir los productos que los soldados habían pedido y lo pagó todo con su tarjeta de crédito hasta que sus estudiantes pudieran recolectar ese dinero en casa.

"Compramos mantequilla de maní, latas de atún y barras de proteínas", explicó Alise. Ella y sus hijos compraron productos de tocador, como desodorantes, y provisiones, como linternas. Alise envió los suministros a la base, junto con cartas que sus alumnas le enviaron por correo electrónico y que ella imprimió. Casi de inmediato, una de las estudiantes de Alise recibió un mensaje de un soldado diciéndole cuánto significaban sus esfuerzos para él y para toda su base. (Posteriormente las alumnas de Alise organizaron una venta de pasteles y con el dinero que recaudaron compraron más productos para los soldados).

"Fue agradable sentir que podíamos hacer algo tangible. De inmediato pudimos ver que los productos que compramos estaban siendo utilizados".

Ayudar con alimentos

Cuando Israel está bajo ataque, la comida provee una forma de acercarse y ayudar, tanto a los soldados como a los israelíes que debieron dejar sus hogares. Neeli Englehart, que sigue horneando jalot para los soldados cada semana, señala que "estamos enfrentando la situación con jésed", la palabra hebrea que significa "bondad". "Todos queremos ayudar. Hay gente que ha hecho mucho para lograrlo".

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